EN CASA EN EL ZOO
Para quienes quieren conocer la versión extendida de una de las obras maestras de Edward Albee.
EN CASA EN EL ZOO
“¿Te molesta si platicamos?”
Lo único que Peter quería era leer en paz. No importa que fuera el manuscrito más aburrido en la historia en la comodidad de su hogar o una interesante pieza de literatura en la banca del parque donde siempre se sienta, Peter sólo deseaba tener un momento para sí mismo y disfrutar un momento de lectura. Iluso hombre emasculado que lleva viendo como su masculinidad se ha ido perdiendo poco a poco durante años, esta tarde se enterará de lo que sucedió en el zoológico y esa revelación manchará sus manos de la sangre que provoca la falta de conexión humana.
“Tú y yo nos odiamos mutuamente de vez en cuando.”
Considerada como una pieza muy importante dentro de Teatro del Absurdo, Edward Albee, uno de los dramaturgos norteamericanos más importantes de nuestra época, escribió su ópera prima “La Historia del Zoológico” en 1958 explorando temas sumamente complejos como la soledad, el aislamiento, la ausencia de comunicación y la deshumanización en el contexto de un encuentro aparentemente casual entre Peter y Jerry en una banca de Central Park en Nueva York. Sin embargo, debido a una necesidad del autor de explorar mucho más a fondo los antecedentes de Peter, a quien Albee se refería como meramente un medio personaje, en el 2004 escribe la antesala de su propia obra dando como resultado “En Casa en el Zoo” donde se añade un primer acto a la pieza original.
“Es conmigo con quien presiento que no soy feliz.”
Ann, la esposa de Peter, platica con toda naturalidad sobre el deseo que a veces ha tenido de cortarse sus propios senos para así evitar el cáncer, en una conversación donde el propio Peter se ve obligado a aceptar sus propias carencias, ya sea en la falta de un perro, o en la imposibilidad de ser el animal que tanto desea su mujer que sea en la cama. Este perturbador preludio, que perfectamente podría encajar como una de las tantas peleas entre George y Martha en “¿Quién Teme a Virginia Woolf?” del mismo Albee, consigue dar una profunda y reveladora nueva interpretación al fatídico encuentro que tendrá Peter en el segundo acto con Jerry, un sociópata que es capaz de envenenar a un perro con quien ha entablado la relación más importante de su vida. El absurdo se une a lo patético en un magistral encuentro entre dos Albees, el joven y el maduro, ambos expertos en el arte de crear tensión dramática a partir de una aparente nada que deja en evidencia el nivel de patetismo al que es capaz de rebajarse el ser humano en su aparente civilidad.
“Los animales son indiferentes conmigo, como la gente.”
Una sala de estar en una casa de clase media alta acomodada se convierte con toda facilidad en Central Park para permitir que los dos mundos creados por Albee con más de cuarenta años de diferencia coexistan sobre el mismo escenario con toda naturalidad. Una paleta de colores otoñales, verde, café y amarillo, enmarca la escena de “En Casa en el Zoo”, reflejo del paso inevitable que cada uno de los personajes lleva hacia su propia destrucción. Bajo este marco es que el director Víctor Weinstock realiza un montaje que brilla por su precisión y evidente entendimiento del trabajo del dramaturgo. Mientras que en el primer acto la disfunción de un matrimonio, elemento característico en la dramaturgia de Albee, se ve reflejada bajo el manto de la buena convivencia donde una plática trivial que incluye a un plato de espinacas escalfadas poco a poco se deforma en una vorágine de confesiones aterradoras, en el segundo acto la calma y quietud de Central Park es el escaparate para enterarnos de boca del infame Jerry qué fue lo que ocurrió con sus padres, con su casera, con una travesti de dientes podridos y cejas depiladas, con el perro a quien tanto ama y odia y, por supuesto, lo que pasó en el zoológico. Ambos actos son manejados por Weinstock con una precisión rítmica admirable, consiguiendo que escenas de enorme complejidad intelectual sean recibidas con agrado y buena forma, sobre toda también al meticuloso manejo tonal que el director maneja.
“Creo que mi circuncisión está cediendo.”
Es evidente que el mayor atractivo para el público de “En Casa en el Zoo” se encuentra en el elenco conformado por los hermanos Odiseo y Bruno Bichir e Itari Marta como Peter, Jerry y Ann respectivamente. En su manejo de la contención emocional mientras escucha atentamente a su esposa o a un desconocido, en su manera de reaccionar ante cada ataque que recibe por ambas partes, en su proyección de sentimientos de agravio, furia o desesperación, con cada gesto y cada movimiento Odiseo Bichir muestra toda su capacidad sobre el escenario ofreciendo un Peter redondo y verdadero en todo su patetismo, clara muestra de su talento y enorme compromiso con el proyecto. La elección de Bruno Bichir para encarnar al psicótico Jerry resulta casi obvia dado el estilo de actuación característico del actor. Una sobre exageración de manierismos corporales, la forma de jugar con los altibajos de su voz, técnica que se ha convertido practicamente en una rúbrica para él, una ir y venir casi histérico por todo el escenario, todo esto forma parte del Jerry que Bruno interpreta, de una manera adecuada, aunque no novedosa, que se vería sumamente beneficiada por una mayor exploración de matices en el personaje para que pueda ir en crescendo de manera más paulatina y no tan acelerada. Finalmente, el trabajo de Itari Marta como Ann, un ama de casa empoderada que raya casi en la monstruosidad, es admirable a nivel formal de trazo, ritmo e intenciones, aun cuando se necesita una mayor internalización de las emociones que experimenta esta mujer a la hora de ir revelando sus necesidades y carencias a su esposo para que la actuación salga menos de la mente y mucho más de las vísceras. De esta manera cuando Ann dice que es feliz mientras que su lenguaje corporal dice todo lo contrario, el mensaje sea recibido en todo su patetismo y no meramente como información cerebral.
“Si no puedes tratar con gente, tienes que empezar en algún lado.”
Mi relación de amor con Edward Albee es profunda y absoluta, siendo “Tres Mujeres Altas” y “¿Quién Teme a Virginia Woolf?” obras clave en mi formación teatral y personal. Siempre es un placer ver el trabajo de este gran dramaturgo en escena, más cuando es un montaje hecho con la calidad y profesionalismo que merecen sus palabras. Igual que Jerry, todos buscamos una conexión emocional no importa si es con un perro, con una cucaracha, una baraja pornográfica o donde sea. MI conexión más profunda siempre ha sido con el teatro, con sus mensajes y enseñanzas, con las risas y las lágrimas que me provoca, con su sabiduría y aterrante reflejo de la realidad. Gracias a trabajos como el que se presenta en Foro Shakespeare es que yo me mantengo lejos del zoológico, de algún día tener que buscar a Peter en Central Park.
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DATOS GENERALES
(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)
OBRA: “En Casa en el Zoo”
DRAMATURGIA: Edward Albee
TRADUCCIÓN Y DIRECCIÓN: Víctor Weinstock
ACTUAN: Odiseo Bichir, Itari Marta y Bruno Bichir.
DÓNDE: Foro Shakespeare.
DIRECCIÓN: Zamora 7, Colonia Condesa. A dos cuadras de Metro Chapultepec.
CUÁNDO: Viernes 20:30, Sábado 20:00 y Domingo 18:00 hrs.
COSTO: $350 entrada general. Boletos en taquilla y ticketmaster.
DURACIÓN: 100 minutos sin intermedio.
DATOS DEL TEATRO: No cuenta con estacionamiento o valet parking.