PIC-NIC
Para quienes desean carcajearse de cuán absurda, fársica y nada graciosa es la guerra.
PIC-NIC
“A mi este olor a pólvora me despierta un apetito animal.”
Hoy es un domingo cualquiera en las trincheras. Luego de tomar resguardo ante la amenaza de bombas, no queda mas que mucho tiempo libre para jugar a los soldaditos, tejer una colcha, buscar alguna manera, no de matar al enemigo, sino el aburrimiento. Sin embargo, en este día particular, papá y mamá han decidido sorprender a su pequeño con una comida familiar sorpresa en el campo de batalla. Entra bailes cantos, amarrar a un solado enemigo y beber una copa de vino, lo que queda más que claro es que la única diferencia entre los dos bandos combatientes es el color de su uniforme. Así de inmensa es la absurdidad de la guerra.
“¿Has matado muchos?”
La guerra, como el acto de mayor sinsentido que ha generado la humanidad, es el objeto de estudio y burla para el dramaturgo español Fernando Arrabal en su obra “Pic-Nic”. Co-fundador del Movimiento literario pánico que gira alrededor el terror, el humor y la simultaneidad, Arrabal, escribió esta farsa en 1952, misma que claramente sigue teniendo relevancia en nuestros días, en su denuncia y crítica contra los conflictos bélicos. Entremezclando el teatro del absurdo con el vanguardismo, adoptando estilos narrativos que de inmediato remiten a Esperando a Godot de Samuel Beckett y a La Cantante Calva de Eugene Ionesco, dramaturgos pilares en el teatro del siglo XX y de quienes fuera amigo personal Arrabal, la obra utiliza un día de campo familiar en medio de un campo de batalla para realizar una ácida, pero hilarante y mordaz denuncia contra ese invento de políticos que lleva a soldados a matarse entre ellos sin verdadera razón alguna.
“Es de mala educación sentarse a la mesa con fusil.”
Luego de que ha pasado la mañana entera de domingo profundamente aburrido, los papás del soldado Zapo llegan inesperadamente al frente para comer con él en un día de campo. Entre los comentarios de papá, que claramente romantizan la guerra, y las preguntas de mamá sobre limpieza e higiene que dejan más que en claro que el soldado que lleva un arma mortífera al hombro no es más que un niño, se va entretejiendo una sumamente cómica narrativa que habla sobre la aceptación de un evento repugnante dentro de la vida diaria de los ciudadanos. Sin duda nada es más absurdo que la guerra, y “Pic-Nic” lo evidencia de manera sutil, más no por ello menos contundente. Invitar a un prisionero de guerra a compartir una copa de vino es una elegante manera de evidenciar que los soldados en los ambos bandos en conflicto son idénticos en su pensar y sentir, donde ninguno quiere matar al otro. Este es tan sólo un ejemplo de las múltiples maneras en que el autor va guiando al espectador al interior de su aparente caos, de algo que a primera instancia pareciera no tener la menor lógica, pero que debajo de la superficie revela un texto de suma inteligencia y humor que abre necesarias conversaciones en torno a la guerra haciendo de la risa su mejor arma.
“Tanta guerra te tiene que aburrir.”
El escenario consta de dos tarimas idénticas cubiertas por tela de saco y dispuestas en espejo en los polos opuestos del espacio. En medio de ellas, una mesa, igualmente cubierta, donde se llevará a cabo la comida. Al inicio de la obra, mientras Zapo se pone a tejer una colcha, Alonso Burgos toca el piano como si de una caricatura se tratara, estableciendo el tono fársico de la obra. De momento, se escucha a Rita Pavone cantar Volare, mientras una motoneta entra a escena, entrada de los padres del soldado como si de repente se estuviera presenciando una escena de alguna película italiana de los años sesenta. A la mitad de la obra, luego de un supuesto bombardeo, un par de camilleros aparecen en escena como si de dos zombis se trataran. La dirección que Marta Luna busca con “Pic-Nic” resulta acertada en el crear un ambiente absurdo, en un tono cuidado de farsa, que intensifica tanto el humor como el ridículo que se pretende desde la dramaturgia. Tanto en el desarrollo de los personajes, como en el tono general de la obra, Luna consigue un buen equilibrio que permite el claro entendimiento de la puesta en escena. Es por ello que resulta desconcertante la presencia de una serie de proyecciones en la parte alta del escenario, imágenes y dibujos alusivos al horror que es la guerra, que resultan enteramente innecesarios e ilustrativos, como si pareciera que hubiera una necesidad de explicar a los asistentes lo que está sucediendo. Salvo por esta última decisión, la propuesta escénica es claro testimonio de la capacidad de la directora para montar un texto de gran complejidad con absoluta ligereza para deleitar y provocar al público.
“¿Cómo es la cara de héroe?”
Luego de que el bombardeo ha terminado, mamá le pide a su hijito que baile. Este, a regañadientes, se pone unas zapatillas de ballet, un tutú, y la música de El Lago de los Cisnes comienza. Lo que acontece en escena resulta en una gran ovación a la mitad de la obra tanto por lo sorpresivo como por la proeza técnica que se demuestra. Siendo congruentes con la propuesta en farsa de “Pic-Nic”, el elenco conformado por Alberto Estrella, Ainé Martelli, Víctor Carpinteiro, David Hevia, Erick Jiménez y Monserrat Ponce crean personajes que a momentos caen en el terreno de lo caricaturesco, en otros en el de lo patético Esto lo demuestra con precisión e hilaridad Hevia como un papá flemático, grandilocuente y pedante que minimiza la labor bélica de su hijo ante la ausencia de caballos en esta guerra, pero que igualmente es capaz de cantar en alemán de la manera más ridícula. Por su parte, Carpinteiro da vida a un claramente empequeñecido y deprimido soldado a quien el aburrimiento de la guerra pareciera haber roto el espíritu. Lo interesante de este personaje radica en la manera en que Carpinteiro inyecta humor de manera sutil al personaje sin exagerarlo. Una vez dicho esto, quien recibe las palmas de la noche es Alberto Estrella quien deja todo en el escenario, ya sea demostrando su entrenamiento de danza o su capacidad para la comedia jugando con soldaditos de juguete o levantando unas chambritas que él mismo tejió. Es en el permiso que estos actores se dan permiso de ser ridículos sobre el escenario que la obra alcanza su máximo potencial tanto en la comedia como en la sordidez del tema.
“Señor prisionero, ¿usted por qué es el enemigo?”
A lo largo de los años he tenido la oportunidad de aplaudir una enorme cantidad de montajes alrededor del tema de la guerra. Sin embargo, me resulta fascinante que es un texto escrito hace más de 70 años el que encuentro que logra capturar con mejor precisión lo que este bestial acto significa. El teatro del absurdo, al igual que el vanguardismo, buscaba evidenciar cuán ridículos somos los seres humanos, peor aun en nuestra capacidad de normalizar un acto que no tiene la menor razón de ser, donde personas sin el menor deseo de matar a un desconocido son obligados a hacerlo en nombre de un ideal que al final, nunca justifica la pérdida de vidas inocentes. La guerra es un campo sangrante cubierto de flores de trapo que un soldado aburrido dejó a su paso. Vean “Pic-Nic” y entenderán plenamente de lo que hablo.
DATOS GENERALES
(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)
OBRA: Pic-Nic
DRAMATURGIA: Fernando Arrabal
DIRECCIÓN: Marta Luna
ELENCO: Alberto Estrella, Ainé Martelli, Víctor Carpinteiro, David Hevia, Erick Jiménez y Monserrat Ponce.
MÚSICA EN VIVO: Alonso Burgos
DÓNDE: El Circulo Teatral
DIRECCIÓN: Veracruz 107, Colonia Condesa.
CUÁNDO: Viernes 20:30, Sábado 19:00 y Domingo 18:00. Hasta el 3 de Marzo 2024.
COSTO: $300. Boletos en taquilla. Reservaciones al teléfono 5555-53-1383
DURACIÓN: 55 minutos sin intermedio. Principio del formulario
DATOS ADICIONALES DEL TEATRO: No cuenta con estacionamiento o valet parking.
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