NOCHE DE REYES

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Para quienes desean ovacionar un poderoso montaje de la más romántica de las comedias de Shakespeare.

NOCHE DE REYES

Por Juan Carlos Araujo (@jcaraujob)
Fotografías: Ricardo Castillo Cuevas (@RiAlCastillo)

 

“Si la música es el alimento del amor… ¡tocad!”

El siempre traicionero océano ha dejado varados a dos gemelos en Iliria, una tierra donde las pasiones corren desmedidas y las identidades pueden ser fácilmente confundidas. Entre bufonerías y buena música, en medio de un enredo de faldas y pantalones invertidos, mientras dos hermanos juran que nunca habrán de encontrarse, un conde declara su fallido amor a una bella dama en duelo, un flemático sirviente será engañado hasta el ridículo y la comedia inmortal de Shakespeare se convertirá en todo un cabaret.

“Hoy verán al mundo en estas tablas.”

Viola está enamorada del Conde Orsino, quien a su vez ama a Lady Olivia, quien por su parte entregó su corazón al mozo Cesario, quien en realidad es Viola disfrazada de hombre. Este exquisitamente divertido triángulo amoroso es el perfecto ejemplo del tipo de comedia de enredos que hicieron inmortal al bardo inglés William Shakespeare en este género. “Noche de Reyes”, considerada una de sus comedias más ligeras al carecer de algún tipo de comentario político o social y centrarse meramente en el tema del amor, es muestra absoluta de la habilidad del dramaturgo para hilvanar toda una serie de hilarantes confusiones entre la nobleza. Al mismo tiempo, el bardo deleita con una trama paralela, igual de divertida, entre la servidumbre, protagonizada por el flemático Marvolio y la maquiavélica María.

“El viaje que estoy a punto de emprender no tiene nada de sensato.”

Una narradora que se niega a comenzar la obra si no hay un telón en el escenario es el punto de partida de la puesta en escena. Durante la obra, lo que en el teatro isabelino era una muestra de lealtad y fraternidad entre dos hombres se convierte en una franca y abierta declaración de amor. Asimismo, lo que es una fiesta entre borrachos se deforma en una alegre canción que incluye danza irlandesa. La adaptación que el también director Alonso Íñiguez realiza a “Noche de Reyes” es arriesgada y atrevida en el mejor sentido de la palabra al no sólo presentar un nuevo montaje de la obra de Shakespeare. Lejos de ello, la adaptación a la dramaturgia, misma que esta profundamente ligada con la propuesta de dirección, ofrece una nueva lectura de la comedia que incluye elementos propios del vodevil y del clown, convierte Iliria en un mundo donde los regímenes binarios del género no aplican y la estética queer predomina y al transformar las palabras del bardo en un espectáculo meta teatral, donde la acción se desarrolla sobre un escenario construido en el mismo escenario del teatro. A esto se suma la presencia de números musicales, hábilmente compuestos por el también actor Pablo Chemor, que potencializan tanto la situación cómica en la obra como las emociones que viven cada uno de los personajes ya sea de manera ligera o por demás dramática. Una propuesta de tal complejidad demuestra el profundo entendimiento que Íñiguez tiene de la obra de Shakespeare, así como su capacidad dramatúrgica para manipular una historia tan bien estructurada con el fin de realizar su propio discurso teatral.





“Vestida de hombre engaño a cualquiera y el diablo se aprovecha.”

Un columpio, un bello diván rojo de terciopelo y un hermoso candelabro que pende desde lo alto dominan la escena. Olivia, sufriendo el luto de su querido hermano, se encuentra ataviada con un cuello isabelino y un liguero. Por su parte, el enamorado conde Orsino luce una bata de terciopelo, algunos elementos de sadomasoquismo sobre su marcado pecho y un poco de maquillaje. Importante mencionar que la barbada sirvienta María es también una de los músicos y el capitán Antonio, quien está enamorado de Sebastián. Apoyado por un exquisito y meticuloso trabajo de vestuario, iluminación y escenografía a cargo de Mauricio Asencio, así como del poderoso maquillaje diseñado por Anadia Buenrostro, el demente imaginativo presente en la mente del director Alonso Íñiguez consigue convertir a “Noche de Reyes” en un verdadero deleite visual que toma por asalto a los sentidos y no los suelta hasta el final de la puesta. La conjunción de lo queer con el cabaret alemán de los 30’s, es tan sólo el inicio de una propuesta clara y consistente a lo largo de toda la obra. Aunado a esto, el ritmo sostenido del montaje logra que cada una de las variantes confusiones a lo largo de la historia tenga su propio peso y gracia, pero jamás buscando la risa fácil del espectador, sino muy al contrario, apostando por su inteligencia y capacidad de atención. Esto da como resultado uno de los montajes de una comedia de Shakespeare más inteligentes y contundentes en los últimos años, demostrando no sólo la atemporalidad del bardo, sino su relevancia en un mundo donde las etiquetas son cada vez más obsoletas. Alonso Íñiguez se levanta como una verdadera voz en la escena mexicana contemporánea, un aún naciente creador con el potencial de convertirse en un verdadero autor.

“Si esto fuera representado en un escenario, yo no les creería nada.”

Una diva en luto que canta su pesar pidiendo envolverse de Versace o de Mcqueen momentos antes de voltearse con el público para reafirmar su exquisita presencia; un conde que sabe a la perfección como manejar su capa para verse sencillamente glorioso al mismo tiempo que con lujuria seduce inadvertidamente a una mujer disfrazada de su mozo. Como contrapeso perfecto, un capitán de barco habla con toda seriedad y vulnerabilidad sobre el amor, una gemela revela su alma y sentimientos en un honesto monólogo. Cada uno de los actores que trabajan en “Noche de Reyes” luce sus capacidades actorales claramente bajo la batuta de Íñiguez. La desfachatez de Diana Bovio como Olivia, la ridícula sensualidad de Salvador Petrola como el conde Orsino, el doble papel que realiza con absoluta delicia Jacobo Lieberman al interpretar a Antonio y a María o la fragilidad emocional que luce María Penella al darle vida a Viola son tan sólo ejemplos de todo un elenco que brilla con luz propia. Importante mencionar también la vena cómica que explota con magnificencia Adriana Montes de Oca como Fiestas y la gran dupla embriagada y cómica que realizan Pablo Chemor y Pepe Ponce como Sir Toby y Sir Andrew respectivamente. El elenco lo completan Carlos Aragón como Malvolio y Antonio Alcantara quien claramente ha crecido su interpretación de Sebastián desde el montaje pasado de la obra.

“Si fueras una mujer, yo abriría mis brazos para que nuestras lágrimas se fundieran.”



Los juegos de género e identidad siempre serán excelente material para crear buen teatro, más aún si vienen de la mano misma del bardo. Sin embargo, cuando estos juegos caen en manos de un creador escénico del talento que demuestra Alonso Íñiguez, el potencial es infinito. Mis respetos y mi admiración Alonso, no por un gran trabajo, sino por los riesgos tomados con acierto, por las evidentes horas de trabajo que le has invertido a este proyecto, garantizando que saliera lo más cercano a lo perfecto, por tu evidente pasión al teatro y, sobre todo, por regalarme uno de los mejores Shakespeares que he visto en varios años.

 

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DATOS GENERALES

(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)

OBRA: “Noche de Reyes”

DRAMATURGIA: William Shakespeare

ADAPTACIÓN Y DIRECCIÓN: Alonso Íñiguez

ACTÚAN: Antonio Alcántara, Carlos Aragón, Pablo Chemor, Jacobo Lieberman, Adriana Montes de Oca, Salvador Petrola, Diana Bovio, María Penella y Pepe Ponce.

DÓNDE: Teatro Helénico

DIRECCIÓN: Avenida Revolución 1500, Guadalupe Inn.

CUÁNDO: Lunes 20:30 horas. Hasta el 26 de Junio

COSTO: $350 y $200. Boletos en taquilla y ticketmaster.

DURACIÓN: 130 minutos sin intermedio.

DATOS DEL TEATRO: Cuenta con valet parking.

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Licenciado en Literatura Dramática y Teatro con experiencia de más de veinte años en crítica teatral. Miembro de la Muestra Crítica de la Muestra Nacional de Teatro y Miembro de la Agrupación de Críticos y Periodistas de México.

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