VIENA 19: LA SANGRE
Para quienes desean adentrarse a la mente y muerte de León Trotsky desde una óptica onírica, surreal y alternativa.
VIENA 19: LA SANGRE
“Te falta mucho por aprender de revoluciones.”
El revolucionario ruso habrá de morir. Sea en manos de un espía Catalán incapaz de lidiar con sus afectos o de un caricaturesco rebelde norteamericano, León Trotsky tiene sus días contados bajo el mandato del mismo Stalin. Su pasión por Frida, la traición a su esposa Natalia, las pesadillas que plagan su mente y las palabras que llenan sus páginas son parte de un universo que pronto terminará, uno donde la línea entre el sueño y la realidad se ha difuminado, uno en el que el cuerpo se ha transformado en una obra de arte viviente en busca de propósito o significado.
“Trotsky está muerto y no lo maté yo.”
Comprendiendo el periodo entre 1937 y 1940 en México, y enfocándose en los impulsos más desbocados del teorista Marxista, “Viena 19: La Sangre” es una exploración dramatúrgica no lineal en su narrativa tiempo-espacial de Emmanuel Martín y Fernando Cortés. Culminando en el asesinato de Trostsky, la obra explora a toda una gama de personajes satelitales a él, desde la disfuncional madre de Jaques Momard, responsable del homicidio, hasta la misma Frida Kahlo, con quien sostuviera una relación amorosa ilícita. El resultado es una visión lograda y sustentada de los ideales políticos que llevan a matar, de las pasiones que dominan al ser humano, no importa que tan intelectual se pretender ser, de la barbarie humana que existió entonces y que permea de lleno hasta nuestros días.
“Es normal que los hombres duden desde las trincheras.”
Una serie de marcos negros rodean la oficina de León Trotsky donde en un escritorio se encuentra una máquina de escribir y vasos siempre conteniendo alcohol. Desde aquí pareciera que Trotsky comienza su ensoñación y alucinación, misma que será compartida por todos los presentes con variantes niveles de apreciación y entendimiento. Analizar la puesta en escena “Viena 19: La Sangre” requiere una visión bífida capaz de vislumbrar la ambiciosa y experimental visión del director Víctor Weinstock desde lo estético y lo actoral, misma que retará al espectador a aceptar el viaje presentado tanto de manera orgánica y visceral como de forma intelectual.
“No olvides que estos son tiempos en los que no se puede confiar en nadie.”
Líneas rectas, figuras primarias geométricas organizadas de manera armónica con el espacio, colores blancos y rojos no brillantes dominan la escenografía de Auda Caraza y Atenea Chávez la cual se pone al servicio de la contundente iluminación a cargo de Jesús Giles. Ambos elementos aludiendo al estilo de diseño ruso de principios del siglo XX conocido como constructivismo y convirtiéndose en una entidad omnipresente de la soberanía soviética que acecha al personaje principal. Estos elementos se unen a un igualmente oderoso vestuario y maquillaje diseñados por Brisa Alonso de corte cubista, específicamente aludiendo al trabajo de la artista avant-garde Lyubov Popova quien yuxtapone patrones de colores de manera asimétrica creando configuraciones tipo bloque que de cierta forma también aluden al constructivismo ruso. Esta amalgama de estímulos visuales da, dentro de la propuesta de Weinstock, un claro sentimiento de estar inmerso en el interior de un sueño cubista/surreal sucediendo en la mente del atormentado marxista.
“Mi hijo no es ningún traidor… está confundido.”
Movimientos corporales que llevan al terreno de lo grotesco, lo caricaturesco o lo artístico al cuerpo humano, dependiendo de la intención de cada personaje. Mientras que el asesino Jaques Mornard puede moverse lentamente, su abdomen contrayéndose con cada paso, pico en mano mientras se acerca a su presa, Frida Kahlo es capaz de tener relaciones sexuales de manera animalesca a pesar de que su caminar refleja no sólo su discapacidad física sino la emocional que la ahuyenta de Trotsky. Siguiendo la línea ruso/soviética establecida por Weinstock para toda la puesta en escena, “Viena 19: La Sangre” toma como referencia las teorías de biomecánica del director teatral ruso Meyerhold para desarrollar la actoralidad sobre la que se deben de construir los personajes. Precisión, balance, coordinación, eficiencia rítmica, expresividad y disciplina, todo ello dentro de parámetros no convencionales, son algunos de los elementos que se exploran por el director llevando al elenco conformado por Jorge Ávalos, Ursula Pruneda, Isabel Bazán, Gastón Yanes, Antón Araiza, Margarita Wynne y Emmanuel Martín a ser divertidos, grotescos, fascinantes o simplemente fallidos en algunos casos. Mientras que Pruneda y Bazán llevan claramente la exploración hasta sus últimas consecuencias con resultados por demás positivos y fascinantes como Caridad y Frida/Silvia respectivamente, Emmanuel Martín crea una caricatura norteamericana con voz enronquecida que proviene de un lugar no orgánico o verdadero, quedando su propia exploración a la mitad del camino. Araiza congela la sangre con su fría determinación como Mornard, sus movimientos reflejo de sus reprimidas obsesiones; Ávalos conmueve como el acabado Trotsky, al mismo tiempo que es patético en sus obsesiones libidinosas. En un universo donde las necesidades animales dominan al intelecto, presentado como actos sexuales casi bestiales dentro de un onírico carnaval de tres pistas, el montaje de Weinstock brilla como una de sus pretensiones más atrevidas y mejor logradas de los últimos años.
“Yo sólo quería construir una nación.”
El teatro como arena de exploración artística es tierra fértil para la vanidad rampante de algunos o para propuestas que en su pretensión exploran de manera honesta lenguajes, técnicas y estéticas teatrales con resultados positivos e innovadores. “Viena 19: La Sangre” muestra un trabajo de autor por parte de Víctor Weinstock anteriormente no visto de mi parte, un lado estético que espero ver mucho más seguido, de manera más contundente y que se aleje de montajes de corte más complaciente.
DATOS GENERALES
(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)
OBRA: “Viena 19: La Sangre”
DRAMATURGIA: Emmanuel Martín y Fernando Cortés
DIRECCIÓN: Víctor Weinstock
ACTÚAN: Jorge Ávalos, Ursula Pruneda, Isabel Bazán, Gastón Yanes, Antón Araiza, Margarita Wynne y Emmanuel Martín.
DÓNDE: Teatro El Milagro
DIRECCIÓN: Milán 24, Colonia Juárez.
CUÁNDO: Miércoles, Jueves y Viernes 20:30, Sábado 19:00 y Domingo 18:00 horas. Hasta el 9 de junio.
COSTO: $250. Boletos disponibles en taquilla y en www.boletopolis.com Aplican descuentos.
DURACIÓN: 90 minutos sin intermedio.
DATOS DEL TEATRO: No cuenta con estacionamiento o valet parking.