Un cadete, muy bien acicalado con corbatita que parece apretarle el cogote y una colita de caballo reluciente, junto con su general entra marchando de manera ridícula para colocar la bandera de su pelotón anunciando su llegada. Momentos después, y con el mismo paso redoblado, el cadete acomoda el ligeramente desordenado escritorio de su mandatario, intrepidez que él cree que le hará merecer una medalla. En este cuartel militar, para la desgracia de este dueto, no hay con quien combatir por ahora y las cosas están muy tranquilas. Esperen, la nueva llamada del comandante indica que se aproxima una batalla campal. Ahora sólo falta conseguir a un ingenuo que quiera servir como carne de cañón para adentrarse en la fiesta de las balas; por suerte, este par de locos ya está buscando a alguien como tú para que cumpla su deber con la nación.

El colectivo La Piara Teatro, conformado por Artús Chávez, Fernando Córdova y Madeleine Sierra, y con la colaboración de Seth Bockley y Devon de Mayo nos trae «Guerra», un show que se encarga de satirizar burlescamente a la milicia desde distintos y absurdos ángulos risibles. El espectáculo, con suma creatividad y maestría en el arte de ridiculizar, trata la composición jerárquica que sustenta al ejército, los motivos por los que se lucha, así como las consecuencias que trastornan a los soldados de primera división. La violencia está simbolizada y construida con tal maestría irónica que lo terrible de ella en la guerra se vuelve un objeto claramente jocoso para el público, quien entra en una apoteosis de risas, no sólo por los personajes hilarantes y los chistes, sino por la burla hacia el sistema marcial, el cual es desacralizado totalmente.

La dirección de Seth Bockley y Devon de Mayo, en conjunto con La Piara, crea un montaje escénico que visual y sonoramente resulta muy agradable a partir de la creación de atmósferas llenas de contrastes, momentos de silencio incómodamente graciosos y giros inesperados. Dichos recursos se acoplan bellamente a los diversos momentos que van transformando la situación en el cuartel, la cual gradualmente se va intensificando hasta llegar a un punto de máxima locura y a un cierre estruendoso. En escena los símbolos se distinguen bien, sobre todo cuando el escenario se está desbordando de violencia y los avioncitos de papel bombardean al público mientras retumba «O Fortuna» de los cantos goliardos «Carmina Burana». También son muy significativas las otras representaciones musicales, entre ellas la francocanadiense «Alouette, Gentille Allouette», utilizada como himno para elevar la moral y lavarle el cerebro a la tropa, ya sea para desplumar o destripar al contrincante.