Para quienes entienden que hacer teatro es magia pura del arte de la ilusión.
LA ILUSIÓN
“¿Es esta la cueva del mago Alcandro?”
El tiempo se ha encargado de ablandar tan frío corazón. Al menos lo suficiente para emprender el muy largo y duro viaje en esperanzas de hallar a aquel capaz de ayudarle a encontrar al hijo que desterrara tanto tiempo atrás. Con cada repicar de la campana, el telón se habrá de levantar y el eterno enamorado, la inocente doncella, la entrometida y el payaso se encargarán de revelar todo aquello que el padre necesita saber, aun cuando no sea totalmente de su agrado. Esto, señoras y señores, niños y niñas, es magia pura y todos han sido invitados a ser parte de ella. No se preocupen, a fin de cuentas, todo es puro teatro.
“Me avergüenza que me vean en un lugar como este, de brujos y encantos.”
Una obra que comienza siendo un pastoral, evoluciona a comedia con tintes de farsa, se mueve lentamente hacia la tragicomedia, culmina en tragedia y se engloba finalmente como comedia, suena como una misión dramatúrgica imposible de lograr exitosamente. Sin embargo, eso es exactamente lo que Pierre Corneille consiguió en 1636 al escribir «L’Ilusion Comique». Considerado como uno de los mejores dramaturgos franceses en la historia, junto con Molière y Racine, Corneille culmina su aprendizaje como escritor al conjuntar todo el universo teatral en un solo texto, que incluso llega a incluir elementos de la Comedia del Arte, estilo muy popular en su época. Una verdadera carta de amor al teatro que convierte a los actores en espectadores, a personajes en actores y al público asistente en los protagonistas de una bellísima carta de amor a las artes escénicas.
“Os mostraré su vida tal y como la vivió.”
La historia de un abogado que se acerca a un hechicero para tratar de hallar a su hijo desterrado, tras sentir los pasos de la muerte rondándolo, es de tal complejidad a nivel dramatúrgico que requiere de una dirección precisa, cuidadosa e imaginativa, que no sólo entienda el texto en todas sus diferentes lecturas, sino que también sepa plasmarlas en el escenario de manera coherente y atractiva para todo público. Mauricio García Lozano, renombrado director tanto de teatro como de ópera, asume de lleno este reto en «La Ilusión» y el resultado es un producto de gran solidez, que entiende el ritmo requerido en cada una de las diferentes vertientes de la historia, que consigue divertir enormemente a cada uno de los espectadores, desde niños hasta personas de la tercera edad, y que goza de la teatralidad necesaria para enfatizar y potencializar cada uno de los cinco actos que conforman la obra.
“Mañana al amanecer morirá el asesino… mi amor… su amor…”
Bajo una carpa, un escenario y una pasarela son parte de la hermosa escenografía a cargo de Jorge Ballina, quien también se encarga de la iluminación, ambas cumpliendo papeles primordiales dentro del juego del teatro dentro del teatro que conforma “La Ilusión”. A esto se suma el vestuario de Mario Marín del Río y el resultado es nada más y nada menos que un teatro que nos lleva y nos regresa de la cueva del hechicero a un mundo donde los nombres cambian pero las caras son las mismas, donde las situaciones varían de la risa al llanto, de la traición al amor en un abrir y cerrar de ojos, y donde un padre aprenderá a amar a su hijo, no importa cual haya sido su destino.
“Es delicioso recordar sin dolor.”
Aun cuando la mayor parte de la acción sucede en el escenario, podría haberme pasado las poco más de dos horas que dura “La Ilusión” viendo al final de la pasarela donde Alonso Íñiguez, Andrés Tena y Héctor Berzunza contemplan la acción como Pridamante, el padre anciano, el hechicero Alcandre y el criado Amanuense, respectivamente. La manera en que mantienen su papel mientras contemplan la acción que se desarrolla en el resto del escenario es tanto hipnótica como hilarante, al reflejar en su gran expresividad facial como corporal todo lo que sucede, cada uno dentro de los cánones de sus propios personajes.
“He renunciado a mis esperanzas en este mundo caníbal.”
El resto del elenco, conformado por Santiago Zenteno, Nora del Cueto, Teresa Ibarra (alternando con Paola Arrioja), Arturo Galicia Lira y Nicolás Mendoza, funcionan deliciosamente como los protagonistas de cuanta escena el hechicero ha decidido mostrar al padre, destacando principalmente la labor actoral de Mendoza como Matamoros, personaje fanfarrón y ridículo producto directo de la Comedia del Arte, quien consigue arrancar risas constantes ante su enorme patetismo o nos lleva a la verdadera conmiseración al declarar que quiere escapar a la luna ya que este mundo le resulta demasiado difícil de manejar. Evidentemente García Lozano trabajó duramente con cada uno de sus actores para conseguir el tono exacto, el ritmo preciso y la complicidad necesaria para convertir “La Ilusión” en una unidad que se sostiene perfectamente en equilibrio, balanceándose entre cada una de las propuestas escritas por Corneille.
“Es abominable la forma en que algunos tratan a sus hijos.”
El teatro es magia pura, es el arte de hacer llorar y de hacer reír, de elevar el alma hasta el infinito o de mostrar los más profundos infiernos que radican en el alma humana, siempre a sabiendas de que todo es una ficción, una mera fantasía dentro de un espacio determinado. Cuando le dije a mi madre que quería estudiar Literatura Dramática y Teatro en la UNAM, y no administración de empresas, que era lo que todos esperaban que hiciera, pude ver en sus ojos la gran tristeza que esto le provocaba, aun cuando de su boca sólo salieran palabras de aliento. A lo largo del tiempo ella no sólo ha aprendido a respetar mi decisión, sino que la apoya y le llena de alegría cada nuevo logro, cada nuevo peldaño que escalo en mi carrera dentro de este maravilloso mundo donde todos los que vivimos en él solo nos alimentamos de ese algo que nos obliga a seguir día con día: ilusión.
Búscanos en Facebook y Foursquare como Entretenia
Twitter: @Entretenia
DATOS GENERALES
(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)
OBRA: “La Ilusión”
DRAMATURGIA: Pierre Corneille
DIRECCIÓN: Mauricio García Lozano
ACTÚAN: Alonso Íñiguez, Arturo Galicia Lira, Santiago Zenteno, Paola Arrioja, Teresa Ibarra, Arturo Galicia Lira, Andrés Tena, Nicolás Mendoza y Héctor Berzunza.
DÓNDE: Foro de las Artes dentro del Centro Nacional de las Artes.
DIRECCIÓN: Río Churubusco 79, esquina Calzada de Tlalpan. Colonia Country Club.
CUÁNDO: Jueves a Sábado 19:00 y Domingo 18:00 hrs.
COSTO: Entrada libre. Boletos en la entrada del teatro.
DURACIÓN: 130 minutos con un intermedio.
DATOS DEL TEATRO: El cupo es únicamente para 70 personas por lo que se recomienda llegar con al menos una hora de anticipación. El CENART cuenta con estacionamiento sin costo.
1 Comentario