SIMÓN BRUMA
Para quienes entienden que en ciertas realidades somos bestias.
SIMÓN BRUMA
La realidad de Simón y su hermana Angélica es cada vez más difícil. El primero no deja ni por un segundo de estudiar sus mapas y ella sencillamente ya no sabe ni cómo comunicarse con él. Ya casi no quedan animales disecados para vender y la situación es cada vez más precaria. ¿Será que lo que los salve, o los termine por hundir, radique en una llamada por teléfono que altere esta realidad y abra paso a una nueva? El maniático ecologista tiene sus propios planes, al igual que el hombre de la basura, y todos deberán descender a los rincones más profundos de sí mismos si es que quieren descifrar los misterios del zodiaco. En el sótano, las bestias continúan, testigos mudos de un experimento que pide a gritos ser concluido.
“Fue un sabotaje perfecto.”La presencia de universos paralelos, donde muchas realidades coexisten al mismo tiempo, se une a un discurso sobre la genética humana, las relaciones de amor-odio, incluso entre padres e hijos, y el significado de la vida misma, dentro de “Simón Bruma” del joven dramaturgo Martín López Brie.
A partir de la muerte de su padre, bajo circunstancias definitivamente sospechosas, Simón y Angélica quedan inundados en deudas, con tan sólo una colección de animales disecados y once experimentos zodiaco-genéticos en el sótano como herencia. Este punto de partida ya sería suficiente para declarar a “Simón Bruma” como una obra de temática un tanto diferente, pero a esto se suma la presencia de dos realidades simultáneas, una sucediendo en la parte superior de la casa y la otra en el sótano, a partir de las alternativas que pudieran tomar Angélica y un misterioso ex compañero de su padre. Un basuro-filósofo vestido con bolsas de plástico, un misterio por resolver y hasta una espada láser consiguen que la obra se aleje de la categoría de diferente y comience a rondar el término bizarro. Sin embargo, nada de esto lo digo de forma peyorativa, sino como una sincera forma de halago a un dramaturgo que se atreve a irse hasta las últimas consecuencias con gran inteligencia y sentido de la teatralidad.
Un texto tan profundamente diferente a lo convencional se beneficia de que el mismo escritor sea quien lleve sus palabras a la escena. López Brie dirige de manera eficaz “Simón Bruma”, utilizando elementos tan básicos como simples líneas blancas para delimitar los espacios entre el arriba y el abajo, entre una realidad y otra, y apoyándose en un buen equipo de trabajo, con la presencia de Andrea Novelo en el vestuario y Jorge Rodríguez a cargo de componer música original para la obra. Sin embargo, una compleja historia que pareciera ser dramática en un principio, que se revela mucho más como comedia, y que termina siendo un misterio, requiere de un ritmo preciso que sepa llevar las transiciones de tono con gran cuidado, sobre todo durante la parte media del montaje, para evitar que la mente de los espectadores divague, cosa que sencillamente no puede suceder so pena de perderse por completo en tan enmarañada anécdota. “Simón Bruma” es una hermosa bestia salvaje que requiere de constantes cuidados.
Eduardo Castañeda carga la mayor responsabilidad actoral al dar vida al personaje titular en “Simón Bruma” y en verdad me complace decir que lo logra más que satisfactoriamente. Una actuación que me remitió directamente al tipo de personajes que hizo Rick Moranis en películas como “Los Cazafantasmas”, “La Tiendita de los Horrores” o “Querida, Encogí a los Niños”, Castañeda consigue una personificación muy clara de un hombre perdido entre la realidad que existe en su mente y en la que habita el resto de la humanidad. A medida que se desarrolla la trama, los asistentes ríen mucho a lado de Simón, se compenetran con sus muy complicadas atribulaciones y finalmente quedan prendados de tan entrañable personaje.
Sofía Beatriz López y Georgina Ságar toman el papel de Angélica, mientras que Raymundo Elizondo y Fernando Villa son el ecologista Oscar Afrodakis, los primeros en la parte superior de la casa, los otros en el sótano. De igual manera, los cuatro actores se encargan de interpretar, a distintos momentos de la obra, al extraño amigo del padre, envuelto en bolsas de basura. Un trabajo nada fácil para los cuatro actores, quienes consiguen resultados un tanto disparejos en sus interpretaciones, que logra evidenciar la premisa sobre realidades alternas, dependiendo de qué lado, positivo o negativo, claro u oscuro, se quiera elegir para nuestras decisiones.
Siempre he pensado que el teatro más intelectual corre el peligro de caer en lo que llamo la “papaya cósmica”, refiriéndome a aquellos montajes que sólo los entienden sus creadores y nadie más. “Simón Bruma” tiene todos los elementos para caer en esta categoría y sin embargo no lo hace, gracias a la inteligencia, humor y talento detrás de cada uno de los involucrados. Una propuesta sin duda diferente y muy arriesgada, que desde el programa de mano se declara a sí misma como rara, pero que nunca revela que no sólo es eso. La obra es sumamente divertida, fascinante a momentos y un verdadero estimulante para el cerebro, claro, si es que no se llegan a perder en el camino.
“A veces para escapar de tus pesadillas tienes que dejar que te alcancen.”De acuerdo a una de mis películas favoritas, «Cloud Atlas», la realidad es una y son las interpretaciones que uno da a ésta las que pueden llegar a variar. En mi caso particular, yo decido ver la vida de una manera más constructiva y trato de aportar algo valioso al mundo, lo cual siempre trataré de reflejar en cada palabra, en cada artículo y sobre todo en cada crítica que publico. Esa es la variación en la que escojo vivir, a quien no le guste, que baje al sótano y pase un buen rato con el resto de las bestias.
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