TODAS LAS NOCHES DE UN DÍA
Para quienes desean adentrarse a un jardín donde con el crepúsculo la soledad, el amor y la sangre florecen.
TODAS LAS NOCHES DE UN DÍA
“¿Cuánto se necesita para que una persona que se ha ido desaparezca?”
Entre el olor a tierra, la melodía de alguna canción italiana, el humo de un cigarro no deseado y el vívido color de las orquídeas se encierra un misterio que sólo los fantasmas del pasado pueden revelar. Es ya demasiado tiempo el que ha pasado desde que alguien vio por última vez a Silvia, la solterona. Es por ello que la policía ha decidido interrogar a Samuel el jardinero, un hombre apesadumbrado, melancólico, devoto a las plantas resguardadas en el invernadero de su empleadora, y profundamente enamorado. Aquí hay un caso que resolver, preguntas que responder, y sólo el filo mortal de la soledad traerá luz a lo que unas manos con tierra bajo las uñas pueden abrazar.
“Lo mejor para las plantas es el silencio.”
Las heridas del pasado, los traumas familiares, los corazones que se rompen y los vacíos que quedan después son tierra fértil para que dos seres rotos que comparten un mismo espacio desarrollen una relación atípica que rebasa la de un jardinero a cargo de un invernadero y la dueña de la casa. Es a partir de esta unión que el reconocido dramaturgo español Alberto Conejero construye “Todas las Noches de un Día”, una historia de amor no correspondido presentada como un thriller cuya valía se intensifica por la poeticidad que el escritor imprime a la anécdota, por la delicada manera en que entremezcla un universo botánico donde el cuidado de las plantas y flores se convierten en metáfora para las relaciones humanas.
“Lo que nunca me contaste, ¿se lo vas a contar a un policía?”
Samuel llegó al invernadero siguiendo las huellas que su padre dejó en su conciencia; Silvia se ha autoexiliado en su propio hogar, sumida en una implacable espera por un prometido que nunca habría de regresar. Uno cuida de plantas y flores mientras su corazón ama, la otra quisiera corresponder, más no hay órdenes mentales que el corazón esté dispuesto a escuchar. Mientras que la policía lo cuestiona sobre el paradero de Silvia, un fantasma susurra recuerdos al oído de Samuel, memorias de un vestido rojo que nadie lucirá más. A nivel dramaturgia, “Todas las Noches de un Día” se puede apreciar por la manera en que Conejero desarrolla el misterio del paradero de la protagonista, trama ya interesante por sí misma, al mismo tiempo que presenta a dos personajes complejos, cargados de sombras del pasado, cada uno roto por sus propias circunstancias, que desarrollan una relación afectiva codependiente que no podría tener un desenlace que no fuera trágico. Sin embargo, aunado a este factor, se suma la capacidad lírica del escritor, su delicada manera para abordar temas de profunda oscuridad como la violencia de género de forma poética para acentuar su bestial naturaleza. Aun cuando esta decisión estilística puede desacelerar a momentos la progresión dramática, esto no se debe tomar como una debilidad, más como una oportunidad para apreciar una historia que, como una flor, se toma su tiempo para florecer en todo su esplendor, revelar su belleza o la terrible verdad que esconde entre sus pétalos.
“Las sombras pueden desdibujarse, pero nunca irse.”
El escenario se ha convertido en el invernadero donde trabaja Samuel. La parte trasera es una colección de paneles de madera de distintas tonalidades, cada una de las pequeñas ventanas que conforman el jardín empañadas para cubrir la entrada del sol. En el espacio se encuentran un par de mesas y sillas de madera, sacos de tierra en el suelo, un tocadiscos viejo y una colección de macetas con diversas plantas y flores. Con un cambio de luz, de tonos cálidos que reflejan la temperatura apropiada para un invernadero a la frialdad del blanco, el lugar se transforma en una estación de policía donde se realiza el interrogatorio que busca dar con el paradero de Silvia. Desde una ambientación que inspira intimidad desde lo orgánico de la tierra y las plantas, lograda en parte gracias a un sólido trabajo de Ingrid Sac en el diseño de escenografía, iluminación y vestuario, hasta el ritmo pausado que permite intensificar la relación de complicidad y sensualidad que desarrollan los personajes, la dirección de Mauricio García Lozano para “Todas las Noches de un Día” dan muestra clara de su entendimiento alrededor de la poesía que emana del texto para desenvolverse en escena como un melodrama libre de exacerbación sentimental que podría llevar a lo manipulador o ilustrativo. Es a través de un tono medio, sin grandes aspavientos, creando atmósferas desde la actoralidad y lo internalizado, con sutiles cambios en la iluminación o con trazos que juegan con la atracción y el rechazo que García Lozano es capaz de entregar un montaje elegante, elocuentemente enlazado con la dramaturgia, para dar como resultado un trabajo de profunda intimidad. Ciertamente, la puesta en escena demanda de la atención de un público que deberá involucrarse con las palabras más allá de con la acción, que se deje seducir por ambientes más que por artificios. La recompensa para quien se preste a dicha propuesta será vasta, una bella rosa entregada libre de espinas.
“No hay nada más misterioso que el corazón de un jardinero.”
Samuel, un hombre que físicamente impone por su tamaño, complexión y gestos, es en verdad un alma sensible que encuentra la comunicación con una flor más fácil que con otros humanos. Al momento de ser interrogado por la policía, la voz de Silvia en su oído guiándolo, el jardinero revela toda su sensibilidad, su amor por su empleadora, los fantasmas que le acechan y su vulnerabilidad. Cuando se trata de hablar con aquella que ama, sus emociones brotan con mayor fuerza, ya sea para pedirle que no fume donde están las plantas, o para tratar de expresar sus sentimientos por ella. En un abrazo, cuando Silvia está en su momento de mayor debilidad, Samuel se convierte en amante y padre, en protector y cura, en salvación y piedra que la podría hundir al abismo. “Todas las Noches de un Día” encuentra en la interpretación de Mauricio Pimentel una de sus fortalezas más sólidas. En su capacidad de vulnerarse desde la entraña, permitir que toda su corporalidad reaccione a las palabras, desplomándose vencido o resistiendo como un cactus ante las negativas que recibe, en su voz que deja ver a un niño perdido en el cuerpo de un hombre es que Pimentel encarna en todos sus matices a Samuel. A su lado, Samantha Coronel realiza un trabajo igualmente loable como Silvia, mostrando la altivez propia de la dueña de la casa, la fractura de una mujer abandonada, o el colapso de una malamente llamada solterona que busca liberarse de las raíces que la sujetan y no le permiten escapar al punto de darse por vencida. Es en la evidente conexión que establecen Coronel y Pimentel donde la obra florece a su punto de mayor belleza.
“Celebremos que el mundo se ha olvidado de nosotros.”
Amar a pesar de las circunstancias, del pasado, de los fantasmas que habitan los rincones más oscuros de nuestra mente, es un ejercicio de futilidad que inequívocamente llevará a la tragedia. El verdadero amor, aquel que perdura, crece y florece hasta su máxima belleza, es aquel que entiende que venimos de lugares de dolor, con cicatrices, con heridas que quizá aún sangran. La tierra donde uno siembra el corazón es un lugar donde se echan raíces en medio del abono, de mucha mierda por la cual hay que pasar, para que salga la más bella orquídea.
DATOS GENERALES
(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)
OBRA: Todas las Noches de un Día
DRAMATURGIA: Alberto Conejero
DIRECCIÓN: Mauricio García Lozano
ELENCO: Mauricio Pimentel y Samantha Coronel.
DÓNDE: Foro Shakespeare
DIRECCIÓN: Zamora 9, Colonia Condesa.
CUÁNDO: Viernes 20:30, Sábado 19:00 y Domingo 18:00 horas. Hasta el 1 de Septiembre 2024.
COSTO: $400. Boletos en taquilla y Boletos | Todas las noches de un día | SHKSPR & CÍA (shakespeareycia.com)
DURACIÓN: 90 minutos sin intermedio.
DATOS DEL TEATRO: Hay un estacionamiento justo a lado.