LA MORDIDA
Para quienes entienden que la burocracia y la corrupción son pura payasada.
LA MORDIDA
“Vengo por una firma y un sello para mi permiso.”
Lo único que necesita Agapito López para ver su sueño de tener una taquería hecho realidad es un sello y una firma, o una firma y un sello, del departamento de trámites y servicios. Llegó temprano a la oficina de gobierno, pagó el dinero necesario al parquímetro y logró conseguir la ficha número uno de la fila. ¡Nada podría salir mal! Sin embargo, Agapito tendrá que lidiar con burocracia, corrupción, una pirinola que no deja de girar y una pregunta al público que determinará la responsabilidad que todos tenemos en este repugnante juego.
“Vas a ver, con mi firma y mi sello no vas a tener ningún problema.”
La compañía de teatro penitenciario sigue abriendo caminos y explorando nuevos lenguajes escénicos. Tras varios montajes auto-confesionales, donde el tema de la estadía de los actores en la cárcel era siempre el eje de la construcción dramática, en esta ocasión y a lado del director Artús Chávez, la compañía se adentra en el terreno del clown con la obra “La Mordida”. Escrita en conjunto por todos los integrantes, incluyendo a Chávez, esta hilarante puesta en escena se sitúa en una oficina de gobierno donde la corrupción se une con lo absurdo, la lujuria con lo ridículo y el sistema podrido de nuestro país se convierte en un circo de tres pistas.
“Hablo para levantar una queja.”
Un secretario holgazán y miembro de la comunidad LGBTTTIQ, un burócrata en traje plateado y aficionado de las revistas de chismes y un personaje mudo que hace las veces de policía, bolero, masajista y vendedor de tortas son los encargados de hacerle la vida imposible a Agapito. Este trío de caracteres, que de inmediato remiten tanto en personalidades como en estilo de comedia a Los Tres Chiflados, son el eje de “La Mordida”. Combinando lo clown con el vodevil e insertando una fuerte de humor absurdo, esta obra deletita más allá de su anécdota, la cual es en verdad muy pequeña, por la excelsa manera en que una comedia blanca e hilarante es aplicada para hacer un comentario social por demás doloroso y lamentable.
“Lo que usted quiere es dinero, ¿no?”
Lo primero que llama la atención al entrar al foro es la foto de Miguel Ángel Mancera en la basura. Este pequeño detalle es un ejemplo del tono que llevará la puesta. A la hora de firmar y sellar un papel para que un vendedor de golosinas pueda operar en la calle sin que la policía lo moleste, el funcionario realiza toda una coreografía ridícula, casi como si se tratara de una ceremonia religiosa, para poner esos dos elementos que le dan tanto poder sobre el documento. En otro momento, una comiquísima danza de seducción entre un secretario muy lujurioso y un incauto ciudadano al rimto de una canción de José José provoca sendas carcajadas por todas las butacas. La dirección de Artús Chávez en “La Mordida” es un claro ejemplo de cómo cuando un director hace uso de sus fortalezas el resultado siempre será sólido. Con toda un bagaje de carrera y experiencia en el mundo del clown, Chávez aplica todo ese conocimiento al montaje, llevando el humor físico al terreno de lo desaforado y oligofrénico en un ritmo que a momentos alcance el término de frenético. Sin embargo, es en el final, en una confrontación directa con el público, donde la dirección de Chávez brilla con más fuerza. Su manera de plantear un juego de saltar a la cuerda o de jugar disparejo en un intento por llevar a los espectadores al límite es tanto divertido como aterrador, brutal y agridulce, muestra del gran talento que se encierra en toda la puesta en escena.
“Usted no sabe lo difícil que es trabajar en una oficina de gobierno.”
Perico aparece en escena vestido como un maestro yogui dispuesto a darle un buen masaje al Licenciado quien aparece en calcetines disparejos, toalla y nada más. Entre darle una buena friega y un buen agarrón de nalga, el masaje se lleva a cabo sobre el escritorio de la oficina de trámites y servicios. Ambos actores realizan este bizarro masaje con absoluta seriedad. Los montajes de la Compañía de Teatro Penitenciario normalmente han brillado, mas que por la capacidad actoral de los participantes, por su entrega sobre el escenario. Sin embargo, en “La Mordida” el elenco conformado por Ismael Corona, Javier Cruz, Héctor Maldonado y Antonio Hernández brilla de manera sostenida por su buen manejo de la comedia física, del clown, claro resultado de un muy cercano trabajo con el director. La lasciva coquetería que demuestra Hernández, el feroz cinismo que proyecta Cruz, la desesperación en la cara de Corona y toda la gama de personajes que interpreta Maldonado sin decir una sola palabra son el resultado de un compromiso, de un trabajo que se esfuerza por entregar lo mejor sobre el escenario, resultado que se puede medir claramente en el número de carcajadas que surgen desde los asientos del público.
“¿Sí le doy o no le doy?”
Pocas veces ha quedado tan patente que la corrupción la hacemos todos como sucede en “La Mordida”. Una simple pregunta que contiene en su centro el problema cardinal que afecta a México. Tú, yo y cada uno de los mexicanos participamos en un círculo vicioso que pareciera imposible de romper. Con cada peso que cae en manos de la corrupción empobrecemos nuestro país. El día que entendamos que estamos equivocados, que tenemos que escoger al vía más complicada pero legal, entonces quizás podamos dejarnos de payasadas.
DATOS GENERALES
(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)
OBRA: “La Mordida”
DRAMATURGIA: Compañía Teatro Penitenciario y Artús Chávez.
DIRECCIÓN: Artús Chávez.
ACTÚAN: Ismael Corona, Javier Cruz, Héctor Maldonado y Antonio Hernández.
DÓNDE: Espacio Urgente 2 dentro del Foro Shakespeare.
DIRECCIÓN: Zamora 7, Colonia Condesa. A dos cuadras de Metro Chapultepec.
CUÁNDO: Lunes y Martes 20:30 hrs, Sábado 19:00 hrs.
COSTO: $250 entrada general. Boletos en taquilla y ticketmaster.
DURACIÓN: 60 minutos sin intermedio.
DATOS DEL TEATRO: No cuenta con estacionamiento o valet parking.