Reflexiones de una (madre) hija de su madre.
Shannen Islas
Quintana Roo llega a la 44 Muestra Nacional de Teatro con Masa Madre, vigésimo montaje de la compañía Nunca Merlot Teatro. Una mujer intenta responder a su hijo de veintitantos años algunas preguntas. Para hacerlo se remonta al momento crucial cuando tuvo el privilegio para decidir si ser madre o no. Este viaje nos revela lo que su decisión implicó a nivel corporal, emocional y social.
La propuesta es una simbiosis entre el texto dramático de Daniela Arroio y el testimonio personal de la actriz Abigail Soqui, en donde el eje central es abordar la flexibilidad de la maternidad y habilitar cuestionamientos, reflexiones y sensaciones que se acerquen a la compleja —y no siempre hermosa— realidad de ser madre. La dirección de Angélica Rogel se vale de la danza y la comicidad para tratar el tema desde un lugar amable y ligero que, no obstante, como Soqui lo comparte, a cada uno le pega donde le tiene que tocar.
Resulta necesario destacar el trabajo de Nunca Merlot Teatro que, más allá de sus aportes estéticos, es un referente nacional por su incansable labor en la creación de públicos, lo cual es perceptible en el tratamiento de esta propuesta escénica.
El espacio se compone de un ciclorama en forma de casa de dos aguas al fondo, un sillón, un buró y una cámara con circuito cerrado. No hay variaciones lumínicas, salvo en una escena donde la potencia musical y actoral se refuerza gracias a la luz roja que inunda el escenario.
“Una mamá necesita una tribu que la apoye sin juicios ni críticas, necesita un sistema laboral que no castigue la maternidad; una mamá y un bebé necesitan a una sociedad solidaria y compasiva con la maternidad” Paula, 30 años de edad. Frases como estás aparecieron proyectadas en el ciclorama, lo que provoca más preguntas que respuestas y pone el foco, no sólo en relación con la (M)adre, sino con la (M)ujer, cuestión que planteaba una de las primeras obras en esta MNT: Lola, receta para cocinar una despedida.
Son innegables la pertinencia y el potencial de los cuestionamientos que giran en torno a la obra. Yo no soy madre, pero soy hija de mi madre. Criada no solo por ella sino también por mis dos abuelas, por Violeta mi tía quien no tuvo hijos y aun así nos maternó a mis primos y a mí. Soy hermana/madre de Sofía e hija —no de sangre, pero sí de vínculo— de Nohemí y de Alicia.
A veces me da miedo la maternidad, — la pienso en singular y me asusto—. Prefiero un plural que sea basto para abrazarnos a todas las que de una u otra forma con o sin hijos… somos una masa madre.
Abordar este complejo tema en escena es un privilegio en un país lleno de mujeres que no tienen tiempo para descansar entre el trabajo/crianza. La propuesta de Rogel muestra una maternidad en crisis, sí. Pero en un contexto favorecedor y cómodo. ¿Qué hay de las madres en situación de calle, de aquellas que tienen que parir privadas de su libertad o de esas otras tantas que son madres en contra de su voluntad?
En suma, la obra desafía los estereotipos y muestra una de las tantas perspectivas de lo que es una experiencia universalmente compartida, pero íntimamente vivida. ¡Que el teatro sea flexible, plural, de agitación, pero sobre todo que sea siempre un espacio de múltiples revelaciones!
FICHA TÉCNICA:
Compañía: Nunca Merlot Teatro
Autoría: Daniela Arroio
Dirección: Angélica Rogel
Asistente de dirección: Scarlett Arias
Asistente de producción: Rosana Arjona
Vestuario: Giselle Sandiel
Escenografía e Iluminación: Félix Arroyo
Musicalización: Leonardo Soqui
Dirección multimedia: Andrés Delfín
Asistente técnico audiovisual e iluminación: Edward Chan