EL COJO DE INISHMAAN

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Para quienes desean conocer a los nada políticamente correctos habitantes de una muy aislada isla irlandesa.

EL COJO DE INISHMAAN

Por Juan Carlos Araujo (@jcaraujob)
Fotografías: Ricardo Castillo Cuevas (RiAlCastillo)

“Irlanda no puede ser un lugar tan malo si los gringos vienen a hacer sus películas a Irlanda.”

Aventar una Biblia al mar o un pleito entre un ganso y un gato parecían ser las noticias más importantes. Claro que todo eso palideció en cuanto los habitantes de Inishmaan se enteraron de que en la población vecina unos gringos estaban filmando una película de Hollywood. Para uno de los pobladores de la isla, lugar donde ver vacas pareciera mejor opción que pasar tiempo con los demás, esta podría ser una oportunidad de oro para alejarse de todos aquellos que han dedicado gran parte de su limitado ingenio en insultarle por sus limitantes físicas. Los huevos están volando por todos lados, el saco lleno de piedras es cada vez más pesado, y la más oscura de la podredumbre humana se encuentra en cada esquina.

“¿Te amarías a ti mismo si no fueras tú?”

El multipremiado dramaturgo y cineasta británico-irlandés Martin McDonagh, reconocido en Ciudad de México por recientes montajes de sus obras The Pillowman y La Reina de Belleza de Leenane, explora la crueldad y violencia del ser humano cuando el tedio, la excesiva cercanía y el aislamiento se conjuntan en su obra de 1996 “El Cojo de Inishmaan”. Tomando como excusa un evento extraordinario en la muy ordinaria vida de un grupo de habitantes de la isla irlandesa de Inishmaan, el autor desarrolla una muy negra y ácida comedia alrededor de un abanico de disfuncionalidades en sus personajes, y de lanzar críticas hacia aspectos tan variados y delicados en la sociedad como la religión, el abuso sexual, el alcoholismo, y la mentira.




“No me debería de reír de ti, pero me voy a reír.”

Johnny Pateenmike llena el vacío de su vida pretendiendo ser el reportero de la isla, cuando en realidad es un chismoso hambreado de morbo y deseoso de ver muerta a su madre; Hellen McCormick lanza huevos por doquier en un desesperado intento de canalizar toda su rabia; Babbybobby Bennety pareciera ser el ser más sensible de la isla, sobre todo tras la muerte de su esposa por tuberculosis, pero guarda una enorme capacidad para la violencia, más si se encuentra engañado. Entre toda una plétora de majaderías, burlarse de las discapacidades de Billy Claven, el cojo titular de la obra, y estar buscando alguna manera de llenar los vacíos de sus existencias, incluso hablando con piedras, los nueve personajes que habitan el universo de “El Cojo de Inishmaan”, así como las circunstancias y secretos que los rodean, van más allá de una punzante crítica a la sociedad irlandesa que McDonagh lanza. Gracias a un sentido del humor por demás políticamente incorrecto, uno que provoca constantes risas nerviosas entre un publico que entiende que de lo que se ríe no es en lo más mínimo gracioso, la obra abre cuestionamientos que rebasa fronteras, se convierte universal dado que el hombre en una parte muy oscura de su naturaleza es mezquino, egoísta y encuentra deleite en la miseria de los demás, sentimiento que los alemanes describen a la perfección con la palabra Schadenfreude.

“No sé si vayan a dejar entrar a los lisiados al cielo.”

Bartley McCormick, hermano de Hellen y considerado como el tonto del pueblo, se presenta casi como un fantasma pelirrojo dada la palidez de su maquillaje; el vestuario que portan la mayoría de los personajes portan elementos verdes, un evidente recordatorio al color que representa a Irlanda, aun cuando el poblado es enteramente gris; la manera en que hablan y mueven algunos de los personajes, encabezados por Johnny Pateenmike, convierte a los habitantes de Inishmaan más en caricaturas de corte satírico que en seres humanos. La dirección de Fernando Bonilla sobre “El Cojo de Inishmaan” se aleja del marcado realismo con que históricamente la obra se ha montado en diferentes partes del mundo. En lugar de ello, Bonilla entremezcla elementos de la farsa, la sátira y hasta el clown, para volver a los personajes en seres aún más grotescos de lo que ya establece la dramaturgia. Estéticamente, esto se logra de manera clara gracias al trabajo de diseño de vestuario de Jerildy Bosch y el diseño de maquillaje y peinado de Maricela Estrada, elementos que se contrastan con la precisa escenografía e iluminación de Sergio Villegas, quien recrea el frío y gris universo donde sucede la obra.




“Tengo que ser violenta para que la gente no se quiera aprovechar.”

Por un lado, Billy Claven habla y se mueve con el peso de su miseria, sus emociones más asentadas en la honestidad; por el otro Johnny Pateenmike pareciera estar actuando en una ópera wagneriana donde la exageración en todo lo que habla y expresa es una demanda para que se le vea a él y nadie más que a él. Mientras que Hellen y Bartley McCormick operan desde la farsa, en la que los gritos y la exageración son la regla, el doctro Mcsherry y Babybobby Bennett se presentan en un drama más asentado. Eileen Osbourne, una de las tías de el cojo, pareciera transitar entre uno y otro estilo, dependiendo de con quién habla. A nivel tonal, la propuesta de Fernando Bonilla en “El Cojo de Inishmaan” no es uniforme en el terreno de la actoralidad. Mientras que David Juan Olguín Almela, Juan Carlos Beyer y Aldo Escalante crean personajes más cercanos al realismo, su trabajo choca con el que realizan Gabriela Murray, Meraqui Pradis, Demetrio Bonilla, Tina French y Sofía Álvarez quienes presentan personajes más en línea con la propuesta visual de crear una sátira. Esta ausencia de coherencia tonal afecta tanto el ritmo del montaje, mismo que se aletarga a momentos, así como la comedia inherente en la dramaturgia, la cual a momento se diluye más en favor de la majadería que del ingenio de McDonagh. Por su parte, Sergio Zurita, en el personaje de Pateenmike lleva la propuesta fársica a un extremo tal que es un género separado de todos los demás, decisión que pareciera estar enfocada más en su lucimiento personal que en el buen flujo de la obra.

“La verdad siempre es menos dolorosa de lo que va a ser.”

“El Cojo de Inishmaan” de Martin McDonagh, bajo la dirección de Fernando Bonilla, y con las actuaciones de David Juan Olguín Almela, Sofía Álvarez, Gabriela Murray, Sergio Zurita, Meraqui Pradis, Demetrio Bonilla, Tina French, Juan Carlos Beyer y Aldo Escalante, se presenta de jueves a sábado en el Teatro Rafael Solana hasta el 4 de Noviembre de 2023. Cuenta con el apoyo del estímulo fiscal Efiartes.

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DATOS GENERALES

(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)

OBRA: El Cojo de Inishmaan

DRAMATURGIA: Martin McDonagh

DIRECCIÓN: Fernando Bonilla

ELENCO: David Juan Olguín Almela, Sofía Álvarez, Gabriela Murray, Sergio Zurita, Meraqui Pradis, Demetrio Bonilla, Tina French, Juan Carlos Beyer y Aldo Escalante.

DÓNDE: Teatro Rafael Solana.

DIRECCIÓN: Miguel Ángel de Quevedo 686, Colonia Cuadrante de San Francisco, Coyoacán.

CUÁNDO: Jueves y Viernes 20:30, Sábado 18:00 horas. Hasta el 4 de Noviembre 2023.

COSTO: $500. Disponibles en taquilla y Boletos para El Cojo de Inishmaan | Detalle de fechas para Obras de teatro | Ticketmaster MX

DURACIÓN: 140 minutos con un intermedio.

DATOS DEL TEATRO: Cuenta con valet parking.

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Licenciado en Literatura Dramática y Teatro con experiencia de más de veinte años en crítica teatral. Miembro de la Muestra Crítica de la Muestra Nacional de Teatro y Miembro de la Agrupación de Críticos y Periodistas de México.

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