COORDENADAS SUTILES
Para quienes desean atestiguar el cierre de heridas en una actriz con una historia de 300 años de tradición teatral.
COORDENADAS SUTILES
“No es adrede… mi neurosis.”
En la inmensidad del Teatro de la Ciudad, una actriz se prepara para la tercera llamada. Un ritual que incluye el acomodo de páginas en el suelo, chasquidos de la boca y un movimiento de cabeza, oculta una historia de parálisis, vergüenza, orfandad y la búsqueda de paz con un destino escénico que pareciera ineludible. La única espectadora entra al escenario y toma su asiento. La función comienza y generaciones de mujeres de una sola familia tomarán posesión de Sophie para darle vida a un ritual sagrado: hacer teatro.
“Vengo de un linaje de actrices muy curioso.”
Sophie, una mujer aquejada por serios trastornos neuronales y encumbrada por el peso de una tradición familiar, se paralizó durante una función de teatro y sencillamente ya no pudo actuar más. Eso la llevó a huir de México hacia Paris al mismo tiempo que la obligó a emprender un recorrido interno en busca de respuestas a las miles de preguntas que aquejaban su mente y así poder reconciliar su historia con su presente. “Coordenadas Sutiles”, escrito y dirigido por Diego del Río, joven creador detrás de montajes exitosos como Buenas Personas, El Zoológico de Cristal y Seminar, es un monólogo que explora la manera en que una multiplicidad de elementos a lo largo de la vida, familia, profesión, educación, religión, etc., pueden influenciar el camino de una persona. Habiendo sido inspirado por la misma actriz que interpreta la obra, Sophie Alexander-Katz, el texto de Del Río desdibuja la línea que separa la realidad de la ficción en un acto confesional íntimo, casi invasivo por quienes lo atestiguan, pero que es gratamente compartido por el personaje como la culminación de un trayecto para vencer a los monstruos que habitan tanto en su mente como en su cerebro.
“La idea de la vida se me había hecho insoportable.”
La soledad que existe en el alma de Sophie se refleja en el inmenso vacío de un Teatro de la Ciudad habitado por una sola actriz y una espectadora, clara referencia a la nueva realidad que aqueja al arte dramático. Al mismo tiempo, esta decisión de escenificación enfatiza la intimidad de la comunión en que ambas mujeres participan. La escenificación de “Coordenadas Sutiles”, también a cargo de Diego del Río, es elegante en su economía de recursos. Un par de sillas, dos mesas y una laptop de donde la actriz manipula la música que se usa en escena son parte de los mínimos elementos en escena. A partir de esta decisión es que se centra toda la atención en la actriz, en Sophie Alexander-Katz, en su gestualidad y en sus matices, todo esto capturado a seis cámaras bajo la dirección de fotografía de José Stempa y apoyado por la iluminación de Félix Arroyo. De tal manera, con cada nuevo personaje que Katz presenta se crea un nuevo punto de vista, a medida que la narrativa se desarrolla, las tomas se abren o se cierran para enfatizar intimidad, soledad, esperanza u orfandad. La puesta en escena, grabada para plataformas digitales, consigue capturar la gran teatralidad detrás de toda la propuesta.
“¿Quién es Sophie la actriz si dejó de actuar?”
Con cara lavada, en un tono mesurado, libre de grandes aspavientos, y ataviada en negro, Sophie habla con la única espectadora con soltura y calma. Comparte su historia, el cómo nunca había comido tacos de niña, de una bizarra experiencia en el hospital Español con unos gitanos, de su experiencia en un montaje del Rey Lear o de su vida en Francia tras su derrumbe. Con un simple cambio de vestuario, un tocado en el cabello, Sophie es ahora su abuela, una anciana judía que confiesa su incapacidad de ser buena madre, de su verdadero amor por el teatro, de cómo el cáncer le impidió estrenar el montaje de Shakespeare que la hubiera convertido en leyenda. Un ligero cambio de acento y de postura y ahora Sophie es su madre, la mujer francesa que hubiera dado lo que fuera por que su hija no siguiera los pasos de tantas mujeres antes que ella. Ya sea compartiendo imágenes de su cerebro o leyendo una confesión en carta de su abuela, Sophie Alexander-Katz entrega un trabajo honesto, profundo y sencillamente conmovedor en el primer monólogo de su muy exitosa carrera. “Coordenadas Sutiles” despliega la capacidad de Alexander-Katz quien se fractura, expone su fragilidad como mujer y su fortaleza como actriz, siempre manteniendo un medio tono sin el menor ápice de exacerbación emocional que podría conducir al melodrama. Es de tal sinceridad la personificación que el espectador no puede evitar el preguntarse si en verdad lo que está atestiguando es un acto de ficción o una verdadera pieza de docudrama.
“Cuando te pierdas, encuéntrate en las mujeres de nuestra familia y encuéntranos en el teatro.”
Sophie, Mar, Shoshana, Gabriela, Ruth, Hannah, nombres de mujeres que a lo largo de más de 300 años han mantenido viva la tradición del teatro, pero también han transmitido un gen con el potencial de desquiciar las neuronas. Familia es destino se ha dicho muchas veces, pero es cierto que en estas épocas uno es capaz de tomar las riendas de su propia existencia, liberarse de las cadenas del pasado, para empezar a forjar un nuevo camino. Sophie en “Coordenadas Sutiles” lo entendió, el teatro también lo ha hecho, dejando atrás modelos de producción propios para la expectación presencial, evolucionando hacia un nuevo lenguaje que cada vez es más sólido y dramático en su esencia.
DATOS GENERALES
(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)
OBRA: “Coordenadas Sutiles”
DRAMATURGIA Y DIRECCIÓN: Diego del Río
ACTÚA: Sophie Alexander-Katz
ESPECTADORA: Fabiola Villalpando
CUÁNDO: Del 4 al 7 de febrero a través de www.Teatrix.com
COSTO: $99. Boletos en www.Teatrix.com
DURACIÓN: 80 minutos.