SEXY LAUNDRY, LA ROPA SUCIA SE LAVA EN CASA
Para quienes quieren ver una comedia sobre el envejecimiento de las relaciones.
SEXY LAUNDRY, LA ROPA SUCIA SE LAVA EN CASA
“Yo no quiero que sigamos juntos porque llevamos juntos mucho tiempo.”La luna de miel y esos días de locura y romanticismo se han quedado en el baúl de los recuerdos desde hace tanto tiempo, que apenas si se recuerdan. La novedad es inexistente, los hijos han crecido, las arrugas aparecen y el fuego que existió se ha reducido al calor que queda de entre las cenizas. Luis y Ana tiene un matrimonio sólido pero la pasión se tiene que reavivar de alguna manera. Una noche en un hotel determinará el futuro de un matrimonio que busca, al menos de una de sus partes, salvar lo que se está hundiendo.
“No nos estamos haciendo el amor, nos estamos haciendo enojar.”“Sexy Laundry, la Ropa Sucia se Lava en Casa”, del dramaturgo canadiense Michele Rimi, nos lleva a un hotel boutique donde un matrimonio, armado con una guía de sexo, intentará desesperadamente encender su matrimonio a través de la exploración de los cuerpos de cada uno, compartir sus fantasías sexuales o lo que sea necesario con tal de que lo que se ha perdido se encuentre.
“Hacerse viejo es duro aunque todo se vuelva blando.”De entrada pareciera que la obra es una comedia sexual insulsa que, con la mera exposición de un problema común, busca sacar la risa fácil. La primera parte del texto es un tanto alargada en su exposición de la problemática, pero la traducción a cargo de Claudia Romero es acertada en su tropicalización y humor, sobre todo cada vez que una nueva “virgen” es mencionada. Sin embargo, un importante giro de tuerca hacia el final del montaje obliga a reevaluar la obra, al convertirse en un verdadero manifiesto sobre la naturaleza y consecuencias del paso del tiempo sobre las parejas.
“Antes te encantaba.”La dirección de Jaime Matarredona está intrínsecamente ligada al trabajo que César Bono y Raquel Garza realizan en escena. César Bono a lo largo de los años se ha ido convirtiendo en un personaje en sí mismo. Su estilo característico, gritado y un tanto exagerado de actuar, ha sido aceptado por el público mexicano como una realidad y eso es lo que se recibe durante los dos primeros tercios de la obra. Matarredona debería de medir a Bono para poder darle una mayor variedad y dimensión a su personaje y, por ende, un mejor ritmo a la obra. En el caso de Raquel, el personaje de Ana es una clásica “esposa desesperada” dispuesta a todo con tal de salvar el matrimonio que ella solita ha decidido que está en crisis. La actuación que Raquel entrega es de tono apropiado y medido, que en verdad luce más cuando la obra toma tintes serios que durante los momentos de comedia, en gran parte debido a la disparidad entre Bono y ella. Insisto, un equilibrio en las dimensiones actorales harían maravillas por el montaje. Por otro lado, la decisión de vestirla como colegiala durante más de la mitad de la obra me resulta sin sentido, sobre todo cuando llega la revelación de vestuario final.
“Te traje aquí para que veas lo que queda de nosotros.”“Sexy Laundry, la Ropa Sucia se Lava en Casa” entra al repertorio de obras de cámara de Ocesa y le encuentro un fuerte potencial de éxito. Quienes sólo busquen divertirse, encontrarán a actores conocidos dentro de lo que se presenta como una comedia sexual; quienes buscan un teatro más profundo, encontrarán un discurso muy poderoso sobre las relaciones humanas y el envejecimiento de ellas. Eso sí, sea el público que sea, todos saldrán con un ligero escalofrío en la espalda al no poder evitar pensar en el futuro a largo plazo de la relación que estén teniendo en ese momento.
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