MUERTE SÚBITA
MUERTE SÚBITA
“Tú lo que elegiste fue una dispareja, alguien menor a ti.”Soy Licenciado en Literatura Dramática y Teatro, graduado de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Cada vez que tengo la oportunidad de regresar a mi alma mater, me encuentro con una marejada de recuerdos de mi época como estudiante. Los amigos, los maestros, las clases, las obras que escribí, los personajes que actué en clases y las obras que dirigí. En su mayoría, no eran ejercicios muy buenos, de hecho, me atrevería a decir que casi todos eran malos. Estaba estudiando, estaba aprendiendo. No justifico, nomás explico.
Bajo ese parámetro es que llego, por invitación, a la temporada Otoño-Invierno de teatro de este año en mi ex-facultad, y me encuentro sentado en el teatro donde alguna vez yo mismo actué, mal, y llegué a dirigir, peor, mis primeras obras. Es en el aula teatro Fernando Wagner donde me siento para ver “Muerte Súbita” de Sabina Berman montada por alumnos de tercer año de mi carrera.
«Me pongo un anuncio en la frente: impotente profesional.»Una de las obras más reconocidas de una de las dramaturgas mexicanas de mayor prestigio, “Muerte Súbita” nos cuenta la historia de Andrés, quien vive con Gloria en un edificio abandonado, mientras escribe su nueva novela con absoluta pasión. La llegada de Odiseo, amigo de hace tiempo, y que pasara tiempo en la cárcel, viene a irrumpir con lo establecido para demostrar que para poder crear, a veces se necesita la destrucción de todo lo que se ha construido.
Cuando me invitan a una obra de teatro para reseñarla, dejo a un lado al crítico para convertirme, en la medida que se pueda, en el público target a quien se dirige el montaje en cuestión. En este caso, ¿bajo qué parámetros debo de juzgar la obra dirigida por un estudiante de la carrera, presentando su trabajo en el aula misma donde aún sigue tomando clases y aprendiendo? Bajo los mismos que cualquier otra.
El espacio es reducido y aprovechado al máximo. Al poner la cama al fondo del escenario, se consigue ampliar la profundidad de la escena para momentos que ciertamente son íntimos en su naturaleza. Además de esto, el posicionamiento y uso de un sillón son sumamente interesantes, poniéndolo casi encima del público, para crear una atmosfera de complicidad, sobre todo en los momentos en que Odiseo trata de seducir a Gloria, teniendo a Andrés en medio. Sin lugar a dudas, el manejo del espacio es el mayor logro de todo el montaje.
Una de las principales lecciones que se me dieron y que se me repitieron hasta el cansancio en mis clases de dirección se resume en una sola palabra: ritmo. El ritmo de una obra es la sangre que fluye y que si no se mueve a la velocidad adecuada puede producir un ataque cardiaco o peor aún, dejarnos en coma. El ritmo de “Muerte Súbita” es lento, e incluso, pesado a momentos. Recordemos que por ritmo no me refiero a la velocidad con la que los actores deben de hablar, uno de los errores más comunes en este ámbito, sino en cómo debe de fluir la acción, los diálogos, los movimientos. Lo único en lo que puede resultar un ritmo pesado es en el más grande pecado de todos en una obra de teatro: aburrir al público.
Un director necesita dos elementos básicos para poder montar una obra de teatro: visión y cojones. Visión para poder crear la obra en su mente y saberla transmitir al escenario; cojones para hacer todo lo que sea necesario para que esa visión sea lo más parecida a lo que tiene en su mente. Un buen director no trabaja con buenos amigos, trabaja con buenos actores. Un texto sólido y una clara dirección pueden ser mutiladas por completo por los actores equivocados. Peor aún, cuando uno de tres es bueno y sobresale, enfatizando el mal trabajo de los demás. “Muerte Súbita” es un trabajo pobre a nivel actoral en dos terceras partes, culpa de un director que no supo conseguir lo que quería de los actores que él mismo escogió.
El montaje de “Muerte Súbita” de Cristian José García es una promesa a largo plazo. Es un ligero vistazo a lo que este joven creador podrá conseguir en un futuro a medida que consiga mayor fuerza, experiencia y educación teatral. ¿Está listo? No, pero por eso sigue en la carrera. ¿Tiene posibilidades de triunfar? Definitivamente. Se le nota el instinto teatral, pero sigue muy verde. Debe de cuidarse, debe de alimentarse, debe de crecer. Tengo paciencia. Le seguiré la pista.
Recuerdo la manera en que todos nos aplaudíamos nuestros ejercicios de actuación y dirección en mis tiempos de estudiante. Todos éramos buenísimos y talentosos e íbamos a triunfar seguro. No es cierto. No todos lo éramos y no todos lo hicimos. Tal vez, si hubiéramos sido más honestos los unos con los otros, habríamos alcanzado metas más altas. ¿He sido muy duro con este montaje? ¿Debí ser más generoso? El mundo del teatro no es fácil y para poder sobrevivir en él uno debe de curtirse la piel. No busco destruir ni atacar a este joven creador, muy al contrario. Soy honesto y no amable. Es el mejor regalo que le puedo ofrecer para que crezca y, en unos años, me sorprenda con un montaje que, estoy seguro, puede llegar a crear.
Twitter: @Entretenia
Juan Carlos Araujo: entreteniateatro@gmail.com
Ricardo Castillo Cuevas: entreteniafoto@gmail.com
www.entretenia.com
DATOS GENERALES
(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)
ACTÚAN: Nareni Escotto Gamboa, Jorge Enrique Sánchez Viñas y Héctor Sandoval Rodríguez.
DIRECCIÓN: Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, en el área de teatros.