RIÑÓN DE CERDO PARA EL DESCONSUELO
RIÑÓN DE CERDO PARA EL DESCONSUELO
Gustave y Marie esperan. Él hubiera querido ser un famoso escritor, poeta y dramaturgo, digno del amor de quien nunca se iba a fijar en alguien tan insignificante como él. Ella sólo quería ser amada, pero a falta de eso, la compañía y los insultos de Gustave eran suficientes. Gustave y Marie siguen esperando. Él se ha obsesionado con el irlandés, en ayudarlo, sin que lo sepa, a perfeccionar la obra de teatro que se convertiría en la pieza de dramaturgia más importante del siglo XX; ella hará todo lo necesario para seguir a su lado. Gustave y Marie esperan, pronto la muerte alcanzará a uno de ellos. Godot nunca va a llegar, pero el estreno de la obra ya es mañana. No importa, siempre habrá riñón de cerdo para calmar las penas del alma.
Adentrarse al mundo de Samuel Beckett y el proceso creativo detrás de la elaboración de su obra maestra Esperando a Godot a través de dos personajes ficticios profundamente disfuncionales en su relación da como resultado “Riñón de Cerdo para el Desconsuelo”, uno de los textos más poderosos e interesantes del dramaturgo Veracruzano Alejandro Ricaño. A través de Gustave y Marie, seres tanto entrañables como patéticos, diálogos ingeniosos y mordaces, ácidos y fluidos, Ricaño presenta una premisa profunda, oscura e intelectual que golpea a la mente con fuerza.
El encuentro con Gustave y Marie, dos personas enfrascadas en una relación absolutamente co-dependiente y disfuncional, es suficiente para capturar la atención. No obstante, la verdadera curiosidad empieza a cosquillear entre la audiencia mientras discuten de Samuel, el irlandés, sobre Ulises y el nuevo sauce, dando pie a que se tenga la sensación de estar metido en un rompecabezas que no termina aún por encajar. En el instante en que el espectador se da cuenta de que el Samuel del que se está discutiendo es Beckett y que la obra que Gustave está osando manipular es la mismísima “Esperando a Godot” la revelación es exquisita ya que uno se da cuenta de que está viendo algo muchísimo más profundo y complejo de lo que se habría imaginado. Para aquellos que no conozcan el trabajo de James Joyce, Franz Kafka, Arthur Miller o Beckett, “Riñón de Cerdo Para el Desconsuelo” resulta interesante a partir de la enfermiza relación entre los dos protagonistas; para quienes entiendan todas las referencias a estos autores y sus obras, el trabajo de Ricaño es un bocado fascinante, admirable en su ejecución, aun cuando la misoginia insertada en sus palabras pueda resultar por demás incómoda para más de uno.
La compañía teatral Golem Laboratorio Teatral presenta, bajo la dirección de José Eduardo Rosales, un montaje de “Riñón de Cerdo para el Desconsuelo” que se basa en la farsa. Gustave y Marie son dos grotescas caricaturas que hacen las veces de Vladimir y Estragón del clásico de Beckett. Apoyado por un magnífico trabajo de iluminación a cargo de Jesús Alejandro González Pérez y un igual de bien logrado diseño de sonorización, el director consigue un ambiente oligofrénico que fortalece la dramaturgia y es capaz de arrancar algunas carcajadas en situaciones que no son en lo más mínimo graciosas. No obstante, la puesta en escena no consigue la contundencia emocional del viaje que emprenden los personajes al carecer de una progresión tonal que lleve a la farsa de lo cómico a lo patético, culminando en una escena final que debería provocar escalofríos entre las butacas. El trabajo de Rosales deja la farsa en su tono más alto, no explora las dimensiones más oscuras del género, dejando un vacío donde hay cabida para una anagnórisis.
Marie es insultada con ferocidad por Gustave, quien le ordena que se vaya a la carnicería. Su reacción es obedecer cabizbaja. En cuanto su pareja le pide que se detenga, una desencajada sonrisa llena toda su cara y sus ojos se desorbitan de felicidad mientras brinca de regreso a quien con tanto odio la maltrata. La propuesta de “Riñón de Cerdo para el Desconsuelo” de Golem Laboratorio Teatral encuentra su punto más sólido en la actuación de Aline Fabiola Gómez Saucedo quien encarna a Marie con un balance exquisito de ridiculez y locura, sin dejar que la fragilidad del personaje se asome en los momentos adecuados de la narrativa. A su lado, Francisco Javier Sánchez Urbina realiza un buen trabajo como Gustave, alcanzando los mejores momentos en el enojo, aún cuando su fragilidad debe ser mejor explorada para dar mayor peso a su interpretación.
“Riñón de Cerdo para el Desconsuelo” se presentó dentro del 47 Festival Internacional Cervantino el viernes 25 de Octubre a las 20:00 horas en las Catacumbas del Mesón de San Antonio.