PRISCILLA, LA REINA DEL DESIERTO, EL MUSICAL

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Para quienes desean celebrar la libertad de ser, amar y vestirse en drag.

PRISCILLA, LA REINA DEL DESIERTO, EL MUSICAL

Por Juan Carlos Araujo
Fotografías: Ricardo Castillo Cuevas

“It’s raining men, hallelujah!”

Tomar un pesero desde la ciudad de México hasta Guaymas, Sonora, no es exactamente lo que uno llamaría glamoroso. Pero, si se le añade un toque de rosa, un montón de glitter y plumas, y les pasajeres son tres fabulosas drag queens dispuestas a conquistar el mundo, o cuando menos tener un mejor trabajo, este viaje se convertirá en una verdadera aventura de divas entaconadas. Que se cuiden aquellos con homofobia, que sufren de heteropatriarcado y una que otra botarga, porque estas dragas van a tomar la carretera al ritmo de las reinas del Pop y del Tex-Mex.

“Aquí entre hermanas, ¿quién no ha soñado con vestirse de mujer?”

La estética con que se asocia en la actualidad a las drag queens, una versión llevada al extremo de todo lo que se considera femenino y extravagante, principalmente en cuestión de vestuarios, es resultado en gran parte a la película australiana de culto “Priscilla, Reina del Desierto” de 1994. La comedia sobre tres drag queens recorriendo el desierto en busca de reconciliarse con su pasado, en busca de una mejor vida, o quizás de un nuevo amor, abrió en su momento importantes y urgentes conversaciones en torno a temas LGBTIQ+, nos brindó visibilidad, y adentró a la comunidad dentro de la cultura popular en una época donde la homofobia estaba más que rampante a causa de la pandemia incontrolada del VIH. En 2006, el guionista y director de la película, Stephan Elliot, junto con Allan Scott, retomaron esta icónica historia para convertirla en un musical de rockola, manteniendo la integridad de la anécdota, y haciendo uso de canciones pop y disco de grandes artistas como Madonna, Tina Turner, Pet Shop Boys, Gloria Gaynor y Diana Ross.




“Somos tres hermosísimas dragas en un camión.”

Aquí la ruta no es por el desierto australiano, es hacia Guaymas. Durante el funeral de la pareja de Bernadette todos cantan a Mónica Naranjo, y al llegar a un bar en medio de la nada las canciones que suenan son de Caballo Dorado y el Divo de Juárez. Al andar en carretera, las dragas deben tener cuidado de no atropellar a un armadillo, a una vaca, o a una de las figuras más ridículas e identificables de la cultura pop mexicana actual. Uno de los principales retos de poner en escena “Priscilla, La Reina del Desierto, el Musical” en un idioma no anglosajón radica en la presencia de canciones que en español podrían sonar discordantes con el imaginario colectivo. Tratar de traducir Like a Prayer de Madonna sería un ejercicio destinado a la burla o el franco fracaso, por nombrar un ejemplo. Es en este punto que la adaptación que realiza el también director de escena, Joserra Zúñiga, brilla. Tanto por su capacidad de tropicalizar la narrativa al terreno local, así como por añadir toda una serie de guiños humorísticos locales, el musical se convierte en un montaje metateatral a momentos ingenioso, en otros francamente hilarante, donde se puede de igual manera hacer referencia a la película original, a personajes vueltos famosos por la protagonista Alejandra Bogue, o insertar canciones de Ana Bárbara en un espacio que convivan en armonía con aquellas melodías icónicas de Cyndi Lauper o The Weather Girls.

“Espero que en el desierto haya suficiente espacio para las dos.”

En el segundo piso del bar XH-LGBT en la zona rosa de la Ciudad de México se encuentran las tres divas cantando It’s Raining Men de The Weaher Girls. Esta introducción al mundo drag en el que habita el musical se entremezcla con la acción en la parte inferior del lugar, donde Mitzi recibe noticias que le cambiarán su vida mientras que Latina Turner canta What’s Love Got to do with it. Estas canciones se reconocen por melodía, más no la letra dado que el sonido de la música ahoga por completo a las voces. De igual manera, los rostros de muchos de los personajes se ven oscurecidos, en parte por una ausencia de luces frontales, así como por un exceso de humo en el escenario, una constante durante toda la puesta en escena. A nivel ritmo, tono y estilo, la escenificación de “Priscilla, La Reina del Desierto, el Musical” logra sus cometidos en ofrecer un musical ágil, sumamente divertido, que captura la esencia camp del drag. Sin embargo, técnicamente se descubren varias áreas de oportunidad para fortalecer el producto, siendo el diseño de iluminación y el diseño de audio las principales. Una vez establecido esto, se admira el trabajo de Giselle Sandiel y Valencia Gonzaga en el diseño de vestuario. Ya sea presentando el icónico vestido de chancletas, o looks inspirados en patitos de hule, las creativas capturan la ridiculez, glamour y exageración del drag, una de las esencias principales de la propuesta, misma que se complementa con la peluquería a cargo de Cynthia Muñóz.




“Qué belleza es tener un pesero color de rosa que no sirve.”

Bernadette es coqueta y recatada con un posible pretendiente, pero al subirse al escenario y hacer lip-sync del más icónico de los himnos gay, la mujer trans se convierte en una verdadera estrella; frente a su hijo, Tick es un hombre opacada y empequeñecido por la homofobia interiorizada que le impide plenamente vivir su verdad, más al momento en que alguien hace referencia a Selena, su alter-ego drag Mitzi aparece y una enorme diva aparece en el escenario; el altanero y egoísta Adán deja ver sus vulnerabilidades mientras entona una famosa canción de la Trevi, momentos antes de cometer un terrible error de juicio que podría costarle la vida. El alma de “Priscilla, la Reina del Desierto, el Musical” se encuentra en la presencia y entrega escénica de sus protagonistas Alejandra Bogue, Rogelio Suárez y José Peralta. Tanto la evidente diversión que los tres artistas experimentan sobre el escenario, la entrega con que se dejan llevar en cada uno de los números musicales, o la complicidad que se genera entre les tres son testimonios de una formula ganadora que llevan a que la puesta en escena sea plenamente exitosa. Una vez dicho esto, las tablas, el carisma y el talento para la comedia de la Bogue siempre serán una invitación a aplaudir de pie su trabajo. Es importante destacar la presencia vocal de las tres divas, Cesia Sáenz, Francesca Yarull y Carmen Gozz, así como la divertida participación de Óscar Piñero como un clásico macho norteño que sin darse cuenta está un poco más que deconstruido. El resto del elenco está conformado por Roshell Terranova, Carlos Orozco Plascencia, Otto Luzardo, Danito Lasso, Santi Ulloa, Ervey Ortegón, Sofí Rodche, Ana Teresa Martínez, Adriana del Río, Carlos Iriarte, Claudio González, Federico Stegmayer, Nicolás Domínguez, Orville Alvarado, Salvador Coronel, Andrés Ruanova, Nick Martínez, Ricardo Galina, Kevin Hernández, Mateo Trabulsi, Jimena Posada y Cris Mass.

“¡Sonora, lentejuela y Madonna!”

Recuerdo la manera en que la película de Priscilla sencillamente me voló la cabeza. Ver una película en los noventas que celebrara la cultura drag, que mostrara la disidencia de género como una celebración y no como una vergüenza, era algo que en la mente de un joven gay lleno de homofobia interiorizada sencillamente mágico e imposible de imaginar. Ahora, como un hombre orgullosamente queer, con una expresión de género no binaria, me reencuentro amorosamente con ese camión australiano, ahora convertido en pesero rumbo a Guaymas, para seguir celebrando quienes somos, nuestra libertad de existir, de amar a quien se nos pegue la gana, y de caminar con la frente muy en alto con unos tacones muy bien plantados.

 

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DATOS GENERALES

(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)

OBRA: Priscilla, la Reina del Desierto, El Musical

DRAMATURGIA: Allan Scott y Stephan Elliot.

TRADUCCIÓN, ADAPTACIÓN Y DIRECCIÓN ESCÉNICA: Joserra Zúñiga

DIRECCIÓN MUSICAL: Edgar Ibarra

ELENCO: Alejandra Bogue, Roshell Terranova, Rogelio Suárez, José Peralta, Carlos Orozco Plascencia, Cesia Sáenz, Francesca Yarull, Carmen Gozz, Otto Luzardo, Danito Lasso, Santi Ulloa, Ervey Ortegón, Sofí Rodche, Ana Teresa Martínez, Adriana del Río, Carlos Iriarte, Claudio González, Federico Stegmayer, Nicolás Domínguez, Orville Alvarado, Salvador Coronel, Andrés Ruanova, Nick Martínez, Ricardo Galina, Óscar Piñero, Kevin Hernández, Mateo Trabulsi, Jimena Posada y Cris Mass (alternan funciones).

DÓNDE: Teatro México dentro del Centro Teatral Manolo Fabregas

DIRECCIÓN: Velázquez de León 31, Colonia San Rafael.

CUÁNDO: Viernes 20:30, Sábado 17:00 y 20:30 y Domingo 17:00 horas.

COSTO: $1720, $1420, $1000, $850, $720 y $640. Boletos en taquilla y goliiive | La vida es en vivo

DURACIÓN: 150 minutos con un intermedio de 10 minutos.

DATOS DEL TEATRO: Cuenta con valet parking.

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Licenciado en Literatura Dramática y Teatro con experiencia de más de veinte años en crítica teatral. Miembro de la Muestra Crítica de la Muestra Nacional de Teatro y Miembro de la Agrupación de Críticos y Periodistas de México.

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