LA SOCIEDAD DE LOS POETAS MUERTOS

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Para quienes desean aplaudir una gran adaptación teatral a una de las más bellas películas de los ochentas.

LA SOCIEDAD DE LOS POETAS MUERTOS

Por Juan Carlos Araujo (@jcaraujob)
Fotografías: Cortesía de la Producción

 

“Nuestra tradición en Welton es ser los mejores.”

Un nuevo año escolar comienza en la muy prestigiosa Academia Welton. Tradición, disciplina, honor y excelencia son los cuatro pilares sobre los que se sostienen las muy altas y asfixiantes expectativas que muchos padres han puesto sobre sus hijos. En este mundo académico lleno de los futuros médicos, abogados y demás importantes profesiones no hay lugar para los sueños, para el teatro, para el librepensamiento. No hasta que apareció un nuevo profesor silbando el himno a la alegría, no hasta que se les pidió a los alumnos que arrancaran de sus libros de texto las hojas que matan la creatividad y dieran rienda suelta a sus ganas de devorarse la vida a manos llenas.

“Cosecha las rosas mientras puedas.”

Pocas películas marcaron e inspiraron tanto a una generación entera como lo hiciera “La Sociedad de los Poetas Muertos” escrita por Tom Schulman en el año 1989. La historia de un poco ortodoxo profesor y el impacto que tiene sobre sus jóvenes alumnos con sus revolucionarias ideas de desafiar las convenciones establecidas por el sistema, todo enmarcado en el castrante ámbito de una prestigiosa escuela privada en Vermont, hizo acreedor al guionista de un premio Oscar de la Academia a mejor guion y se convirtió en un ícono dentro de la cinematografía norteamericana.

“No estamos hablando de ladrillos, estamos hablando de poesía.”

Un profesor que decide cambiar las reglas, favoreciendo el pensamiento al estándar establecido por la sociedad; un grupo de estudiantes profundamente reprimidos por sus padres, ansiosos de un trago de vida y hermosa poesía con la capacidad de inspirar a quien la lea. La adaptación teatral de “La Sociedad de los Poetas Muertos”, escrita por el mismo Schulman, mantiene la historia y esencia de su contraparte fílmica en su entereza, ciñendo de manera efectiva la narrativa únicamente a los confines de la Academia Walton. Este exitoso traslado entre muy distintos lenguajes artísticos es conseguido gracias a la muy efectiva construcción dramática del melodrama, a los muy entrañables personajes que la habitan y a un siempre potente mensaje sobre aprovechar cada día como si fuera el último que, aun cuando se dirige a un grupo de alumnos adolescentes, tiene impacto sobre todos los espectadores independientemente de su edad.





“Estar en el club significa estar conmocionado.”

Tras haber confesado una terrible falta a las normas de la Academia, un estudiante es azotado con un fuete por el director. Escénicamente esto se representa con alumnos posicionados a los flancos del escenario, dando un fuerte zapatazo en el suelo cada vez que el arma es blandida y un latigazo que resuena por todo el teatro. La dirección que Francisco Franco realiza a “La Sociedad de los Poetas Muertos” es una poderosa combinación de diversos elementos teatrales que funcionan con toda precisión y efectividad. Una muy vistosa escenografía a cargo de Adrián Martínez Frausto se une a una precisa iluminación de Xóchitl González capaz de crear teatros con puras sombras o cuevas plagadas de verdes y azules y al vistoso diseño sonoro de Miguel Jiménez para dar como resultado una producción que no sólo es grande, es utilizada de manera que apoya a la historia de manera contundente. Adicionalmente, es digno de mencionar la música electrónica compuesta por Rodrigo Dávila que crea un interesante contrapunto con la temporalidad de la obra, a momentos queriendo convertirla en un espectáculo musical pop junto con la coreografía diseñada por Mauricio Rico. Franco se ha rodeado de un equipo talentoso que se une en armonía para dar un montaje bello de presenciar, fuerte en al apoyo que brinda a la puesta en escena y que ayuda a que el flujo de la historia se mantenga con un ritmo sostenido. Sin duda, uno de los puntos más sólidos de toda la propuesta. Una vez que se consiga que la escena final adquiera una contundencia que deje al espectador con la vista nublada y un suspiro contenido en el alma, el montaje llegará a su punto más alto de calidad.

“Los poetas muertos estaban dedicados a extraerle el tuétano a la vida.”

Con toda convicción en sus poco ortodoxos métodos de enseñanza, fuego en la mirada y firmeza en cada una de sus palabras, el Sr. Keating le susurra al oído la frase Carpe Diem a sus estudiantes mientras ellos observan los cuadros de generaciones anteriores que pisaron la Academia Walton. Aquí no hay comicidad, no hay un asomo de gracia, hay total seriedad en su actuar. No hay duda en que le logro más absoluto en la actuación que realiza Alfonso Herrera como el personaje principal de “La Sociedad de los Poetas Muertos” es la forma en que ha hecho suyo al Sr. Keating, en ningún momento tratando de emular o imitar a Robin Williams quien protagonizó la versión cinematográfica. El resultado es que Herrera es honesto y verdadero en su interpretación, demostrando un gran compromiso y respeto por el proyecto y por el escenario. El elenco joven encargado de dar vida a la plétora de estudiantes que habitan la Academia Welton son solventes en su mayoría, algunos sin duda teniendo aun que explorar el fondo de sus personajes y no la forma, aun cuando es necesario destacar el trabajo de Sebastián Aguirre como Neil Perry quien entrega con enorme dolor y conflicto las palabras de Puck, personaje cómico de Sueño de una Noche de Verano de Shakespeare, justo antes de tomar una decisión final sobre su vida. Asimismo, se destaca el trabajo actoral de Luis Couturier como el director de la escuela, el de Constantino Morán como el padre de Neil y el de Mauro Sánchez Navarro como Charlie Dalton o el icónico Nuwanda.





“Oh capitán, mi capitán.”

La vida se tiene que devorar a puñados, se tiene que vivir cada día como si fuese el último, se tiene que leer más poesía y enfocarse menos en complacer a los demás. Grandes enseñanzas que dejó una hermosa película a toda una generación que la considera una de las más bellas de su vida y que ahora tiene la oportunidad de inspirar a nuevos jóvenes a que hagan con sus existencias aquello que los haga felices a ellos y a nadie más con una sólida puesta en escena. El Sr. Keating estaría orgulloso de ver que su historia es la que reinaugura el Teatro Libanés.

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DATOS GENERALES

(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)

OBRA: “La Sociedad de los Poetas Muertos”

DRAMATURGIA: Tom Schulman

DIRECCIÓN: Francisco Franco

ACTÚAN: Alfonso Herrera, Luis Couturier, Constantino Morán, Sebastián Aguirre, Germán Bracco, Alejandro de Hoyos, Alejandro Puente, Mauro Sánchez Navarro, Paco Rueda, Gonzalo Vega Jr., Sebastián Carpio, Michel de León, Jatzke Fainsod, Pablo Flores, David Montalvo, Martín Saracho, Baruch Valdés, Lucy Vilmo y Luz Olvera (alternan funciones).

DÓNDE: Teatro Libanés.

DIRECCIÓN: Barranca del Muerto S/N esquina con 2 de Abril. Colonia Crédito Constructor.

CUANDO: Jueves 20:30, Viernes 19:00 y 21:00, Sábado 18:00 y 20:30, Domingo 17:00 y 19:00 hrs.

COSTO: $990, $850. $790, $700 y $590. Boletos en taquilla y ticketmaster.

DURACIÓN: 120 minutos sin intermedio.

DATOS DEL TEATRO: Hay varios estacionamientos a la redonda.

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Licenciado en Literatura Dramática y Teatro con experiencia de más de veinte años en crítica teatral. Miembro de la Muestra Crítica de la Muestra Nacional de Teatro y Miembro de la Agrupación de Críticos y Periodistas de México.

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