FIRDUS, EL PARAÍSO
Para quienes gustan de la danza contemporánea de propuesta.
FIRDUS, EL PARAÍSO
Nacer y morir, la búsqueda de la felicidad y el impulso asesino hacia la destrucción. Guerra, suicidio, dolor, reencarnación y paz. En todas y cada una de las culturas que el hombre ha creado durante su caminar por este planeta, siempre incluye un lugar, un espacio más allá del terrenal, al que se aspira llegar y encontrar ahí un resquicio donde por fin pueda respirar y conciliar el sueño eterno que sólo se puede conseguir con la verdadera paz de haber terminado bien el camino. No todos accederán a él, pues no todos lo merecen. Llámenlo Nirvana, Es-Salam, Paraíso o Firdaus, el ser humano, con todos sus vicios, odios, envidias, ambiciones y rencores no lo merece.
Inspirados en el trabajo del artista francés Christian Boltansky, basado en encontrar la ausencia, la infancia, la cotidianidad o la pérdida de la idenitdad, la compañía de danza contemporánea Inside the Body Performing Arts crea su más reciente espectáculo, “Firdus, el Paraiso”, bajo la visión y dirección de Aladino R. Blanca.
Un cuerpo colgando de cuerdas en el fondo del escenario, nacimientos en capullos plásticos para reconocer la sangre que emana de todos nosotros y que se derrama día a día sobre cuerpos que dejan la inocencia demasiado rápido, batallas coreográficas que hipnotizan, armas de fuego acabando con todos, nacer y renacer para simplemente volver a morir. Estas son tan sólo algunas de las imágenes que se nos ofrecen durante los sesenta minutos que dura el espectáculo dancístico en búsqueda de provocar reacciones viscerales en el público asistente.
Nunca he sido seguidor de la danza contemporánea. Yo confieso que en un noventa por ciento de los casos, sencillamente no le entiendo. Cuando recibí la invitación para reseñar “Firdus, el Paraíso”, yo esperaba un espectáculo que, aún cuando fuera en su naturaleza más dancístico, tendría su buena dosis de elementos teatrales. Ciertamente el performance que presencié, por más que quieran llamarle teatral, es un trabajo de danza y, dentro de ese contexto, puedo decir que lo disfruté mucho.
El primer impacto que uno recibe es por el oído con la música del grupo mexicano Jesus on Dope. Un híbrido auditivo que llamaré rock jazzístico, porque eso fue lo que a mí me pareció, nos adentra en los horrores de esta búsqueda por el paraíso en una musicalización hipnótica y agresiva,reflejando lo que sucede en escena.
La escenificación de diferentes planos de la existencia y el morir humano se consiguen, además de con la danza, a partir de usos sumamente interesantes de elementos tan básicos como una simple vara de madera, un saco lleno de pétalos de rosas, un plástico que llega a cubrir todo el escenario, hasta un trapo chorreando sangre o hilos que convertirán a los bailarines en marionetas del destino.
Los bailarines a cargo de llevar la visión de Aladino a la escena logran momentos duros y hermosos para el espectador. La precisión de sus movimientos está cargada de toda una serie de emociones que se transmiten al público a medida que la agresividad de su búsqueda futil continúa. Coreografías que crean cuadros escénicos terribles se combinan con poesía visual en manos de este grupo de artistas, quienes ciertamente, logran imprimir una buena dosis de dramatismo al espectáculo.
Esta es una reseña de un testigo, no de un experto. Las opiniones e interpretaciones que doy a lo que vi son mías y de nadie más. El arte es interpretativo y yo me he limitado a compartir mi visión de lo que viví. Les puedo decir que en ningún momento me aburrí, me cansé o desvié mi mirada del escenario. Créanme que para alguien que nunca ha disfrutado de la danza contemporánea, esto es ya muchísimo. Para aquellos que disfrutan este arte, estoy seguro que encontrarán en “Firdus, el Paraíso” una manufactura artística de calidad mundial.
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