Un palimpsesto amoroso, para recordarnos que la vida se mueve entre tiempo y decisiones

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Un palimpsesto amoroso, para recordarnos que la vida se mueve entre tiempo y decisiones

Abigail Sánchez Cué

En el unipersonal Nosotros íbamos a cambiar el mundo, el universo íntimo y social de los personajes se devela en líneas narrativas que oscilan entre la memoria, el tiempo y el amor, para configurar una ciencia ficción a la mexicana, donde la realidad, la narrativa y los saltos temporales se entremezclan. Ambientada en un México desconocido, en un tiempo pasado y por venir, con saltos cuánticos entre Nueva York, París, Bucarest, la colonia Tabacalera en la Ciudad de México, algún rincón de Noruega y Nuevo México, así como referencias a la pintora estadounidense Georgia O’Keeffe, La Náusea de Jean-Paul Sartre, así como el Señor Saguaro de la serie Stargirl.

Esta obra fue coproducida por Teatro UNAM y el grupo formado por el director David Jiménez Sánchez, el dramaturgo José Emilio Hernández y Luis Eduardo Yee. La propuesta despliega un sinfín de anécdotas y peripecias de María y Luis, ambos personajes representados por Yee, quien se desdobla continuamente en escena. Con una técnica virtuosa, una atinada modulación de voz y fluido trazo escénico, este montaje ofrece una aventura espacio temporal que manifiesta que el mundo entero se va a ir a mierda pero que la vida vale la pena aun cuando al fin no recordemos qué pasó.

La decisión de poblar el escenario con numerosos objetos es acertada. Se disponen y utilizan de forma aleatoria: una antigua televisión sobre una escalera, el frente de un vehículo antiguo, un tapete largo, un trenecito de juguete, un sillón con ruedas y trompos por todos lados. Estos elementos que pertenecieron a diversas producciones de Teatro UNAM fueron seleccionados y resignificados para nutrir y dar soporte a la puesta en escena. Al inicio, el espectador es invitado a escanear un código QR para recibir un mapa que indica —por medio de números— la procedencia y año en que estos objetos fueron utilizados, lo que enfatiza el juego con el tiempo.

La provocadora e inquietante dramaturgia apuesta por recordarnos la vulnerabilidad de la condición humana, el paso de la vida, las pérdidas, esperanzas y anhelos que se van en el camino. Entre atmósferas sonoras y los objetos que estimulan la mirada, la palabra se hace presente para narrar la amorosa y agónica búsqueda que hace Luis de María. Yee se mueve con soltura y energía en todo el escenario, así como a través del tiempo y el espacio de la ficción.

Los personajes enuncian dilemas sobre la colonización, el intervencionismo y la explotación, con un vaivén entre ciencia ficción y una historia de encuentros y desencuentros. La escritura permite elaborar y cuestionar ideas con profundidad filosófica y, a la vez, regala risas y lágrimas. No sé qué hacemos aquí, pero espero que sea el día más feliz de mi vida… Creo que las personas mediocres podemos cometer actos extraordinarios… Con lo que contamos no sabíamos si un día íbamos a cambiar el mundo, son frases que suman significado.

La ficción se fractura, se derrumba la cuarta pared cuando el actor pide agua al público, hace un pequeño ejercicio de trivia y juega con los objetos. La obra es un intento por volver a lo que fuimos y rescatar lo que somos, donde el tiempo y su relatividad, a manera de desdoblamiento poético, regala momentos de vigorosa potencia expresiva.

Esta es mi vida, no tengo otras más que ésta y eso está bien. La propuesta es un posicionamiento frente al mundo que logra una cohesión entre la dramaturgia, la dirección y la actoralidad. Por momentos cae el ritmo y enseguida se retoma la intensidad y concentración. En su logrado juego de transiciones y el enjambre de líneas temporales, la obra propicia una disfrutable experiencia sensorial y dramática, un teatro cercano y crudo, contundente y memorable.

Ficha Técnica

Autor: José Emilio Hernández

Director: David Jiménez Sánchez

Diseño Escénico: Fernanda García

Con Luis Eduardo Yee Vélez

Música original: Emiliano López y Joaquín Martínez Terrón

Asistente de producción: Laura Banec

Producción: UNAM

Creación: Los Bocanegra y 8m3

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