Tanta pregunta, para que solo nos vean los fantasmas

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Tanta pregunta, para que solo nos vean los fantasmas: La Nostalgia 

Abigail Sánchez Cué

Al llegar a la sala, el público encuentra sobre el escenario una estructura de madera que recuerda un teatro isabelino. Al fondo se ve un teatrino con títeres; a un lado, maniquíes sostienen piezas de vestuario y sombreros. Sin cambio en la iluminación, aparecen Laura Almela y Mauricio Pimentel en los papeles de Elsa D’Arcy y Claudio L’Isaías, un actor y una actriz que se preparan para entrar a escena y nos recuerdan la fuerza entrañable de lo hecho con amor y pasión. Esos momentos previos a la función, cuando los actores se maquillan y alistan el vestuario, tienen mucho de ritual.

Diseñada para el Teatro El Milagro, La nostalgia tuvo su temporada en ese espacio un tanto íntimo. La función en el marco de la Muestra Nacional de Teatro fue la primera frente a más de 60 personas. El público pareció tomar control de la escena al desbordarse continuamente en aplausos y carcajadas, lo que se instaló como una divertida paradoja, ya que supuestamente la historia transcurre frente a un espectador “inexistente”, lo que hizo de la audiencia una presencia  ruidosamente fantasmal. Al llegar la hora de iniciar la función, los actores son informados de que nadie ha llegado a verles. Quince minutos después, la obra se declara oficialmente cancelada. Lo que sigue es una historia entrañable.

En entrevista para la Muestra Crítica, David Olguín, autor y director de esta obra, comentó: En cierta ocasión, charlando con Laura Almela y Mauricio Pimentel, nos planteamos hablar de nuestro oficio, hablar del teatro como si éste fuera una bestia herida, un animal en extinción. De ahí surgió la pregunta ¿qué es lo que más extrañaría del teatro? Ese fue el motor esencial por el que escribí La nostalgia

Los actores en esta obra son personajes vulnerables, que se conocen de muchos años atrás y  muestran su mutuo cariño con frases hirientes. Su complejo vínculo de amistad y de colaboración teatral está tejido con matices. El fantasma de un actor fallecido al que llaman ‘Sausalito’, aparece de pronto, lo que enriquece el texto junto con las referencias a mitos, leyendas y chistes locales de la vida escénica: todo teatro tiene a su fantasma. La nostalgia, de aliento reflexivo y melancólico resulta vivamente divertida y de una belleza filosófica profunda. Pasa por el teatro en verso, la loa, la poesía, el entremés y el juego con títeres. La obra llega como una crítica contundente de los sistemas culturales, con un tono que va de la comedia a la farsa, por momentos cercano al cabaret. Al grito de ¡O becas o ayuda no moral o subsidio o taquilla!, y con estos personajes entregados al teatro con pasión, lastimados por éste, por su crudeza y exigencia, la obra constituye un manifiesto del arte escénico.  

La nostalgia me pareció un abrazo, con su fino y cálido discurso. La dramaturgia y la dirección, así como el diseño del espacio, el atractivo vestuario y la ejecución actoral, regalan una experiencia intensa y estimulante. Se acompaña el trazo con sutiles cambios de iluminación y música. ¿Cómo funciona una obra cuyos referentes, motivos y trama giran en torno al quehacer teatral, frente a una audiencia que no es únicamente de ese gremio? La nostalgia logra una cercanía con el público, que demuestra la potencia del teatro para ser un foro democrático y abierto.

Resistencia es lo primero que tienes que aprender para dedicarte a esto [al teatro] y lo segundo… amor, es una línea que me atravesó. Hay dos momentos de representación en sí mismos, un ejercicio metateatral, donde los intérpretes realizan dos pequeños espectáculos dentro de la ficción. En un punto, la historia parece no avanzar, la situación está completamente develada y da la impresión de que a los personajes les queda poco por decir. Sin embargo, la dramaturgia y la gran habilidad de Almela y Pimentel, recargan la escena de energía y conducen a un emotivo cierre.

¿Será que el teatro es una hermosa bestia en extinción? se preguntan los intérpretes. ¿Qué es la nostalgia? Aquí se define como una alegría seria, como ese algo que quisieras volver a vivir. Aquí se hace presente la pasión por vivir de la escena y la plenitud de quienes, a pesar de todas las adversidades, encuentran en el escenario el sentido de su vida.

Ficha técnica

Autoría y dirección: David Olguín
Con: Laura Almela, Mauricio Pimentel y José Castellanos Infante
Escenografía e iluminación: Gabriel Pascal
Vestuario: Mauricio Pimentel
Diseño de maquillaje y peluquería: Maricela Estrada
Títeres: Gelos Giles y Pedret / Arte-Xcuincle
Asistente de dirección: José Castellanos Infante

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