FOTOGRAFÍAS: RICARDO CASTILLO CUEVAS (@RiAlCastillo)
EXTRAÑOS EN UN TREN
Para quienes quieren ver una película de Hitchcock en el escenario.
EXTRAÑOS EN UN TREN
“¿Quieres escuchar mi teoría sobre el crimen perfecto?”
El clima, deportes, trabajo, familia o incluso política. ¿De qué pueden hablar dos extraños que se cruzan en un tren? Tal vez la plática pudiera tomar tonos más personales hasta llegar a discutir sobre las personas que odian o les estorban en sus vidas. La vida sería tanto más fácil si se lograra desaparecer a una esposa que no quiere conceder un divorcio o a un padre castrante. Tal vez se pueda llegar a un acuerdo entre los dos, aun cuando uno de ellos no esté consciente de este “pacto siniestro”.
“Puedes confiar en mí, soy un extraño.”
Creando una muy interesante mezcla entre la novela de Patricia Highsmith y la película de Alfred Hitchcock, “Extraños en un Tren” fue adaptada tanto para radio como para el escenario por Craig Warner, quien adquiriera los derechos para ello desde 1995. El dramaturgo toma lo mejor de ambos mundos para crear una historia mucho más intensa y perversa que sin duda deja a los espectadores en una extraña mezcla de fascinación y tensión que rara vez se consigue de manera efectiva en un teatro.
“Esta noche voy a estar contigo, dentro de tu cabeza.”
La conceptualización teatral a cargo del director Manuel González Gil logra transportarnos, no necesariamente a la época de la película, sino a la película misma. El diseño de iluminación, el vestuario, la música, todos los elementos en “Extraños en un Tren” están pensados para que por un momento nos olvidemos de que estamos ante un escenario con actores vivos y nos transportemos a esa cinta en blanco y negro. Rara vez una adaptación a teatro de una película funciona, especialmente si estamos hablando de una thriller lleno de ambientes diferentes. “Extraños en un Tren” lo logra sorprendentemente bien, no sólo manteniendo mi absoluta atención, queriendo saber qué pasará, sino también transportándome a otra época.
“No hay crimen, por horrible que sea, que no sea capaz de cometer.”
El primer crédito lo lleva Luis Roberto Guzmán como el perverso Carlos Bruno. Yo confieso que en un principio no me sentí muy sorprendido con el trabajo que estaba realizando, sobre todo por el uso de una cierta inflexión en su voz que me resultaba un poco cansada. Sin embargo, a medida que la obra avanzó, y en especial durante el segundo acto, Luis Roberto se alza como una figura monstruosa y desquiciada que me dejó boquiabierto. Sin duda el mejor trabajo teatral que le he visto. Héctor Kotsifakis, interpretando a su contraparte, el atormentado Paul Heines, es sencillamente fenomenal, posesionándose del papel, hasta sus últimas consecuencias. Heines recorre un camino que va de la incomodidad hasta la desesperación, pasando por el desmoronamiento, el terror y la desesperación a medida que es víctima de las acciones de Carlos Bruno. Kotsifakis logra transmitir cada una de estas emociones, y sus transiciones, de manera contundente. Una de las mejores actuaciones que he visto este año, sin duda.
El resto del elenco es fuerte y da el necesario apoyo para que Luis Roberto Guzmán y Héctor Kotsifakis hagan de las suyas. Sin embargo, es necesario resaltar el trabajo de Anabel Ferreira como Elsa, la madre de Carlos Bruno. La relación entre madre e hijo es perversamente enferma desde la génesis de la novela misma, sin embargo, en manos de Ferreira, quien alterna funciones con Sylvia Pasquel, la madre cobra una dimensión que me resultaba repugnante y deliciosa al mismo tiempo. La escena final de ella, sosteniendo el libro de Platón en sus manos me resultó escalofriante. No les puedo contar más, tendrían que verla.
“Estas involucrado, ¡cumple tu parte!”
Al día siguiente de ver la obra de teatro, me senté en mi casa para ver la película de Hitchcock. Les puedo decir con toda honestidad que disfrute muchísimo más la escena que la pantalla. La adaptación teatral me parece más poderosa en cuanto a la historia, enfatizando los aspectos homo-eróticos de los personajes, la relación enfermiza de la madre o la naturaleza de la relación que tienen Paul Heines con su prometida Ana. Asimismo, el diseño visual de la obra logra fortalecer la tensión que se busca conseguir en este thriller. Pero sobre todo el éxito de “Extraños en un Tren” radica en las actuaciones de todo el elenco, quienes transmiten todo el horror de la pesadilla que desencadena Carlos Bruno con su teoría del crimen perfecto.
Más de cien obras vistas en seis meses desde que empecé a escribir en Entretenia. “Extraños en un Tren” es la última obra que vi en 2013, el 30 de Diciembre para ser exactos, y considero que cerré mi año con broche de oro. Espero grandes cosas de 2014, entre ellas, las siguientes producciones de Sergio Gabriel, responsable de este gran logro. ¡Feliz año!
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DATOS GENERALES
(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)
