Para quienes quieren emprender un camino por los recuerdos que llevan a la paz.
CHARLOTTE Y LA LÍNEA DEL TIEMPO
Por Juan Carlos Araujo
Fotografías: Ricardo Castillo Cuevas (@RiAlCastillo)
“La forma más clara de entender el tiempo es viéndolo.”
El timbre suena. Son los invitados que ya llegaron para la fiesta. Todo está saliendo de acuerdo a lo calculado salvo por un ligerísimo detalle. La gente se presenta, toma asiento en alguna silla del departamento y comienza a platicar entre sí, en espera de Charlotte. Alberto puede sentir cómo su corazón palpita a toda velocidad ante esta situación inesperada ya que constantemente olvida que cuando se trata de lidiar con los demás, el caos es la regla. Una moneda no para de girar. La razón por la que todos están reunidos se ha encerrado en la recámara y Alberto no para de analizar diferentes resoluciones a tan complejo problema. No hay alternativa, es hora de sacar el estambre, los post-its y los recuerdos guardados en lo más profundo de un baúl. Es hora de superar el pasado y alcanzar la paz, cueste lo que cueste, no importa las consecuencias.
“Yo te digo una fecha y tú me dices lo primero que recuerdas.”
El Movimiento de Teatro Íntimo para Departamentos creado por Xavier Villanova toma un refrescante nuevo giro de belleza agridulce con la adición a su repertorio del melodrama “Charlotte y la Línea del Tiempo” del nuevo y muy talentoso dramaturgo y director Jonathan Huesca, a quien recientemente aplaudí con fervor en “Fragmentos” (crítica en
www.entretenia.com). Tras darse cuenta de que ha olvidado el aniversario luctuoso de su padre, Charlotte entra en una profunda crisis que lleva a su pareja, Alberto, a crear una línea del tiempo para ella en un esfuerzo por entender a nivel científico las razones de tal olvido. El resultado de este aparentemente inofensivo experimento es un viaje hacia los recuerdos de Charlotte e inevitablemente hacia los de uno mismo, en un recorrido que posiblemente nublará la vista de muchos, algunos con un pequeño resquebrajo en su corazón, la mayoría con una tierna sonrisa en la boca.
“En los detalles vamos a encontrar la razón de tu olvido.”
Una de las características presente dentro de la dramaturgia de Huesca es su habilidad para llevar de la mano al espectador exactamente hacia donde él lo desea, para poder mover las fibras más sensibles dentro de cada uno. “Charlotte y la Línea del Tiempo” lo hace maravillosamente a partir de una serie de caricias en el alma, un inevitable recorrido por los recuerdos y una muy buena dosis de humor. La construcción precisa de dos personajes complejos en caminos emocionales diametralmente opuestos, uno hacia la paz y otro hacia el máximo sacrificio posible por amor, conducen al espectador a que éste se dé permiso de encariñarse casi de inmediato con el muy neurótico Alberto a la vez que acompaña a Charlotte en su viaje por el tiempo. Diálogos cargados de verdad y honestidad, un buen entendimiento del cómo funciona la mente humana, una dosis de ciencia y otra parte de ingenio y simpatía hacen de “Charlotte y la Línea del Tiempo” un montaje entrañable enmarcado por un reloj de pulsera, una colección de discos y una casetera que encierra un hermoso mensaje de adiós.
“Yo también estoy roto como tú.”
La dirección que el mismo Huesca aporta a su obra es acertada, sobre todo a partir de una representación visual de la forma en que funcionan las mentes de ambos personajes. Aprovechando y maximizando el espacio disponible del departamento o casa que se está invadiendo, Huesca recrea el interior del cerebro de Alberto a partir de ángulos y líneas esparcidas por todo el lugar con la misma destreza con la que lo va llenando de los contenidos de un viejo baúl que guarda preciadas memorias de la vida de Charlotte. Esta concepción espacial para “Charlotte y la Línea del Tiempo” se une a un ritmo bien logrado y a un preciso manejo del tono melodramático inherente en el texto para dar como resultado un producto sólido lleno de emotividad y sentimiento.
“No sólo olvidé una fecha, olvidé su cara.”
El camino que cada uno de los personajes recorre a lo largo de los sesenta minutos que dura “Charlotte y la Línea del Tiempo” debe ser plasmado en escena con absoluto compromiso actoral, desde un lugar emocional honesto, para conseguir el efecto total deseado desde la dramaturgia y dirección. El amor que Alberto siente por Charlotte, su proceso mental analítico y científico, así como todas las consecuencias emocionales que conlleva la enorme confesión que realiza a la mitad de la obra deben ser llevadas a cabo por Víctor Galván con la misma fuerza con la que Montsé Simó debe mostrar en Charlotte su fragilidad inicial y su recorrido a través de dulces y amargos recuerdos de su padre si es que ha de conseguir la tan anhelada paz mental. Ambos actores muestran su talento y capacidad, así como una fuerte promesa de los niveles que alcanzará la obra a medida que se siga madurando y creciendo dentro de ella.
”Ojalá yo también tuviera una caja con las cosas de mi padre.”
“Charlotte y la Línea del Tiempo” es una prueba más de cómo el Movimiento de Teatro Íntimo para Departamentos ha dejado de ser una moda pasajera para convertirse en una forma válida de expresión artística y teatral dentro de la cartelera citadina actual. Así como uno puede ser testigo de cómo dos hermanas son capaces de amarse y destruirse a lo largo de una sesión con su terapeuta, de cómo dos mujeres pueden amar y odiar al mismo hombre que las ha engañado o se puede ser jurado en uno de los juicios más importantes de la mitología griega, ahora los seguidores de esta alternativa teatral podrán soltar una lágrima a medida que recuerdan la forma en que el adiós ha llegado a sus vidas.
“Ahora puedo soltar.”
Mi padre murió hace veintiocho años… creo. Sé que fue en julio pero ya no sé ni el año ni el día exactos. Ya no recuerdo su voz, a veces no es fácil traer su cara a mi memoria, pero recuerdo perfectamente la manera en que los domingos en la mañana solía saltar en mi cama para llenarme de besos mientras declaraba que era la hora del amor, su horrenda camisa hawaiana con la que le gustaba cocinar en el jardín y la felicidad con la que me llevaba al teatro desde muy chiquito. Recuerdo también lo devastadora que fue su muerte repentina para cada uno de los miembros de esta familia, lo difícil que ha sido recuperarnos desde su partida. Nunca lo he olvidado, siempre lo llevo a mi lado, pero ya no es una carga o un lastre que arrastro como un peso sobro mis hombros. Mi papá es mi guía, mi fuerza espiritual, mi compañero invisible que me acaricia cuando hago bien las cosas y así es como siempre vive en mi corazón.
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DATOS GENERALES
(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)
OBRA: “Charlotte y la Línea del Tiempo”
DRAMATURGIA Y DIRECCIÓN: Jonathan Huesca
ACTÚAN: Montsé Simó y Víctor Galván
DÓNDE: La función sucede en un departamento diferente cada semana.
DIRECCIÓN: Para asistir se puede reservar por 3 vías diferentes:
– Twitter: @movteatro
CUÁNDO: Sábado 19:00 hrs.
COSTO: Cooperación voluntaria sugerida de $150.
DURACIÓN: 60 minutos sin intermedio.
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