LA PRIETTY GUOMAN

Desde pequeña ella supo que era diferente, que estaba viviendo con el cuerpo equivocado, pero que eso no la iba a detener de buscar sus sueños, de ser la Julia Roberts veracruzana, de encontrar el amor con su propio Richard Gere. Muchas canciones, muchos bailes, una mudita de lo más cariñosa en su camino y una vida entera demostrándole al mundo que no tenía nada de qué avergonzarse la hicieron muy feliz en su fantasía… porque el mundo real es muy diferente al que cantaba la mujer bonita.

El mundo trans, la discriminación, la lucha por la igualdad, la ignorancia y los cursis sueños de encontrar al príncipe azul son algunos temas que César Enríquez, una de las voces más poderosas del cabaret contemporáneo, trata con hilarante humor e impactante honestidad y fractura en su más reciente Creación “La Prietty Guoman”. Este poderoso espectáculo consigue hilvanar con presteza todos los elementos que conforman el cabaret – disidencia, política y comedia- al mismo tiempo que provoca que los espectadores le entreguen su corazón a un personaje tanto entrañable como punzocortante. La Prietty es capaz de cantar una comiquísima versión de “Vogue” o de “La Isla Bonita” de Madonna o de denunciar un sistema y a una sociedad que insiste en catalogar a todos los seres humanos dentro de lo que se considera “normal” sin la más mínima piedad.

Tras haber sido insultada por el mocoso ignorante que atiende el puesto de las quesadillas, la siempre provocadora Prietty no sólo lo calla haciendo un pedido inmenso de comida que probablemente la deje sin un quinto para el resto de la quincena, también le demuestra con orgullo que ella no agacha la cara por nadie pues jamás se avergonzará de su naturaleza. Dos de los principales elementos que siempre han caracterizado el trabajo de César Enríquez, ya sea como dramaturgo, director de escena o actor, es la pasión que le imprime a cada proyecto que aborda, así como la profunda inteligencia con que es capaz de divertir al espectador mientras que poco a poco va entretejiendo una dura crítica a un sistema podrido desde las entrañas. En “La Prietty Guoman”, el público pierde la capacidad de respirar por las risas que provocan graciosísimas ocurrencias como la operación Maya, las menciones a Lucero o la Tesorito, o las interminables referencias a qué tan fea es, al tiempo que se va dejando ver el verdadero propósito del creador escénico que es lanzar un grito de rabia contra la interminable ola de violencia y discriminación que existe en este país en contra de todas aquellas personas culpables de sencillamente querer ser auténticas.

Una versión bizarra de Mariah Carey volando por los aires en un intento de complacer al público con una versión comiquísima del Cirque du Soleil, un carnaval que celebra la libertad de ser y de existir, un giro de tuerca que deja el corazón helado y un soundtrack musical que va desde el averno a las más grandes glorias musicales. Música y canto en vivo, un humor cargada de ingenio más que de leperadas y una denuncia tanto política como social, todo esto sobre un escenario casi vacío a excepción de un viejo auto que será reinterpretado y resignificado para el servicio de la historia.

Presentada en el Teatro Manuel Delagado de la ciudad de León, Guanajuato dentro de las actividades de la 38 Muestra Nacional de Teatro y representando a la Ciudad de México dentro de la línea curatorial de cuerpo e identiad, “La Prietty Guoman” es la joya de la corona en la aún muy joven carrera de Enríquez. Esto se debe principalmente al profundo entendimiento que Enríquez tiene del escenario, tanto como director de su propio espectáculo o como el único actor en él, haciendo gala no sólo de su talento sino también de su capacidad de servir como bufón y patiño de sus propios chistes.