FOTOGRAFÍAS: RICARDO CASTILLO CUEVAS (@RiAlCastillo)
CAFÉ RE-FLEX
Para quienes quieren asistir a tres fiestas de cumpleaños donde no hay nada que festejar.
CAFÉ RE-FLEX
Por Juan Carlos Araujo (@jcaraujob)
¡Saquen el pastel, prendan las velitas, que suenen los espanta suegras y que vuele el confeti! En un café, en algún lugar de la ciudad, esta noche será testigo de la celebración de tres cumpleaños diferentes y la fiesta promete ser épica. Claro que para eso se necesita que haya comida, alcohol… invitados… y ganas de festejar. Unos cuantos barquitos de papel, música electrónica proveniente del celular y un puñado de almendras y unas cuantas palomitas no es propiamente la mejor forma de celebrar un cumpleaños pero, para estos tres adolescentes atrapados en cuerpos de adulto, es lo mejor que hay.
“Si no viene nadie más, no habrá fiesta.”
El Movimiento de Teatro Íntimo para Departamentos dirigido por Xavier Villanova es una excelente plataforma para acercar el teatro a toda una generación obsesionada con sus teléfonos inteligentes, con actualizar sus estados, con darle favorito a algún tweet, subir fotos por Instagram y nada más. Este grupo de ya no tan jóvenes que aún no logra entender las reglas y responsabilidades del mundo adulto, que sigue buscando una fiesta que claramente ya terminó hace tiempo y que no tiene la menor idea de cómo convivir con el mundo real es parte de la temática que explora la dramaturga y directora Nora Coss en su obra “Café Re-flex”.
“Son puras chingaderas envueltas en serpentinas.”
Capturando la esencia de tres personas sumamente diferentes entre sí – un mirrey, una hípster y un ñoño -, Coss toma una premisa de gran sencillez temática y la convierte en un manifiesto sobre todo aquello que aqueja a las nuevas generaciones carentes de identidad o sentido fijo con resultados interesantes. Con cierto ingenio, un claro entendimiento del tópico y un simpático sentido del humor, el mayor acierto en “Café Re-flex” se encuentra en la forma en que la dramaturga lleva al espectador en un viaje hacia el conflicto interno de cada uno de los festejados. La ausencia de un conflicto real en la trama, salvo el que los invitados no han llegado, así como un exceso de exposición por parte de cada uno de los personajes de su situación particular, son hechos que se dejan atrás una vez que la puesta cobra fuerza y los personajes van descomponiéndose, revelando su verdadera naturaleza.
“Ya soy grande y no sé qué quiero ser.”
La dirección que la misma autora propone a “Café Re-flex” es efectiva, sobre todo al saber aprovechar las diferentes oportunidades que se ofrecen al presentar una obra de teatro en un departamento, principalmente en cuestión de interacción con el público. Ya sea convirtiendo el espacio disponible en un ascensor, en un cine o en la oficina de algún gerente de Recursos Humanos, Coss arranca un buen número de risas de los asistentes quienes no saben en qué momento se podrían convertir en un pasajero más, un entrevistador o simplemente alguien que quiere disfrutar de una película en silencio. En cuanto la directora logre afianzar el ritmo del montaje, sobre todo al inicio del mismo, la obra crecerá y podrá brillar con todo el potencial de su comedia generacional.
“¿En qué momento viví de más para sentirme tan cansada?”
Los encargados de dar vida a estos tres veintiocho añeros son Alberto Cerz, Miguel Gold y Xóchitl Sánchez Santos. Con resultados variados, pero atinados en su mayoría, el elenco de “Café Re-flex” logra capturar con simpatía el sentir de estos adolescentes atrapados en un mundo adulto, renuentes a crecer pero obligados a hacerlo. Sin embargo, es importante resaltar el trabajo que realiza Alberto Cerz como una especie de ñoño sumamente disfuncional. Aun cuando pareciera que Cerz tiene el personaje menos interesante de la obra, su interpretación consigue reinterpretarlo a alturas mucho mayores, ganándose así el mayor número de carcajadas por parte del público asistente.
“Soy yo en mi versión de adulto.”
“Café Re-flex” me remitió de inmediato a “Nunca me Gustaron los Títulos Largos”, obra que también tuvo una temporada dentro del Movimiento de Teatro Íntimo para Departamentos y que hablaba, en tonos mucho más oscuros, del sentir de estas nuevas generaciones perdidas. Tengo cuarenta y un años y aún a estas alturas de mi vida a veces me cuesta trabajo creer que soy un adulto, un señor hecho y derecho, que debería de enfocarse más en pagar sus impuestos, en comprar una casa o en cambiar la alfombra de su recámara que en andar soñando con teatro. Les tengo un terrible y maravilloso mensaje a todos esos veinte añeros que andan perdidos por la vida: los más viejos no tenemos mucha idea tampoco de para dónde vamos. Todos estamos en el mismo café esperando a que lleguen los invitados.
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DATOS GENERALES
(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)
