ACÁ EN LA TIERRA
La búsqueda de la identidad en las infancias, más allá del género, es merecedora de una ovación de pie.
ACÁ EN LA TIERRA
A Lolo le gustan muchas cosas como la sopa, el olor de las toronjas, mirar a los pájaros y pasar tiempo con su mamá terrícola. Sin embargo, a Lolo no le gustan muchas otras, las odia incluso, como el tener que hacer fila en la escuela. Lolo no es como los demás niñes de su escuela; no entiende por qué debe jugar o comer en el recreo, o por qué muchos de sus compañeres le molestan. Quizás un superintendente invisible, con unos “walmart” que tocan música increíble, le ayude a encontrar su lugar en este extraño planeta Tierra.
En un mundo definido por el azul y el rosa, el dramaturgo Luis Eduardo Yee abre una muy necesaria discusión sobre la identidad y la diversidad infantil en “Acá en la Tierra”. Un niñe que al no entender su lugar en este mundo adopta una personalidad extraterrestre; Dolores, encargada de la limpieza en su escuela, y quien entiende que su posición social en este mundo la vuelve invisible; y Teresa, una madre desesperada por entender cómo funciona la mente de su joven hijo, son los personajes que accionan la trama desde un lugar divertido a momentos, ingenioso sin duda, conmovedor y profundo en sus reflexiones y conclusiones.
Dolores encuentra a Lolo escondido en un almacén de la escuela durante los honores a la bandera. Al preguntarle las razones, el pequeño explica su terrible conflicto al no entender en qué fila debe formarse pues su identidad y el bullying que recibe lo conflictúan. Esta misma problemática se ve reflejada cuando Teresa lleva a su niño a comprar ropa pero, entre lágrimas, Lolo le explica que no le gusta la ropa del departamento al que le han llevado en la tienda, que lo que le gusta es el vestido que usa su mamá. El inicio de la narrativa en “Acá en la Tierra” toma su tiempo para presentar a sus personajes, permite que el espectador se conmueva con la fragilidad de Lolo, se enamore profundamente con la comicidad de Dolores, o se espejé con la adulta realidad de Teresa Este largo camino permite que cuando aparece el eje central de la obra, el potente mensaje de inclusión y aceptación llegue a buenos términos, plateando la situación de una manera clara que abre preguntas en los más pequeños, que confronta a los adulos con sus propias creencias y permite sembrar semillas de un mundo más abierto a la inclusión.
El escenario está conformado por diversas plataformas, algunas de ellas con cierto nivel de inclinación, cada una de ellas enmarcada por luces de neón. En momentos claves de la narrativa, aparecerán un par de ganchos de ropa, igualmente creados con tubos de neón en azul y rosa, asimismo como las clásicas figuras que representan los géneros binarios de masculino y femenino. Para fortalecer los acontecimientos de la historia, se escuchan canciones como Boys Don’t Cry de The Cure, Rocket Man de David Bowie, y The Passenger de Iggy Pop, todas ellas melodías interpretadas por figuras con cierto nivel de androginia, y todas alusivas o al espacio exterior, o a los estereotipos de género que impone la sociedad. La dirección de Rebeca Trejo en “Acá en la Tierra” consigue que el mensaje planteado por el autor sea contundente a nivel sensorial, apoyada por un sólido equipo de creativos como Jesús Hernández en la escenografía e iluminación, Rodrigo Castillo Filomarino en la música y diseño sonoro y Lissete Barrios en el diseño de vestuario. La concepción escénica del montaje es llamativa para les niñes, el humor es ágil y fluido, y principalmente consigue que un tema tan complejo sea asequible para cualquier, como al momento en que Dolores barre una iluminación rosa y azul en el piso, para desaparecer las ridículas divisiones de género binarias que en pleno siglo XXI se han convertido en obsoletas, le pese a quien sea.
La angustia que invade a Lolo en una tienda departamental al ser presionada por su madre a elegir ropa es tan real como la fascinación y felicidad que siente cuando escucha música por primera vez a través de los “walmart» que le presta Dolores. La mujer de la limpieza, quien habla con un fuerte acento que la distingue de los demás, es capaz de mostrar su asombro o su firmeza con el pequeño Lolo, con la misma facilidad con la que se emociona por un regalo especial que le entrega al pequeño extraterrestre. Por su parte, la angustia de Teresa por entender a su hijo es tan honesta como el cariño que le expresa, o la confusión que siente al comunicarse con la muy única y particular Dolores. El elenco de “Acá en la Tierra” conformado por Assira Abate, Vicky Araico y Mahalat Sánchez es la pieza clave que lleva el montaje a tan exitoso puerto. Los sentimientos que viven cada uno de los personajes, provenientes de una fractura emocional honesta en cada una de las tres actrices, es fundamental para que el público sea fascinado por la historia, por sus protagonistas, y los aprendizajes que deben dejar en cada uno.
Luego de que Lolo le dice a Dolores que elle sí la ve a pesar de que la persona de intendencia piensa que es invisible para los demás, se escucha de entre las butacas la voz de un infante que grita yo también te veo Dolores. En esa voz infantil que mostró su amor por alguien más de forma tan sincera se encuentra la potencia de “Acá en la Tierra”, en la promesa de un mundo mejor a partir de mostrarle a les pequeñes que la diversidad se celebra. Esto se reflejó en la estruendosa y monumental ovación de pie que la obra recibió al final. La producción declaró que esta sería su última función. Con toda mi alma espero que no lo sea.
“Acá en la Tierra” de la compañía Los Bocanegra y La Máquina del Tiempo Producciones, y representante de la Ciudad de México, se presentó en el : Foro de Arte y Cultura el miércoles 15 de Noviembre de 2023 dentro de la 43 Muestra Nacional de Teatro en la ciudad de Jalisco, Guadalajara.
DATOS GENERALES
(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)
OBRA: Acá en la Tierra
DRAMATURGIA: Luis Eduardo Yee
DIRECCIÓN: Rebeca Trejo
ELENCO: Assira Abate, Vicky Araico y Mahalat Sánchez.
DÓNDE: Foro de Arte y Cultura
DURACIÓN: 80 minutos