CARICIAS

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Para quienes desean enfrentar la fractura emocional que impera actualmente en las relaciones humanas.

CARICIAS

Por Juan Carlos Araujo (@jcaraujob)
Fotografías: Ricardo Castillo Cuevas (RiAlCastillo)

 

“Es como si ya no tuviéramos nada que decirnos.”

Un matrimonio que ha dejado de comunicarse con palabras encuentra en la violencia una mejor alternativa; dos mujeres en un asilo encentran en un baile una alternativa de vida; un padre comparte la bañera con su hijo mientras que la familia se resquebraja desde la raíz. Once historias, a muy poca distancia entre ellas, todas concatenadas por la soledad, la violencia, el silencio, todo aquello que se quisiera decir y que no pueden pronunciar. Un simple contacto físico de afecto podría salvarlos a todos, ninguno de ellos lo recibirá.

“Tú te comes un flan, yo me como un yogurt… no pasa nada.”

Una hija se reencuentra con su padre en la cocina. Lo que podría haber sido una ocasión gozosa demasiado pronto se descompone en una serie de reclamos y rencores. En otro departamento, en otro momento, el padre tiene una cita con su muy joven amante, uno con quien se enfrenta en el reflejo de su más reciente regalo. Acabado el encuentro, el muchacho regresará a su casa donde se enfrentará a su muy demandante y asfixiante madre. La desconexión que impera hoy en día en las relaciones humanas, de la naturaleza que sea, es retratado en toda su amplitud por el dramaturgo catalán Sergi Belbel en su obra “Caricias”. A través de once historias, cada una de ellas protagonizada por dos personajes únicamente, Belbel muestra a familiares y a desconocidos, amantes y parejas, padres, hijos o vecinos, todos ellos siendo victimas del mismo mal que aqueja a tanta y tanta gente inmersa en la vorágine metropolitana: la desconexión emocional.




“La guerra más cruel es entre mujeres.”

Un matrimonio regresa de la compra de víveres. De momento, el esposo comenta la falta de comunicación que percibe entre ellos como pareja, como si quisiera entablar una honesta conversación al respecto, esperando darle solución. Lo que en verdad sucede es sencillamente aterrador. Esta primera escena con la que arranca “Caricias” es muestra de la capacidad sintética narrativa del dramaturgo, quien consigue en menos de cinco minutos crear un patético retrato de una relación disfuncional, por decir lo menos, una que atrapa al espectador de inmediato por su fuerza. No todas las historias que el autor hilvana son igual de poderosas, algunas por su excesiva longitud, otras por el lenguaje usado, o por caer en lugares comunes o predecibles. No obstante, el global de la pretensión de Belbel, una que crea este retrato grotesco de la incapacidad emocional humana en el ámbito urbano, es conseguido con creces, alcanzando un cierre emocional capaz de conmover al mismo tiempo que forza la reflexión en el espectador.

“Las desgracias no son producto de la casualidad.”

Al fondo de un profundo escenario se encuentra una tina donde un puberto se baña mientras sostiene una plática poco apropiada con su padre. En la siguiente escena, ahora en una estación de tren ubicada en el centro del teatro, el hombre desnudo discute con su amante sobre el olor de su sexo y los problemas que eso le provoca. La confrontación que sucede a esto, en una cocina creada con una larga mesa metálica ubicada al frente del lugar, terminará con comida volando cuando un padre y su hija encuentran que les es imposible curar las heridas del pasado. Mientras todo esto sucede, en los laterales del escenario, el resto de los actores observan las escenas desde las piernas que se han adaptado para simular ventanas de los múltiples edificios donde viven todas estas personas. Sin duda el punto mejor logrado en “Caricias” se encuentra en la muy poderosa estética visual que el director Gabriel Figueroa Pacheco ha desarrollado para la puesta en escena. Apoyado por un dispositivo escénico que aprovecha de lleno el enorme espacio del Teatro El Galéon Abraham Oceransky y una iluminación que colorea de manera precisa cada una de las distintas historias, ambos trabajos diseñados por Kay Pérez, Figueroa consigue enfatizar la propuesta dramatúrgica de manera contundente. Ejemplo de ello se puede apreciar en la manera en que el creador escénico retrata la violencia entre los distintos personajes. En algunos casos esto se logra con un bien coreografiado ataque físico, en otros de manera mucho más sutil, cada una justificada dentro de los distintos universos presentados. Es en el ritmo del montaje, de poco más de dos horas de duración, donde el director flaquea, ya que ciertas narraciones carecen de la misma fuerza, no sólo a nivel historia, igual en su escenificación como puede ser el encuentro entre un delincuente preadolescente y un hombre de la calle. Finalmente, es digno de mencionarse el buen trabajo de Ricardo Cortés en el diseño sonoro y la música original para la propuesta, elementos que igualmente fortalecen el todo de manera precisa.




“¿Hay alguien que me entienda en este mundo?”

Madre e hija hablan sobre la posibilidad de que la primera vaya a un asilo. Gran parte de la escena se desarrolla con ambos personajes viendo al frente como si no se atrevieran a verse a la cara. Ya en el asilo, la madre se encuentra con una mujer de la tercera edad con quien entabla una sáfica plática que transita entre el rocanrol y el tango. El amplio elenco de “Caricias”, conformado por Mauro Sánchez Navarro, Gabriela Orsen, Luis Maya, Adriana Olivera, Leticia Pedrajo, Teresa Rábago, Manuel Domínguez, Francisco Mena, Jaime Estrada, Jimena Montes de Oca y Anthon Morales presenta un trabajo desequilibrado. Mientras que algunos de los actores accionan desde la honestidad y la visceralidad, Teresa Rábago un ejemplo de ello, otros basan sus interpretaciones en un exacerbado melodrama. Este factor debilita la muy poderosa propuesta de Figueroa Pacheco, una que merece ser tratada desde la fractura por todos y cada uno de los presentes sobre el escenario.

“¿Y si esta fuera la última vez que nos vemos?”

La ausencia del gesto que da título a la obra de Belbel en el montaje de Gabriel Figueroa Pacheco es un factor vital para el entendimiento del duro espejo que el director a puesto frente a nosotros los espectadores. Con qué frecuencia no podemos entablar una conversación amable, ya no digamos amorosa, con nuestra pareja, con nuestros padres, amigos o aunque sea el vecino. La verdad de este simple planteamiento es tan doloroso, tan patético, casi grotesco, que obliga a la reflexión profunda sobre la manera en que nos tratamos como seres humanos, principalmente en la inclemente presión que implica vivir en una metrópoli como lo es la Ciudad de México.

 

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DATOS GENERALES

(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)

OBRA: “Caricias”

DRAMATURGIA: Sergi Belbel

DIRECCIÓN: Gabriel Figueroa

ACTÚAN: Mauro Sánchez Navarro, Gabriela Orsen, Luis Maya, Adriana Olivera, Leticia Pedrajo, Teresa Rábago, Manuel Domínguez, Francisco Mena, Jaime Estrada, Jimena Montes de Oca y Anthon Morales.

DÓNDE: Teatro El Galeón Abraham Oceransky

DIRECCIÓN: Paseo de la Reforma y Campo Marte S/N.

CUÁNDO: Jueves, Viernes y Sábado 19:00, y Domingo 18:00 horas. Hasta el 6 de Octubre.

COSTO: $150. Boletos en taquilla y ticketmaster. Aplican descuentos.

DURACIÓN: 130 minutos sin intermedio.

DATOS DEL TEATRO: El Centro Cultural del Bosque cuenta con una extensa cartelera en sus diferentes teatros, les recomendamos revisarla. Cuentan con dos estacionamientos gratis al mostrar sus boletos para la obra. Se encuentra detrás del Auditorio Nacional.

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Licenciado en Literatura Dramática y Teatro con experiencia de más de veinte años en crítica teatral. Miembro de la Muestra Crítica de la Muestra Nacional de Teatro y Miembro de la Agrupación de Críticos y Periodistas de México.

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