EL EFECTO DEL AMOR
Para quienes desean explorar la delgada línea entre el amor, la depresión y la dopamina.
EL EFECTO DEL AMOR
“Primera dosis: 25 miligramos.”
Connie y Tristán se conocieron el primer día del experimento, jamás imaginando que semejante par pudiera desarrollar algún tipo de atracción el uno por el otro. Los doctores a cargo de la investigación tienen un pasado en común, sentimientos que no se han logrado superar en muchos años, hecho que pudiera orillar al precipicio a uno de ellos. Los cuatro son víctimas de sustancias químicas en sus cerebros que están alterando su capacidad de llevar una vida equilibrada. En un metro cuadrado de un manicomio abandonado y entre las inmaculadas paredes blancas de un hospital, una agridulce historia de amor se está creando entre ratas de laboratorio que no terminan de entender lo que sucede.
“Estar consciente de tus limitantes no significa que las puedas evitar.”
Brindar con muestras de orina, celulares clandestinos, palabras de colores que podrían tener significados en el subconsciente y una tintorería ficticia que encierra el secreto detrás de la autoestima. “El Efecto del Amor” de la dramaturga inglesa Lucy Prebble pareciera ser, en un principio, una ligera y divertida exploración hacia los efectos químico-neuronales que provocan el enamoramiento. Sin embargo, a medida que la trama se desenvuelve con suma inteligencia y humor, se revela una profundidad mucho más oscura y dura, una que se adentra en el terreno de la depresión y la capacidad humana para autodestruirse, al mismo tiempo que su premisa original se complejiza.
“¿Crees que me gustas sólo porque estoy drogado?”
Tristán y Connie reportan sus síntomas a la doctora encargada de monitorear la investigación. Ambos reportan exactamente las mismas sensaciones: el corazón a punto de salirse del pecho, cierto malestar estomacal, lucidez aumentada, temblores, insomnio. Connie lo menciona como si se tratara de un verdadero infierno, Tristán como si se encontrar en el paraíso. La complejidad con que los personajes se desarrollan dentro de “El Efecto del Amor” abre líneas de discusión por demás fascinantes. La línea entre lo imaginario y lo real, la capacidad de manipular los sentimientos humanos y la inhabilidad para superar el dolor son tan sólo la punta del iceberg en una narrativa que se adentra en los terrenos de la memoria, la ambición desmedida y el colapso total de un objeto de estudio sin olvidar en ningún momento el factor de entretenimiento. Prebble alcanza un equilibrio entre los múltiples vértices de su obra, entre sus cuatro protagonistas, que atrapa de inmediato y no suelta hasta llegar hasta las últimas consecuencias.
“En cualquier estudio hay alguien que está tomando un placebo.”
Desde el punto de vista del escritorio, la cámara toma a los sujetos de estudio mientras toman sus medicamentos; más adelante, las tomas son desde arriba, para mostrar a Tristán y a Connie deambulando de un lado a otro del hospital mientras lidian con sus emociones. Cuando ambos se encuentran en un manicomio abandonado, una luz morada los ilumina mientras que se escucha una tenue música de piano, a medida que exploran entre ellos los efectos de la dopamina que los médicos les están administrando. La filmación que el director Joe Rendón realiza en “El Efecto del Amor” respeta las raíces teatrales del material original, al mismo tiempo que aprovecha el lenguaje cinematográfico para poder crear intimidad y explorar a mayor profundidad las dimensiones tanto de los personajes como de la narrativa. De tal manera, y apoyado por el trabajo de Daniel Blanco en la dirección de fotografía, Geo Martínez en la dirección de arte, Franco Medina-Mora en la musicalización y de Estela Fagoaga en vestuario, el director de “Cinema 35” crea secuencias sin grandes cortes o tomas complejas para permitir que sea el lenguaje y la actoralidad lo que predomine y tome el frente de la escena, para después jugar libremente con la cámara y con ciertos efectos visuales, como el difuminar ciertas partes de las tomas para intensificar lo irreal de las situaciones, para que su propia visión se fortalezca. El resultado es una armónica fusión entre el cine y el teatro, que demuestra que estos medios son compatibles a la perfección cuando se sabe hablar con fluidez en ambas lenguas.
“Yo a veces pienso que ya me morí y que no le avisaron a mi cuerpo.”
Connie explota cuando la doctora le menciona que, debido a su irresponsabilidad, podría dejar de participar en el experimento y, por ende, dejar de ver a Tristán de inmediato. Su desesperación, rabia y angustia se entremezclan mientras negocia con una mujer que pareciera perfectamente apacible, cuando en verdad su mundo se está derrumbando por dentro. Bajo los aparentes efectos de la droga que está tomando, Tristán tiene reacciones violentas en contra del objeto de su afecto, hecho que sorprende tras haberse mostrado siempre como una persona divertida, relajada y sin mayores complicaciones en su vida. La capacidad actoral que demuestra cada uno de los integrantes del elenco de “El Efecto del Amor” es testimonio de un claro entendimiento de los propósitos del texto, de una exitosa interpretación netamente teatral frente a las cámaras, y de un balance entre lo cómico y la ruptura sin caer en lo exacerbado del melodrama. Iliana Fox, Gisselle Kuri, Daniel Tovar y Daniel Martínez imprimen verdad a sus personajes, los dotan de emociones que provienen de la entraña, pero siempre conteniendo el sentimiento para dosificarlo de la manera precisa para que cuando explota, lo haga con toda su fortaleza. Es con este elemento que la amalgama entre texto, dirección y actuación se completa exitosamente y lleva el montaje al terreno de lo doloroso y exquisito.
“¿Sigo siendo yo?”
El teatro ha tenido que evolucionar a raíz de la pandemia que, aún en 2021, no cesa. “El Efecto del Amor” es uno de los mejores ejemplos de teatro digital que he tenido la fortuna de presenciar, ahora en una de las plataformas de streaming más importantes para la escena, Teatrix. Es momento de ampliar los horizontes y entender que el teatro en pantalla es una realidad que no podemos negar, muy al contrario, debemos de abrazar con todas nuestras fuerzas. En un encierro obligado por un virus letal, quizás es la escena virtual la que nos puede alejar de la depresión y recordarnos que no hay fuerza mayor que aquella que provoca el amor.
DATOS GENERALES
(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)
OBRA: “El Efecto del Amor”
DRAMATURGIA: Lucy Prebble
TRADUCCIÓN: Miguel Santa Rita, Joe Rendón y Daniel Tovar.
DIRECCIÓN: Joe Rendón
ACTÚAN: Iliana Fox, Gisselle Kuri, Daniel Tovar y Daniel Martínez.
CUÁNDO: Del 29 al 31 de Enero a través de www.Teatrix.com
COSTO: $150-$250. Boletos en www.Teatrix.com
DURACIÓN: 120 minutos sin intermedio.