MI MADRE Y EL DINERO

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Para quienes entienden que ni en el teatro, ni en la vida, ni para una madre, ni para nadie, la pobreza puede ser un estado de permanencia.

MI MADRE Y EL DINERO

Por Juan Carlos Araujo
Fotografías: Ricardo Castillo Cuevas

“Cuando le propuse a mi madre hacer una obra sobre su vida, tuvimos muchas negociaciones para representarla.”

A lo largo de sus 65 años, Josefina Orlaineta ha tenido más de 40 distintos trabajos, el primero siendo a los 5 años de edad. Desde vendedora de panuchos hasta secretaria, ya fuera en su natal Campeche o en España, aprendiendo a cortar cabello en dos semanas, o atendiendo una tienda de abarrotes al mismo tiempo que servía como consejera para la comunidad, Josefina nunca ha dejado de buscar la manera de tener los recursos necesarios para cubrir sus necesidades básicas y las de su familia. Sin embargo, entre violencias internas y un sistema podrido que pareciera empecinado en mantener a sus ciudadanos sumidos en la miseria, lograr tener un poco de dinero extra en el bolsillo es un sueño casi imposible de alcanzar. Esto podrá suceder sobre un escenario, pero no es teatro. Es la dura realidad de un país donde un joven creador sueña con ir a un festival en el extranjero para poder pagar la renta a fin de mes.

“En mi familia el éxito se asocia con el dinero.”

En busca de cambiar la narrativa de su propia historia familiar por una que se aleje de la violencia que pareciera haber imperado durante gran parte de su vida, tratando de comprender el origen de su insana relación con el dinero, rindiendo un homenaje en vida a su propia madre con quien comparte escena, y, en un acto de absoluta honestidad, confesando que ha creado una obra casi imposible de rechazar por festivales de teatro internacionales, lugar donde efectivamente se paga de manera decorosa por un trabajo escénico, el dramaturgo y director Anacarsis Ramos desarrolla “Mi Madre y el Dinero”. Este trabajo de teatro documental es una profunda, ácida y cruda denuncia a un sistema político/social de un México que mantiene a la mayor parte de su población sumida en condiciones económicas de absoluta precariedad. Al mismo tiempo es un entrañable montaje que, a sabiendas y explotando su génesis melodramática, consigue abrir conversaciones y levantar preguntas en torno al rol de la mujer como sostén da miles de familias, de los alcances a los que se pueden llegar con tal de poner comida en la mesa, de como una mujer puede ser vlogger y vendedora de chorizos al mismo tiempo para salir adelante, y aun así poder darse el tiempo para disfrutar del mojarse con la lluvia o meramente ver al techo para relajarse.




“¿Cuándo te diste cuenta que eras pobre?”

Josefina explica cómo fue capaz de abrir y operar una estética, lo que fue vivir de vender monedas y billetes en España, o cómo funcionaba la corrupción para poder pasar productos a México desde la frontera sur sin pagar impuestos; Anacarsis comparte sus razones para huir desde Campeche a la Ciudad de México para intentar vivir sin la violencia que se ejercía en su propia familia, del teatro, y siendo quien es, un hombre queer neurodivergente, sin miedo a ser discriminado; Josefina rememora sobre vender panuchos, Anacarsis explica cómo Campeche se ha mantenido como uno de los estados más empobrecidos del país; Josefina da lecciones para mantenerse feliz a pesar de las circunstancias, Anacarsis deja más que en claro lo que se tiene que hacer si uno quiere tener algo de dinero dedicándose al teatro, desde ocultar sus humildes orígenes hasta escribir esta obra. A primera instancia “Mi Madre y el Dinero se presenta como un tributo en vida que un hijo le hace a su madre, así como una conversación en torno a lo que una mujer hace por su familia. Sin embargo, poco a poco, la dramaturgia de Ramos se va desmadejando hasta revelar una propuesta mucho más compleja, ambiciosa y descarnadamente honesta en torno al quehacer teatral en nuestro país, a la pobreza que ahoga a millones, a la tóxica relación que se desarrolla en torno al dinero a falta de tener suficiente, a la imposibilidad de alcanzar la felicidad en un entorno familiar violento que es incapaz de separar trabajo y vida personal, no por decisión sino por necesidad. Esta tan ambiciosa pretensión escénica alcanza buen puerto, en gran medida, gracias a la sinceridad con que el autor desarrolla la dramaturgia a partir de entrevistas con la protagonista y de sus propias vivencias, al hacer de su madre una parte integral del desarrollo sin que por ello sea manipulador o en busca de disfrazar duras realidades, y al mismo tiempo sin olvidar el factor de entretenimiento para todos aquellos que estamos ocupando una butaca. Es en este equilibrio de donde la obra saca su mayor fortaleza.

“Mi obstinación por vivir por completo del teatro estaba haciendo muy miserable mi vida.”

Una pantalla hecha por completo de cajas de cartón desarmadas en la parte superior del escenario proyecta un video de Josefina preparando chorizos típicos de Campeche, mismo que se va cortando a medida que aparecen textos que dan cuenta de las múltiples formas en que el padre de Anacarsis violentó a su familia, y la forma en que el sistema de salud del Estado se encargó de darle una muerte infrahumana tanto para él como para Josefina quien estuvo en todo momento a su lado. En escena, en tiempo real, Josefina y Anacarsis rellenan tripas de carne para vender los ya mencionados chorizos a miembros del público. Antes de que inicie una escena donde se recuerda la manera en que los padres del autor se conocieron en España, Ramos repasa los pasos de baile que su madre tiene que realizar mientras la narración sucede. Combinando toda una serie de lenguajes escénicos, desde la metateatralidad en la que se le habla directamente al público y se les recuerda que estamos en una obra de teatro hasta la video proyección donde Josefina aprovecha para ofrecer a la venta algunas pinturas que ha hecho, pasando por el karaoke y una clase de historia estatal armada con cajas de cartón y una torre petrolera, “Mi Madre y el Dinero”, en su escenificación, es un trabajo que cuida tanto su ritmo como el trabajo de una no-actriz que también es la madre del creador. Desde el más absoluto realismo, como el cortarle el pelo a Ramos en escena para hablar del trabajo como peluquera de la protagonista, hasta el simbolismo que representa el aventar cajas de cartón apiladas para ilustrar el colapso de un sueño con la apertura de un Oxxo, el montaje aprovecha una economía de recursos para fortalecer su discurso y alcanzar contundencia.




“No quiero hacerte más pobre haciendo teatro.”

Luego de presentar la inmensa variedad de trabajos que ha ejercido a lo largo de múltiples décadas, Josefina Olañeta revela cuál es su más reciente trabajo: actriz. Esta nueva profesión la demuestra en su última escena, cuando coronada, con capa y espada, realiza una escena que se podría sentir como Shakesperiana, misma que es aplaudida, incluso con algunas personas del público de pie. A lo largo de toda la puesta en escena, Anacarsis Ramos, director, actor y también hijo, se ha tenido que dividir entre realizar sus propias escenas y cuidar, tanto en cabina como en el escenario, su madre esté completamente protegida. Esta última labor, entendible dentro de la génesis misma de la obra, y coherente con lo que el mismo autor propone como juego metateatral, afecta su propia interpretación de sí mismo, elemento que a momentos afecta el ritmo del montaje. Al ser ella misma, sin censura y veraz en todo momento, claramente disfrutando y divirtiéndose con el quehacer teatral, pero no por ello no tomándoselo con la más absoluta seriedad, la presencia de Josefina Orlaineta en “Mi Madre y el Dinero” es lo que constituye el alma y corazón de la pieza documental. Graciosa y encantadora mientras negocia lo que ella va a recibir de esta obra de teatro u ofreciendo sus chorizos a los espectadores, frágil y vulnerable al escuchar una carta escrita para ella, cada momento de Orlaineta en escena es realismo derivado, si no de preparación actoral, de profesionalismo raíz de una vida de trabajo. Por su lado, Ramos se muestra igualmente vulnerable, busca la fractura, pero su constante preocupación por controlar la escena lo aleja de alcanzar resultados a la altura de lo que se demanda. Ciertamente hay momentos en que sí se llega a ese punto necesario, la carta antes mencionada el mejor ejemplo de ello. Más será tarea del futuro el que el hijo suelte el control y se enfoque en la labor del actor.

“Quería hacer esta obra para decirte que no es tu culpa.”

A la muerte de mi padre, cuando yo tenía 12 años, mi madre se vio obligada a trabajar para poder mantenernos a mí y a mis dos hermanos. Se convirtió en secretaria en un área de la UNAM, lugar de donde se acaba de jubilar a los 81 años como directora. Recuerdo ir con ella al supermercado y escucharla decirle a la que despachaba el jamón que cortara las rebanadas lo más delgadas posibles, para que nos pudieran alcanzar, práctica que hasta la fecha me resulta difícil no replicar. Hoy que más quisiera poder decir que vivo del teatro, de escribir mis críticas, pero no es así. Mis fuentes de ingresos vienen de un área que poco tiene que ver con las artes escénicas y, aun cuando he sido relativamente exitoso en mi otra área profesional, no puedo dejar de contar cada peso que gano, de pensar cómo administrar mejor el dinero, de sentir como la sombra de la necesidad sigue acechando. Me identifico mucho con “Mi Madre y el Dinero”, con la historia de Anacarsis, no puedo evitar ver a mi Goya en su Josefina. Esta va por ti Goyita, por el amor y admiración que te tengo, por la gratitud que siempre llevo en mi alma por siempre haber tenido un sándwich con jamón delgadito en la mesa para que comiéramos.

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DATOS GENERALES

(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)

OBRA: Mi Madre y el Dinero

DRAMATURGIA Y DIRECCIÓN: Anacarsis Ramos

ELENCO: Josefina Orlaineta y Anacarsis Ramos.

DÓNDE: Laboratorio de creación escénica del Jardín Escénico frente al Centro Cultural del Bosque.

DIRECCIÓN: Reforma y Campo Marte, detrás del Auditorio Nacional, Chapultepec.

CUANDO: Viernes 19:00, Sábado 18:00 y Domingo 17:00 horas. Hasta el 4 de Mayo 2025.

CUANTO: Entrada libre.

DURACIÓN: 75 minutos sin intermedio.

DATOS DEL TEATRO: Cuenta con estacionamiento.

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Licenciado en Literatura Dramática y Teatro con experiencia de más de veinte años en crítica teatral. Miembro de la Muestra Crítica de la Muestra Nacional de Teatro y Miembro de la Agrupación de Críticos y Periodistas de México.

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