
OVILLO
Para quienes desean ver la dura realidad de la migración desde los hilos que tejen las que se quedan.
OVILLO
“Este hilo es para llenar la espera.”
Ellas bordan mientras esperan. También trabajan, cocinan, recolectan la cosecha, preparan fiestas, vuelan papalotes y aguardan a que el altavoz del pueblo las nombre, señal de una llamada del otro lado con noticias, promesas de licuadoras o vestidos de quinceañera, en el mejor de los casos con una confirmación de vida. Aquí, en un poblado como tantos no sólo en Oaxaca sino en todo el país, los fantasmas de quienes se fueron han dejado un vacío que podría ahogar a toda una comunidad en la miseria. Sin embargo, a falta de tantos que decidieron cruzar la frontera en busca de una vida mejor, es mejor bailar, beber un mezcal, y recordarles con hilos que se entrelazan en amor y añoranza.
“Esta tierra se divide en dos: los que se quedan y los que se van.”
En 2024 se estima que más de 4 millones de mexicanos migraron de manera ilegal a los Estados Unidos. Esta situación es el reflejo de una empobrecida realidad que se vive a lo largo y ancho del país, una donde cientos de miles de familias quedan fragmentadas cuando, en su mayoría hombres, se ven arrinconados a abandonar sus hogares para ir en busca de una vida mejor que la que México puede ofrecer, principalmente en las zonas rurales con mayor índice de pobreza, como muchas que se encuentran en Oaxaca. Esta cruda verdad es parte de la historia de vida de Sonia Gregorio, dramaturga de “Ovillo”, una pieza de teatro documental que aborda este muy actual tema desde la mirada de las mujeres que se quedan a seguir sus vidas en espera de que algún día sus hijos, esposos, novios o amigos regresen del gabacho.
“Mi hermano es un fantasma porque nunca lo he visto.”
Una joven que jamás conoció a su hermano vuela una cometa todos los días, ritual que alimenta el sueño de que algún día ella también pueda volar al otro lado de la frontera; una madre suspendida en espera perenne por una llamada que sencillamente no llega; una esposa que fue abandonada estando embarazada y que, catorce años después, debe negociar con su hija para que acepte una fiesta de quinceañera pagada por un hombre que dice ser su padre desde el otro lado de la frontera, pero a quien ella jamás ha visto; una adolescente con el corazón roto por una promesa de amor que murió antes de llegar a la frontera. Entrelazando sus propias vivencias con aquellas de un colectivo de mujeres de San Francisco Tanivet, Oaxaca llamadas las Hormigas Bordadoras, la dramaturgia de Gregorio es un claro retrato que busca la concientización, el abrir los ojos a una innegable realidad de millones, sin caer en ningún momento en la victimización o en el chantajista melodrama. Muy al contrario, en el proceso de entretejer cuatro historias, las de dos adolescentes, la de una mujer de edad media y la de una de edad madura, “Ovillo” es una invitación a la celebración de estas mujeres que sobreviven y que salen adelante a pesar de sus circunstancias. Esto se acentúa con una conclusión que incluye la participación de La Banda Mixanteña de Santa Cecilia que convierte la propuesta escénica en una verbena con sabor a mezcal, esperanza y vida.
“Aquí siempre falta uno.”
Aparte de las cuatro sillas que ocupan las actrices, alrededor del escenario se han dispuesto más asientos que son ocupados por espectadoras, quienes simbólicamente se convierten en hormigas bordadoras. Mientras que cada una de las actantes va narrando su parte de la historia, las demás bordan, en representación de esta acción que mantiene al colectivo en operación, pero que también simboliza la eterna espera en que están enclaustradas estas poblaciones, muchas familias en ellas dependiendo económicamente de las remesas que se envían desde Estados Unidos. A pocos minutos antes de que concluya la representación, se reparte un poco de mezcal entre la audiencia en preparación de la fiesta que está a punto de comenzar, misma que se anuncia desde afuera del teatro antes de ser invadido por completo por la trompeta, el tambor y la tuba. Escénicamente, la dirección de Mariana Gándara en “Ovillo” busca crear un ambiente íntimo, donde el espectador puede conectar con las historias de estas mujeres, ser parte de ellas, al punto de unirse a bailar en celebración. Esto se consigue igualmente gracias a la honesta interpretación que realizan Mayra Sérbulo, Liliana Alberto, Xóchitl Franco y la misma Sonia Gregorio, quienes dan voz a estas distintas generaciones de mujeres que deben lidiar con sus ausencias.
“Nosotras también queremos bailar.”
El tema de la migración es pertinente y urgente, uno que se ha hecho presente en los escenarios de todo el país, reflejo de una punzante realidad de la que se tiene que hablar, ahondar y reflexionar. No obstante, en mi experiencia como espectador, este tema es comúnmente abordado desde la exacerbación del sufrimiento, en una victimización o en un exacerbamiento de la violencia asociada con este fenómeno. Es en este punto donde “Ovillo” se diferencía al extender la mano al público para que se suba al escenario a bailar, para que, lejos de conmiserarse ante la vida de estas hormigas bordadoras, las pueda ver a los ojos, las abrace y las admire por lo que son, mujeres que sobreviven con o sin hombres, que se mantienen de pie llevando pan a la mesa con servilletas bordadas o haciendo arte, haciendo teatro.
DATOS GENERALES
(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)
OBRA: Ovillo
DRAMATURGIA: Sonia Gregorio
DIRECCIÓN: Mariana Gándara
ELENCO: Mayra Sérbulo, Liliana Alberto, Sonia Gregorio y Xóchitl Franco.
MÚSICA EN VIVO: La Banda Mixanteña de Santa Cecilia
DÓNDE: Teatro El Granero Xavier Rojas, dentro del Centro Cultural del Bosque.
DIRECCIÓN: Reforma y Campo Marte, detrás del Auditorio Nacional, Chapultepec.
CUÁNDO: Jueves y viernes 20:00, Sábado 19:00 y Domingo 18:00 horas. Hasta el 22 de Junio 2025.
CUANTO: $150. Aplican descuentos. Boletos en taquilla y en Boletos | OVILLO | Centro Cultural del Bosque
DURACIÓN: 65 minutos sin intermedio.
DATOS DEL TEATRO: Cuenta con estacionamiento.