Pasaje Maíz: la contemplación de gigantes de carrizo. Entrevista a Cynthia Bordes de Armadilla Animal
Lupita Gómez
Pasaje Maíz es la intervención de calle con títeres de gran formato que pone en escena Armadilla Ani25mal, colectivo jalisciense que opta por la reflexión y la contemplación de temas tan difíciles como la vida y la muerte.
En entrevista, una de sus directoras, Cynthia Bordes, nos habla de los componentes de la propuesta que bebe del concepto «rizomático» de Gilles Deleuze, el cual opta por una organización sin subordinación jerárquica: Nosotros estamos más relacionados con este crecimiento un poco caótico […] en donde todas las partes valen lo mismo […] Vemos el resultado y nos volvemos a enamorar, con todo el caos de la vida propia y todo el caos de la creación colectiva.
En medio de esta aparente vorágine, Armadilla Animal desarrolla un lenguaje escénico que atraviesa la ciudad de Guadalajara mediante títeres que llegan a medir hasta 6 metros. Una de sus particularidades es que no trabajan con un texto, sino con el movimiento, donde hasta 3 personas se encargan de generar el desplazamiento de cada pieza, como si de un stop motion se tratara.
Pasaje Maíz es un aprendizaje colectivo. Fusiona tres historias: MUMA, la mujer maíz; GAMI, la garza migratoria; y ARTI, la armadilla que representa la resistencia. No hay una historia lineal en ninguna de ellas, sino horizontes de contemplación donde el espectador puede entrar y salir libremente.
Una característica fundamental de las intervenciones es la propia construcción de los títeres. Ixel Orozco, una de las directoras, se encargó de la ligereza y la sostenibilidad de los materiales empleados; de ahí que el carrizo, el maíz y otras fibras compongan las estructuras. Ella se propuso hacer los títeres ultraligeros, estudiados antropomórficamente para que estén acondicionados al cuerpo del titiritero, afirma Bordes.
La tercera directora, Kärlek Ramos, se encarga del juego. Está comprometida con que el espectador goce de la contemplación y el ocio de Pasaje Maíz. Al respecto, Cynthia asegura que el trabajo colaborativo es enorme, donde incluso los propios coheteros y areros de Jalisco forman parte, ya que sus técnicas cimientan la composición de MUMA, ARTI y GAMI.
Bordes también destaca la ambivalencia de cada títere, como un bicéfalo que por un lado reside en su composición física y, por otro, se enfrenta al acontecimiento: Hay dos naturalezas en un títere habitando al mismo tiempo en él. Una es la naturaleza plástica, objetual, y otra es la naturaleza escénica. De esta manera, es como vemos la representación, pero tras bambalinas hay 6 creativos que se comunican y pactan lo que sucede a la luz.
Desde sus inicios en 2020, Armadilla Animal no ha dejado de evolucionar en escena y como equipo; sin embargo, el camino no ha sido sencillo: aprendimos a negociar durante cuatro años, porque es muy fácil hablar del trabajo colaborativo hasta que uno se enfrenta con él […] Nos encanta la multidisciplinariedad, mientras esa otra disciplina va hacia mi molino, no voy yo hacia allá. Esta permeación, esta contaminación de saberes […] te obliga al crecimiento, y te obliga a que el otro quepa.
Tal vez el factor de mayor complejidad en cada presentación es el propio espacio público —donde todo puede suceder— Cynthia lo explica de esta manera: No hay ficción acotada. Estás atravesando y por eso le llamamos intervenir la calle. […] Te interesó y te esperas un momento. Me encanta cuando veo cruzar a esa niña que va con la mamá de la mano al colegio y desvían la mirada y te toca un segundo, como cuando vas atravesando la calle y te toca pasar junto a la virgen que va al templo.
Por otro lado, no se puede hablar de la intervención sin el simbolismo del vestuario, a cargo de Alex Morán, que abona a la construcción de universos mediante sus prendas, que va de la simplicidad y comodidad del campo a la asimilación de mundos distópicos.
No competimos con la calle, reflexiona Cinthia Bordes. Sus palabras advierten la misma horizontalidad que caracteriza a la compañía, pues aunque ella emerge como vocera, insiste en que no hay jerarquías, sino puntos de encuentro. Actualmente trabajan en más causas, buscan acercarse a la comunidad sin imponer su conocimiento: esta vez queremos trabajar con los niños y ver qué sucede mientras nos divertimos todos, mientras aprendemos todos.
Armadilla Animal ha aprendido a danzar con la urbe. Sus intervenciones son una adaptación constante: transeúntes con prisa, niños asombrados y personas que, sin saberlo, forman parte de la escena.
En las calles de La Paz, durante la Muestra Nacional de Teatro, estos frágiles gigantes volverán a cobrar vida, en un ejercicio de ecología creativa, resistencia y comunidad.