MANADA
Para quienes quieren entrar al universo chejoviano de los hermanos Prózorov.
MANADA
“¿Sienten el peso del tiempo dentro de ustedes?”
El luto que se le guardó a mamá ha terminado y esta noche se celebrará el cumpleaños 22 de Irina. El joven tiene grandes esperanzas de que un gran futuro está en camino, pero al igual que el pastel con frutos prometido, pareciera que nunca va a llegar. Olga no supera el pasado, Irina ha quedado prendado por los encantos del regimiento militar que ha llegado al pueblo, los tres hermanos parecieran ansiosos de que pase algo, lo que sea, en sus vidas. El mundo alá afuera se está derrumbando, en el interior de la casa familiar todo permanecerá igual.
“Un plan no es más que un deseo con un poco de estructura.”
En la Rusia de principios del siglo XX, Olga, Irina y Masha son tres hombres atrapados por su incapacidad de cambiar sus infelices circunstancias. Tienen anhelos por que las cosas sean distintas, deseos que llegan a tocar la felicidad con las puntas de los dedos, más las cadenas que los atan irremediablemente a sus realidades son demasiado pesadas. La obra maestra de Antón Chéjov, Las Tres Hermanas, es adaptada por el dramaturgo y director Luis Eduardo Yee con “Manada”, una propuesta dramatúrgica que parte de la filosofía detrás del arte marcial chino Tai Chi, principalmente en cuanto al ying yang se refiere. De tal manera, lo femenino y lo masculino se altera, lo blanco y lo negro se contrapone, la felicidad y la miseria se difuminan en una misma existencia.
“Quisiera que alguien hubiera visto para tener razones para huir.”
Aun cuando los géneros se encuentren alterados, la línea dramática de Las Tres Hermanas sigue siendo prácticamente la misma en “Manada”. Dos mujeres se baten a duelo por el afecto de Irina, Olga es un solterón que se ha dedicado más al cuidado de sus hermanos que en encontrar su propia felicidad, Masha cae perdidamente enamorada de una militar a pesar de estar casado. Sin embargo, la revisión que realiza Yee pone una lupa sobre los contrastantes sentimientos que cada uno de los hermanos Prozoróv experimenta, así como de los personajes que los rodean, al ir diseccionando la manera en que cada uno de ellos reacciona ante los giros que el destino les depara. La premisa es inteligente, congruente con la dualidad que se presenta desde la estética y el desarrollo de los conflictos es igualmente poderoso. No obstante, el punto mejor logrado es la manera en que el dramaturgo consigue apropiarse de la narrativa del escritor ruso, mostrando una voz propia, pero que no deja de tener profundas resonancias con el material original. No cabe duda de que Luis Eduardo Yee, quien recientemente presentó un magnífico trabajo absurdista en Una Cabra, se está convirtiendo en uno escritores por demás interesante dentro la escena teatral contemporánea.
“Permanecer quieto es también una decisión.”
Con movimientos precisos, coreográficos en su unidad, la fiesta de cumpleaños de Irina se desarrolla con todos los presentes vestidos en blanco y negro. Mientras se escucha el sonido de un lastimero cello, cada uno de los invitados pareciera estar aislado, encerrado en sus propios pensamientos. Pasada la velada, la sirvienta Anfisa, único personaje completamente ataviado de blanco, realiza una kata de Tai Chi. La dualidad del ying yang antes mencionada ha quedado establecido. Las escenas que seguirán irán poniendo en sincronía los variantes movimientos y reacciones de los hermanos ante la adversidad, siendo notoria la manera en que Masha va adoptando la manera en que su hermano Olga lleva las manos. Uno de los principales puntos a destacar dentro de la dirección de Luis Eduardo Yee en “Manada” es la manera en que se ha diseñado una meticulosa poética estética que refleja la propuesta dramatúrgica. Desde la música de cello en vivo a cargo de Alejandro Preisser y el concepto escénico de Fernanda García, cada elemento visual de la puesta en escena es parte del lamentable estado emocional tanto de los individuos como del conjunto que conforma la titular manada de la familia Prózorov. Dentro de esta misma búsqueda, el ritmo del montaje también está sujeto a la línea del Tai Chi. Esta decisión resulta demandante sobre el espectador ya que la parte media de la obra es excesivamente pausada, densa incluso. Sin embargo, desde el momento en que Masha y su esposa se enfrentan ante el desliz del primero hasta el oscuro final, la puesta en escena se convierte en un verdadero tour de forcé que roba el aliento y mantiene al público al filo de la butaca.
“Nada me parece más vulgar que la intimidad expuesta.”
A Masha se le ilumina la cara al momento de ver entrar a la militar Vershinin. Su sonrisa desaparece en cuanto Kuligin, su esposa, le sigue. Ahora hay una expresión de terror en su faz. Kuligin le confiesa saberlo todo y le exige a su marido que le de un beso a aquella que le ha robado sus afectos. La descomposición de Masha que sigue es sencillamente abrumadora. El elenco de “Manada” conformado por Hamlet Ramírez, Pablo Marín, Miguel Jiménez, Miguel Romero, Rondán Ramírez, Regina Flores, Gabriela Guraieb, Fernanda Echeverría, Lucía Uribe, Francia Castañeda y Paula Watson muestra una unidad actoral admirable, siendo que todos los presentes sobre el escenario trabajan a partir de la verdad y la fractura, así como de una contención emocional que sólo puede ser resultado de un muy cercano trabajo con el director. Una vez dicho esto, es imperante destacar a Pablo Marín como Masha. Sus lágrimas silenciosas al final de la obra consiguen llenarse de todas las frustraciones que su personaje ha vivido a lo largo de toda su vida. De igual manera, es necesario aplaudir la castrante y asfixiante manera en que Hamlet Ramírez como Olga es capaz de decirlo todo sin decirlo nada. El ataque de pánico que lleva a Irina, encarnado por Miguel Jiménez, a convertirse en un perro asfixiado en sus propios ladridos, y la forma en que Paula Watson como Kuligin pasa de lo ridículo a lo patético con un bigote falso en sus manos son también momentos actorales que sencillamente se graban en la mente y que se hacen merecedores de una verdadera ovación al final.
“Desear no es hacer.”
Pocas son las obras que me han impactado en mi vida como Las Tres Hermanas. Desde hace muchos años, muchos más de los que quisiera aceptar, me hice una promesa a mí mismo de que, a diferencia de las hermanas Prózorov, yo no vería la vida pasar frente a mis ojos. Uno de los resultados de esa promesa es Entretenia. Desde aquí, he tenido la fortuna de ver crecer las carreras de grandes talentos como Hamlet, Paula, Luis Eduardo, Gabriela, Miguel y Pablo, entre muchos otros. Verlos desarrollarse como creadores escénicos en sus diferentes ramas es uno de mis más grandes placeres que tengo desde la butaca. Les deseo con todo el corazón que lleguen a Moscú y cumplan todas y cada una de sus metas.
DATOS GENERALES
(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)
OBRA: “Manada”
DRAMATURGIA Y DIRECCIÓN: Luis Eduardo Yee
ACTÚAN: Hamlet Ramírez, Pablo Marín, Miguel Jiménez, Miguel Romero, Rondán Ramírez, Regina Flores, Gabriela Guraieb, Fernanda Echeverría, Lucía Uribe, Francia Castañeda, Paula Watson y Alejandro Preisser.
DÓNDE: Teatro La Capilla
DIRECCIÓN: Madrid 7, Del Carmen Coyoacán.
CUÁNDO: Viernes 20:00, Sábado 19:00 y Domingo 18:00 horas. Hasta el 9 de Diciembre.
COSTO: $250 entrada general. Boletos en taquilla y en www.redticket.com.mx
DURACIÓN: 90 minutos sin intermedio
DATOS DEL TEATRO: No cuenta con estacionamiento o valet parking. Les recomendamos revisar el resto de su cartelera.
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