JAURÍA
Para quienes quieren enfrentar el horror del feminicidio a través de los ojos de Richard Viqueira.
JAURÍA
“Que no me destruya el pecado, que no me consuma la culpa.”Cinco mujeres han muerto. Mentira. Cinco mujeres han sido violadas, mutiladas, humilladas, aterrorizadas, torturadas y al final, muertas por animales. Corrijo. No fue por animales. Los cinco feminicidios fueron a manos de bestias, de la ralea más baja perteneciente a la raza humana. Cinco mujeres dejaron de respirar por negocio, por locura, por aburrimiento, por salvajismo. Una realidad que se vive en este país todos los días.
El dramaturgo duranguense Mijares Enrique ha visto su obra “Jauría” montada exitosamente en diversas ocasiones a lo largo de toda la República Mexicana, sobre todo en el norte del país, donde la acción de los casos relatados sucede. Las aterradoras historias de como cinco mujeres pierden la vida, son potencializadas por el punto de vista que escoge el autor para narrarnos los hechos, pues son ellos, los asesinos, las bestias, la jauría misma, quien nos relata el porqué de hacerlo e incluso se regodean en darnos lujo de detalle del cómo sucedió. Una obra que, por sí misma, tiene una carga emocional altísima que congela la sangre.
¿Qué sucede cuando uno de los creadores escénicos más polémicos del quehacer teatral del país clava sus dientes en un texto como este? Dos hombres y una mujer en lo que es más una pasarela que un escenario, tres tutus, un guante lleno de orina, desnudos totales e imágenes perturbadoras forman parte de la última visión de Richard Viqueira.
“Quiero verles la cara cuando la encuentren.”Tras presentar su visión del “Rey Lear” en “Carnada” con la Compañía Nacional de Teatro y horrorizarnos con su visión de las relaciones co-dependientes en “Umbilical”, Richard Viqueira cierra el año con su interpretación de la barbarie que se vive en relación al asesinato de mujeres con “Jauría”, un montaje que impacta, asombra y muy probablemente moleste y desagrade a muchísimos asistentes. No creo que el director se disculpe con ellos, eso es exactamente lo que pretende.
El tutú de ballet es probablemente una de las prendas de vestir más simbólicas de los límites a lo que llega lo considerado femenino. Aquí los actores la visten, al igual que la actriz. La mujer es constantemente deshumanizada, para reducirse a un vil objeto de deseo, a través del desnudo integral. Aquí los hombres son los que están desnudos casi todo el tiempo, mientras que la mujer ni siquiera se despoja de su playera. Richard Viqueira toma venganza sobre los que han perpetrado estos crímenes, el género masculino, al volverlo objeto de ridículo y de escrutinio, alterando los cánones comunes del colectivo social.
“Los genitales son más confiables que las huellas digitales.”Lo masculino y lo femenino se han perdido en “Jauría”. Tanto los actores masculinos, el mismo Viqueira y Emmanuel Morales, como la actriz Valentina Garibay, interpretarán roles de ambos sexos en una búsqueda de violentar aún más a los asistentes, quienes ya serán profundamente afectados por las palabras de Mijares Enrique. La imagen de Valentina violando agresivamente a un desnudo Emmanuel, quien se humilla rogando por su vida, es genial en todo su terrible poder.
El montaje de “Jauría” es polémico en definitiva, algo a lo que el director de “El Evangelio Según Clark Kent” y “Monter Truck” está seguramente acostumbrado, y poderoso en la transmisión de su mensaje. Sin embargo, me parece que debería buscar un poco más el equilibrio entre texto y visión escénica. La estética de Viqueira sencillamente a momentos se come el texto de Mijares Enrique, volviéndose la forma más poderosa que el fondo. Como ejemplo de esto menciono un guante que es llenado de orina al inicio de la obra, para ser utilizado como diferentes símbolos a lo largo del recorrido. Esto me parece más un artificio que busca la reacción fácil de un público impresionable que un recurso teatral completamente justificado. Me parece que Viqueira es muchísimo más inteligente que eso, y puede utilizar elementos más poderosos y menos efectistas, que busquen enaltecer la obra y no nada más espantar o shockear.
“Me da mucha hueva el coito post-mortem.”“Jauría” es espeluznante desde concepción. Ahora es desnudada y recreada por la retorcida mente de Richard Viqueira en un montaje que altera la mente, no sólo por desnudos o por orines, sino por la irrealidad de que todas las historias son basadas en hechos reales. No entiendo por qué el hombre mata al hombre. En este caso son mujeres las que mueren, pero sencillamente no entiendo cómo puede una persona tomar un cuchillo y clavarlo en el vientre de alguien más por el simple placer de poder hacerlo. Somos animales por nacimiento, pero cada uno de nosotros elegimos nuestro camino. Nos podemos convertir en seres humanos o en bestias salvajes. Elijo la primera.
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