Para quienes quieren ver una comedia de humor negro contada desde el punto de vista de un zombie.
CON Z DE ZOMBIE
Por Juan Carlos Araujo
Fotografías: Ricardo Castillo Cuevas (@RiAlCastillo)
“Sí, soy un jodido zombie.”
Randy sencillamente ya no es el mismo. Desde aquel fatídico día no puede dormir, la comida no le sabe igual, le cuesta trabajo comunicarse con los demás, incluso ya no reconoce su cara cuando se mira al espejo. ¿Acaso tendrá todo esto que ver con el hecho de que se ha convertido en un zombie? En un rincón del mundo, alejado y aislado de tanto humanos como muertos vivientes, Randy ha encontrado un poco de paz, un lugar para meditar, descansar y hasta bailar con esos discos antiguos que tanto disfruta. Si tan sólo tuviera un poco de compañía todo sería perfecto. Claro que en el momento en que alguien llega, el olor de su piel, de su su sangre, le abre un apetito voraz que le hace olvidar lo poco de humano que le queda para entregarse de lleno al monstruo en que se ha convertido.
“Caminar, comer, cagar: ese es el ciclo del zombie.”
Los mundos del cine y el teatro hallan un punto de encuentro en la mente del dramaturgo y cineasta Pedro Valencia, quien claramente ha tomado inspiración para escribir su comedia negra “Con Z de Zombie” tanto de la estética encontrada en películas japonesas, como del formato comúnmente presente en el cine de Quentin Tarantino. Mientras que el monólogo inicial de Randy nos recuerda las largas y entretenidas peroratas presentes en películas como “Pulp Fiction” o “Perros de Reserva”, la relación entre el joven Pumocu y su tío/mentor/sensei Mauro, dos sobrevivientes al apocalipsis zombie que ha azotado al mundo, nos remite directamente a los personajes de la novia y Pai Mei en “Kill Bill”.
“Encontrarse con alguien que piensa es extraño.”
Posiblemente el mayor acierto de “Con Z de Zombie” a nivel dramatúrgico radica en la manera en que Pedro Valencia mezcla un muy ácido y atinado sentido del humor con pequeños guiños al espectador a través de constantes referencias sociales o políticas, equiparando a las grandes cadenas televisivas, mandatarios públicos u organizaciones criminales dedicadas al narcotráfico con estos muertos vivientes sedientos de sangre y buscando devorar el cerebro de cuanta persona se cruce en su camino. Sin propiamente hacer una denuncia o un llamado a la justicia, Valencia critica todo aquello que enajena y embrutece a nuestra sociedad con gran ingenio y sin mayor afán que el de divertir mucho a su público.
“Sólo utilizarás el soplamocos de la muerte cuando no te quede salida.”
La propuesta visual en “Con Z de Zombie” a cargo del director Joan Alexis Robles Toledo es de igual importancia que el texto de Valencia para conseguir un montaje efectivo. La utilización de máscaras, diseñadas por el mismo director e inspiradas en la estética del comic, son una decisión arriesgada pero acertada ya que aun cuando restan expresividad facial a los actores en escena, consiguen una atmósfera de irrealidad fársica que intensifica la comedia y el aura cinematográfica que se busca imprimir a la escena. De igual manera y con similar efectividad, la utilización de proyecciones sobre tres pantallas al fondo del escenario amplía el espectro visual, lo que convierte a una obra de teatro en una película, en una historieta o en un gran homenaje a ambas. Robles Toledo entiende muy bien lo que quiere conseguir a nivel visual en el escenario, lo cual lo lleva a descuidar el ritmo y tono a momentos, sobre todo durante el monólogo inicial de Randy, dispersando la atención de los espectadores. Sin embargo, el cuidado que se le ha puesto a todo el diseño estético en vestuario, iluminación, proyecciones, utilería, etc., consiguen un espectáculo de gran valía, sobre todo para un público joven que entiende de comics, películas de cierto género y, por qué no, de Arjona.
“Hasta el cerdo más moribundo da pelea.”
Actuar detrás de una máscara que cubre más de la mitad de la cara requiere de un gran esfuerzo a nivel vocal y de expresividad corporal para resultar efectiva. Los tres actores a cargo de “Con Z de Zombie”, Teté Espinoza, Rodrigo Hidalgo y Jesús Rosas, consiguen resultados realmente admirables, incluso llegando a imprimir expresividad a tres máscaras impasibles, gracias a una destacada labor con sus cuerpos y voces. Rodrigo Hidalgo, quien podría engrandecer su personaje con un mejor sentido de la variedad en el hablar, es comprometido y muy simpático en su papel de Randy el zombie, haciendo gala de toda una corporalidad que exuda gran expresividad. Igualmente Teté Espinoza, quien no pronuncia una sola palabra en todo el montaje, hace gala de un dominio total de su cuerpo, demostrando que no necesita del habla para proyectar todas las emociones encontradas que el joven Pumocu puede llegar a sentir. Sin embargo, es Jesús Rosas, como el tío Mauro, quien verdaderamente se roba los aplausos, arrancando el mayor número de carcajadas y aplausos con una interpretación muy bien lograda de un mentor psicópata a quien la guerra ha afectado profundamente.
“Al igual que las cucarachas que pisotean y se levantan, así me levanté.”
La fascinación por los vampiros dentro de la cultura pop ha decaído, dando paso a una nueva moda: los zombies. Series de televisión como “The Walking Dead” y películas como “Mi Novio es un Zombie” son claros ejemplos de esta nueva tendencia. El teatro no es sordo a todo aquello que obsesiona y embrutece al mundo, y ahora, gracias a la creatividad de los integrantes de la compañía teatral xalapeña Colectivo Sinetiketa, los muertos vivientes han llegado a los escenarios de esta gran ciudad. Acérquense a ellos, dejen que les devoren el cerebro y los hagan reír. Si no son ellos, la televisión, los políticos, Arjona, la marihuana o algún otro embrutecedor se encargará de acabar con ustedes.
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DATOS GENERALES
(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)
OBRA: “Con Z de Zombie”
DRAMATURGIA: Pedro Valencia
DIRECCIÓN Y ADAPTACIÓN: Joan Alexis Robles Toledo
ACTÚAN: Teté Espinoza, Rodrigo Hidalgo y Jesús Rosas.
DÓNDE: Teatro La Capilla
DIRECCIÓN: Madrid 13, Colonia Del Carmen Coyoacán, casi esquina con Centenario.
CUÁNDO: Viernes 17:00 hrs.
COSTO: $150 entrada general, $100 estudiantes, maestros e INAPAM.
DURACIÓN: 75 minutos sin intermedio.
DATOS DEL TEATRO: La Capilla tiene una extensa cartelera toda la semana. Les recomiendo revisar las demás opciones que ofrece. No cuenta con valet parking o estacionamiento.