Nuevo zoologique mexicano: de la exotización y comercialización, al análisis y deconstrucción de las danzas originarias, populares y regionales. Entrevista con Rosa Landabur
Luz Emilia Aguilar Zinser
Directora escénica, actriz, gestora cultural, docente, licenciada en Artes Escénicas por la Universidad Mayor, Chile, diplomada en Dirección Escénica y Poética Visual (CL), Rosa Landabur decidió en 2017 venir a México a cursar un diplomado, porque deseaba salir de Chile, desde donde México se percibe como una potencia en artes visuales, museografía, música, teatro, diseño e iluminación escénicas. En especial destaca la resonancia que ha tenido en su entorno la danza mexicana. México, asegura, es un referente en Latinoamérica. Landabur considera que las prácticas interdisciplina van con gran impulso en nuestro país, muy adelante en cuanto a Latinoamérica.
Sobre la génesis de Nuevo zoologique mexicano, performance interactiva sobre la otredad y el colonialismo, Rosa comenta que surge en 2018, a partir del diplomado que vino a cursar en México llamado Prácticas de Investigación Danza, Coreografía y Performance ¿Cómo Encender un Fósforo? El proyecto que inscribió fue sobre los zoológicos humanos: que fueron ferias de exhibición de personas que se realizaron en Europa a fines del siglo XIX y principios del XX. En esta especie de bienales, se mostraba el poderío de cada país desde diferentes ámbitos, así como los avances en ciencia, arquitectura, artes, tecnología. Mostraban lo que sucedía en las colonias. Secuestraban personas de Asia, de África y América para exhibirlas tras rejas en ámbitos naturales torpemente simulados. Y, bueno, lo interesante de esto, lo complejo, es que en esta época de alguna manera se asienta toda una construcción identitaria del hombre europeo por sobre los otros continentes. Entonces se forja una mirada sobre la otredad que va a partir pues de la diferencia […] Exhibir a las personas de alguna manera para mostrarlas infrahumanas y de justificar un poco la colonización.
En el proceso del diplomado Rosa empezó a cuestionarse sobre las prácticas colonialistas que se mantienen vigentes: Empecé a observar todo lo que se me ofrecía como extranjera, como a nivel de turista. […] Y claro empecé a pensar en los zoológicos humanos, en cómo esto se sigue replicando de alguna manera hasta el día de hoy. Y bueno ahí conocí a Alberto Montes que es parte fundamental del proyecto, que es bailarín de danza folclórica mexicana y a Rolando Hernández, que también es parte del proyecto. Landabur sostuvo con ellos conversaciones sobre el tema y fue nutriéndose de muchos aspectos que desconocía de utilización de la danza folclórica en México desde los años 50. Ese proceso duró un año. De ahí nació la propuesta de hacer un cruce entre la danza folclórica mexicana y los zoológicos humanos.
Sobre la diferencia de matices entre los zoologiques en las Exposiciones Universales en Francia hace alrededor de un siglo y la exotización actual que cruza en su performance, la fundadora del grupo Landabur & Cia precisa: obviamente no es lo mismo. Y tampoco a través de la obra se pretende decir que hoy estamos viviendo en unos zoológicos humanos y nos están exotizando. Lo que se propone es generar reflexiones y preguntas sobre la mirada entre nosotros: Lo que sucede con el público y la obra, cómo vamos reaccionando, cómo tenemos ciertas construcciones de mirada inconscientes y cómo esto se va develando.
En la performance —describe Rosa— hay una especie de vitrina-jaula con un bailarín adentro, Alberto Montes. Atrás, en el mismo dispositivo, que funciona como un aparador, están colgados trajes de danza folclórica mexicana […] Existe una tablet con trece canciones de diferentes danzas folclóricas, originarias y populares de México. Hay un cartel que instruye a elegir una y luego a presionar play y disfrutar de la danza. Después de una hora de mirar a Moisés bailar intensamente que lo hace maravilloso, afirma Landabur, se le entrega al público un pequeño folleto y ocurre un quiebre. No es blanco y negro: Tiene muchas capas.
El grupo ha dado funciones en espacios públicos al aire libre, en foyers de teatros, en galerías, museos, festivales en México, Chile, la República Checa y España. En las plazas abiertas la gente pasa, ve algo diferente y se acerca. En los festivales se anuncia a una hora determinada, la gente compra su boleto y se presenta.
La obra sucede en el público, es decir que varía según el espacio y las características de los espectadores: En México todo lo que están viendo es muy cercano. Conocen la música, conocen las danzas folclóricas, el público muchas veces se pone a bailar, sobre todo cuando estamos en espacios no tan institucionales (…) en la calle, en los tianguis. Es algo mucho más cercano, porque finalmente poner la obra en un marco como de museo, teatro, institución ya genera formas de comportamiento en nosotros como público. Ahí estamos en un espacio para ver una obra. En cambi,o en la calle tiene otra lógica. Por ejemplo, muchas veces la gente se acerca aquí en México a darle agua (a Moisés), a darle comida o han detenido varias veces la performance. Le han quitado el vestuario. Han desconectado la tablet como para que ya acabe.
Alberto Montes es bailarín de danza folclórica mexicana. Está performando de sí mismo. ¿Se entiende? No es como que él está actuando o exotizando una práctica cultural. Todo está hecho con mucha delicadeza, con mucho respeto, con mucho humor y también como performer, la obra como bailarín, como artista crítico también del mismo folclore mexicano y de la folklorización durante la performance, ya después de que a la gente se le entrega el papelito se van deconstruyendo las danzas, se va formando una opinión.
Sobre la experiencia en la Cuadrienal de Praga, Landabur informa: Es una gran feria internacional, como las ferias antiguas, donde cada país muestra lo mejor de su diseño escénico. Partió de eso y ahora están incluyendo performance donde el diseño escénico y los dispositivos sean fundamentales para que la performance suceda. El diseño escénico es de Aurelio Palomino, un gran artista que nos acompaña en este grupo. […] Estábamos en la Galería Nacional de Praga, […] un Museo muy blanco en todo el sentido de la palabra. […] Yo creo que es el público más diverso, multicultural que hemos tenido. Dimos tres funciones. En cada función había más de cien personas. […] Y bueno lo que sucede allá… detuvieron la performance, no la institución, el público. Desconectaron la tablet. […] En Chile estuvimos en el Museo Chileno de Arte Precolombino, entonces también estar en el Museo de Arte Precolombino haciendo esta obra cuestiona pues todas las prácticas museográficas, la exhibición de naciones originarias en un territorio chileno, en un museo que es privado, que está abriéndose a estas prácticas artísticas más contemporáneas. […] Cuando lo hicimos en España era como el territorio del conquistador. En ese momento también era muy poderoso, muy potente, pero también la reflexión se levanta como el colonialismo sigue presente en cuanto extractivismo de agua, de minerales, en presas. O sea, seguimos siendo colonia.
Sobre la formación para las artes escénicas en Chile, Rosa comenta que los impulsaban a la creación, a explorar el pensamiento, las miradas y problemáticas propias. Considera que es algo característico del Cono Sur, como producto de la vivencia post dictaduras en Latinoamérica. Desde jóvenes y como artistas se les estimuló una mirada muy crítica del contexto y la realidad. Preguntarse ¿para qué estoy haciendo teatro? ¿Cuál es mi aporte a la sociedad? ¿Qué me mueve? Claro —abunda— a lo mejor uno no puede cambiar el mundo, pero sí puedes generar un pequeño diálogo o cuestionamiento en las personas cercanas. […] Y creo que el arte es una herramienta muy poderosa para eso. Lo que a Rosa le interesa del teatro son las prácticas expandidas, que propician remover, cuestionar movilizar, seducir, maravillar como por otras áreas, por otras vías sensibles. En este sentido pues la participación del público creo que nos pone a nosotros como artistas en escena en un espacio de riesgo, de vorágine, de no saber qué va a pasar. Han pasado cosas muy locas en esta performance, de tener que decidir solucionar. Yo también como creadora como directora soltar la performance ¿no? Como en el momento en que esto empieza no sabemos cómo va a terminar. Ellos [los performers] están en escena. Ellos tienen que resolver.
Entre las influencias en su trabajo destacó Escenarios liminales de Ileana Diéguez, las obras de Alfredo Castro y el Teatro de la Memoria, Rimini Protokoll, Rodrigo García y Astrid Hadad, Me doy cuenta que nunca he agarrado un texto y lo he montado. Sus prácticas han surgido de largas investigaciones, con distintos acompañamientos.
A Rosa le atraen los procesos artísticos permeables, que se van construyendo en el diálogo y la retroalimentación de artistas diversos. Asegura que Al venir a México me sentí bien recibida. […] Aquí trabajo en cosas de teatro, arte sonoro, interdisciplina, que está sucediendo a nivel mundial en general, pero aquí en México está muy fuerte. Lo que hago puede ser performance, danza… Sobre su participación en la Muestra Nacional de Teatro 2024, comparte entusiasmada que, en un espacio institucional de esta envergadura, formar parte de la selección oficial es muy chido, se puede repensar el teatro.
El Nuevo zoologique mexicano se podrá ver en el Museo de Arte de Baja California Sur, La Paz, BCS, el viernes 15 a las 18:30 horas.