JARDÍN
El fin del mundo es un cuerpo inerte que flota en una pantalla.
JARDÍN
El público de Jardín transita entre dos miradas. Por un lado, se halla un escenario verde limón como los que se utilizan en el cine, mejor conocidos como Green Screen. Aquí se encuentra un cuerpo cubierto completamente en ropa invernal, incluyendo una gruesa chamarra roja que le cubre completamente la cara. Este humano inmóvil es interpretado por Alejandro Mendicuti, quien apenas si respira durante toda la experiencia. A su lado se encuentra Karen García quien representa un ente vestido de pies a cabeza por un traje igualmente verde para mimetizarse con su entorno por completo. El ente toma el cuerpo de pies y brazos, lo carga, lo pone sobre su tronco, lo rueda, hace de él lo que guste, pues no hay la más mínima respuesta.
Por el otro lado, a un costado y a lo alto del escenario se encuentra una pantalla donde se está proyectando lo que el diseñador de iluminación y video Jerry Salas filma en tiempo real. Lo único que se puede ver es el cuerpo y una sombra negra que lo acaricia, lo mueve, lo lleva de lado a lado, a momentos presente, en otros invisible. Música que transita entre lo electrónico y lo percusivo suena por todo el espacio entremezclada con sonidos que remiten al océano, a una selva, o una tormenta de nieve. En algunos momentos se escuchan noticieros en distintos idiomas aludiendo a una invasión extraterrestre, con sonidos de naves espaciales incluidos. Estos estímulos auditivos, junto con los movimientos de un cuerpo carente de vida, están diseñados para estimular la imaginación del espectador en diseñar en sus mentes ambientes distópicos donde el porvenir de un ser humano muerto se encuentra a la deriva.
Los movimientos son precisos, lentos en su ir y venir, cada ambiente sonoro de unos cuantos minutos de duración inspirando diferentes situaciones a las que está siendo sujeto el cuerpo. Más que una obra de teatro con narrativa, Jardín, bajo la dirección de Natasha Barhedia, se encuentra dentro del espacio asociado al performance. El espectador forma parte integral de la experiencia haciendo uso de sus propios referentes. Mientras que un asistente pueda encontrar fascinante como un cuerpo flota en el mar, subiendo y bajando con las olas, rueda al caer por la ladera de la montaña, o flota hacia las alturas al ser abducido por alienígenas, otro podría no haber entrado en la convención interpretativa y simplemente enfocarse en el juego de multimedia. Cabe aclarar que las situaciones arriba descritas son las que yo cree en mi mente, no son necesariamente las que están sucediendo en escena, pues todo está abierto a la interpretación. Jardín es lúdica para quienes se dejen llevar por los estímulos sensoriales, compleja e incluso ilegible para una mente un tanto más cínica.
Más allá de la puesta en escena y video, Jardín resulta destacable gracias al trabajo de Alejandro Mandicuti y Karen García sobre el escenario. Ya sea convirtiéndose por espacio de 45 minutos en peso muerto o manipulando con pericia al cuerpo con una precisa contención corporal, ambos artistas se entregan de lleno a la propuesta para inspirar los diferentes ambientes, dependiendo de la manera en que se deja caer hacia atrás la cabeza del cuerpo, se suelta del regazo hacia el suelo para colapsarse, o se le pasa la mano por el pecho para crear imágenes tétricas en pantalla.
Jardín, del estado de Jalisco se presentó en la Caja Negra del Colegio Americano los días domingo 13 y lunes 14 de noviembre dentro de la 42 Muestra Nacional de Teatro en la ciudad de Torreón Coahuila.
DATOS GENERALES
(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)
OBRA: Jardín
DRAMATURGIA: Creación Colectiva
DIRECCIÓN: Natasha Barhedia
PERFORMANCE: Alejandro Mandicuti y Karen García.
DÓNDE: Caja Negra del Colegio Americano
DURACIÓN: 45 minutos sin intermedio.