Para quienes quieren reír con un agridulce monólogo sobre las desventuras del trotamundos de Tecamachalco.

ABRAZAR AL PANDA

Por Juan Carlos Araujo (@jcaraujob)

“Mi sueño es ser el mejor futbolista del mundo.”

Doce goles es el record a vencer, doce y sólo le falta uno. La sombra de un hermano que logró escapar de la miseria de donde vinieron; su cuñada y su sobrino, ambos aparentemente abandonados por los sueños que se alcanzaron al llegar a la primera división, y un toque de sabiduría china impartida entre la música de un decadente karaoke eran todos elementos en su cabeza durante aquel fatídico partido. Un error garrafal que lo condujo al final de una prometedora carrera serán la puerta a un nuevo camino que seguir entre ramas de bambú donde quizás se esconda la felicidad.

“El Balón y yo somos uno mismo.”

Las esperanzas de todo Huixquilucan se encuentran sobre Gibrán Hernández, el goleador principal del Club Proyecto Tecamachalco, quien busca a toda costa romper el record de doce goles que dejó su hermano César Jonathan con la esperanza de así alcanzar la felicidad y huir de la miseria. “Abrazar al Panda” del siempre ingenioso dramaturgo Mario Alberto Monroy amalgama con gran sentido del humor y un toque agridulce de melancolía la pasión por el fútbol, las relaciones fraternales y la cultura china en un monólogo con la misma capacidad de arrancar risas que de estrujar el alma con ternura.

“Voy por la grande carnalito.”

Lo que a momentos pareciera la incesante perorata de un futbolista cargado de ilusiones en un principio y de derrota más adelante poco a poco va revelando una historia de mucho mayor profundidad y universalidad. La rivalidad entre hermanos, el hambre de triunfo como vía de escape a la pobreza, el deseo por poseer un amor imposible de tener y el tener que enfrentar las consecuencias de un acto absolutamente nefando e imposible de perdonar son temas que Monroy toca en “Abrazar al Panda” con diestra mano capaz de manipular al espectador para que suelte carcajadas o deje escapar un suspiro provocado por la misericordia o la empatía.

“El cielo existe y se llama la Primera División A.”

Un DJ en el fondo y a lo alto del escenario, toda una serie de proyecciones que van desde un niño explicando las reglas del futbol hasta videos musicales sobre la escenografía conformada por cajones de madera, una iluminación que busca crear diversos ambientes como una cancha de futbol o el oscuro interior de un karaoke propiedad de un sabio hombre chino. Toda una gama de elementos que son utilizados por el director Ricardo Rodríguez como parte de una propuesta escénica para “Abrazar al Panda” que satura de estímulos un texto que realmente se beneficiaría mucho más por la teoría de que menos es más. Sin embargo, es de notar y aplaudir que el tono que se logra en la puesta en escena es el preciso requerido para conseguir los variantes sentimientos de las palabras y el ritmo del montaje fluye deliciosamente logrando que el espectador se deje llevar de manera efectiva por la travesía que tiene que recorrer el trotamundos de Tecamachalco en su camino a encontrar la paz.

“Me revienta que a él se le cumplan sus sueños y a mí mis pesadillas.”

Nada de lo antes mencionado sería posible sin el comprometido y honesto trabajo escénico a cargo de Memo Villegas quien se entrega a “Abrazar al Panda” de manera absoluta. Ya sea describiendo cual cronista profesional un partido, encarnando a Vicky, la un tanto altiva mujer de su hermano o entonando con derrota “A mi Manera”, cada una de las inflexiones que Villegas le imprime a su personaje están cargadas de una verdad escénica que de inmediato revelan lo cercano que es este proyecto a su corazón al mismo tiempo que demuestra una vena natural para la comedia.

“Primero mete el gol y luego celebramos.”

Yo confieso no tener el más mínimo interés por el mundo del fútbol y me resulta incomprensible la pasión fanática que provoca. Sin embargo, entiendo perfectamente la rivalidad que puede existir entre hermanos, la necesidad de sobresalir en este mundo, la incansable búsqueda por dejar una marca en el camino que andamos. “Abrazar al Panda” es un recordatorio de que, no importa cuál sea el camino por el que nos lleve la vida o los errores que podamos cometer, siempre hay una opción para ser felices, aunque eso implique terminar vestidos en una botarga.

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DATOS GENERALES

(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)

OBRA: “Abrazar al Panda”

DRAMATURGIA: Mario Alberto Monroy

DIRECCIÓN: Ricardo Rodríguez

ACTUAN: Memo Villegas

DÓNDE: Sala Xavier Villaurrutia

DIRECCIÓN: Centro Cultural del Bosque, Campo Marte, atrás del Auditorio Nacional.

CUÁNDO: Jueves y Viernes 20:00, Sábado 19:00 y Domingo 18:00 horas. Hasta el 2 de Septiembre.

COSTO: $150. Boletos en taquilla y ticketmaster

DURACIÓN: 55 minutos sin intermedio

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