El hogar de Familia Coyote

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Karla Sarmiento

Un arrullo acompaña a un grupo de luciérnagas creadas con iluminación. Nana aparece en escena y quiere atrapar a una de ellas. La compañía de teatro La Butaca Roja Colectivo Teatral de Veracruz presenta el montaje Familia Coyote, con dramaturgia de Pamela Ruiz Arias y dirección de Diana Anaid Vásquez, en el marco de la 44 MNT, con interpretación en Lengua de Señas Mexicana.

Familia Coyote nos presenta a Iker, un niño de ocho años que vive con Nana, su abuela. En algún momento llega Olvido, un ser acromático y dinámico, que insiste en comenzar el gran viaje, tan esperado por Iker, bajo la luz de la luna. El montaje entreteje diversos lenguajes: teatro de títeres, sombra y máscara, con la presencia en escena de Adrián Acosta Granados, Víctor Manuel Robles y Rubén Reyes Gama en la manipulación de títeres y sombra, además de Iris Ladrón de Guevara, quien interpreta a Nana con técnica de máscara.

Los elementos escenográficos son una ventana y una silla para identificar la casa, los que no presentan ningún cambio durante el desarrollo de la obra, aun cuando los personajes anuncian haber comenzado su viaje y estar en el desierto. En este tenor, el trazo es sesgado: se aprecia a los personajes siempre en los mismos lugares, lo que resulta en una limitación y falta de equilibrio en las propuestas espaciotemporales, a pesar del intento de apoyarse en los cambios de iluminación.

Iker es carismático y entrañable. Dos de los actores manipulan a este títere de piso. Su rostro ilustra la cara de un niño de grandes ojos. La corporalidad está construida por telas, lo que genera animación, es decir que Iker tiene alma. Por momentos, esta cualidad se pierde por el desempeño de los actores, lo que seguramente se corregirá con la práctica, pues han dado muy pocas funciones hasta el momento, según lo que ellxs mismxs han comentado

El resto de los títeres de piso y el mismo Olvido, un títere híbrido, se quedan en una manipulación limpia, pero sin personalidad. Al ser un montaje que se acerca a la niñez y a las jóvenes audiencias, el indagar de la imaginación y el juego que realizan podrían energizarse más, ya que el ritmo tiende a caer. Aunque la personalidad de Iker y su deseo de aprender a cambiar de piel potencian varios momentos y conmueven al espectador, sobre todo al notar su desesperación de no poder hacerlo mientras su abuela olvida cada vez más cómo enseñarle.

Iris Ladrón de Guevara propone con su energía, gesto corporal y uso de la voz una representación precisa para ver en ella a Nana. Sin embargo, la ejecución de la técnica de media máscara se desdibuja cuando pierde la triangulación que implica compartir sorpresa y mirada hacia el público, un requisito de esta técnica.

Iker y Nana logran provocar en las y los espectadores ternura y empatía, pues son personajes que, dentro de sus complejidades, se transforman de principio a fin. Cada vez que aúllan connotan el nahualismo de la Familia Coyote. Para Nana e Iker sus nahuales son necesarios porque significan acompañamiento, seguridad, un estado profundo de transformación y resiliencia. La pluma de Pamela Ruiz Arias propone metáforas para hablar de temas complejos con las jóvenes audiencias.

¡Tiene que aprender a convertirse en Coyote!, sentencia Nana a Olvido como última petición antes de que él se la lleve, porque es Olvido la representación de la ausencia de la vida, así como de la memoria de Nana, ya sea por su condición etaria o de salud. Familia Coyote nombra de manera sensible el Alzheimer, una enfermedad que no solo afecta a quien lo padece, sino también a las personas a su alrededor.

Es justo Iker, quien está a lado de su abuela, la representación de niñeces que enfrentan diversas situaciones, desde convivir con el duelo, ser sus propias cuidadoras y de otros, hasta tener que desarraigarse de su origen para habitar la diáspora humana —muchas veces sin cuidado ni compañía— en una constante transformación de su identidad.

Iker forma parte de la niñez resiliente, esa que tiene que dejar su piel de niña/niño/niñe para buscar a su nahual, que lo protegerá bajo la luz de la luna. La poética de Familia Coyote radica en la construcción de un hogar seguro, con atisbos de esperanza para que el público pueda reconocer las realidades de muchas familias, sobre todo aquellas con infancias a las que muchas veces su manada no espera del otro lado y quedan convertidas en coyotes solitarios.

Ficha técnica:

Autoría: Pamela Ruiz Arias

Dirección: Diana Anaid Vásquez

Con Iris Ladrón de Guevara, Adrián Granados, Víctor M. Robles y Rubén Reyes Gama

Dirección de títeres: Rubén Reyes Gama

Producción: David Ike

Asistencia en producción: Solmarena Sanchez Vázquez

Diseño de cartel y escenografía: Sergio Cupido

Diseño y realización de vestuario: Angie Eguía

Musicalización: Omar Tiznado

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