LOS FUNERALES DE PAPÁ

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Para quienes desean atender al velorio de un hombre que toda su vida ha pretendido serlo todo, menos padre.

LOS FUNERALES DE PAPÁ

Por Juan Carlos Araujo
Fotografías: Ricardo Castillo Cuevas

“Yo soy Emma, la hija del piloto.”

Él ya no está entre nosotros. Aunque, a decir verdad, nunca lo estuvo. Este panegírico se dedica a quien nunca fue, a quien dijo ser sin estar, a esa figura paterna que decía ser piloto y seropositivo, físico y un ser humano cuando en verdad era menos que un muñeco de trapo relleno de sus propias mentiras. En este juego de concursos llamado vida, él ha muerto infinidad de veces. Son muchas las ocasiones en que este velorio se ha llevado a cabo, todo en una búsqueda constante para que una hija pueda seguir adelante con su propia vida.

“Lamentamos profundamente el fallecimiento de: papá.”

La influencia de figura paterna sobre una mujer, sus ausencias y sus violencias, las mentiras y engaños contados, es un tema que aborda la dramaturga y actriz Emma Malacara desde su propia vivencia en Los funerales de papá. Construida en cuatro escenas claramente definidas, cada una representando un velorio, este unipersonal constituye un exorcismo que realiza la autora sobre su padre, ante el daño que le hizo durante sus presencias, confrontando la plétora de mentiras sobre las que construyo su existencia, embustes que iban desde un título universitario falso hasta haber sido víctima de una violación que le transmitiera el virus del VIH.




“Mi papá nunca tuvo las alas completas.”

Emma llora profundamente la muerte de su padre mientras que relata anécdotas de cuando supuestamente fu piloto aviador. Ella también se enfurece al punto de golpear un muñeco que representa a quien se encuentra en el ataúd. Asimismo, compite encantada en una serie de juego de destreza y velocidad en un ficticio juego televisivo que obliga a una hija a enfrentarse a los engaños de su papá. A nivel dramaturgia, Los funerales de papá está construida desde lo anecdótico, y el contraste entre un drama de tonos realistas y una farsa que desea conducir a la risa. Esta diversidad en la construcción dramática responde a la multitud de emociones que la autora claramente siente alrededor de la figura de su padre. El resultado es una dura crítica a esas paternidades ausentes, violentas, agresoras y brutales que, movidas por un egoísmo casi bestial, son capaces de dislocar la paz mental de sus propias hijas en pro de la satisfacción de sus necesidades. Sin embargo, la autora lleva un paso más adelante su propuesta, al también evidenciar las maneras en que los procesos de duelo están siendo manejados por una generación digital, misma que es capaz de videograbarse para tiktok mientras se preparan para atender al funeral de un ser querido. Este último punto, presente en una sola pero contundente escena de la obra, abre toda una discusión en torno al exhibicionismo que existe en torno al dolor, hecho que se puede ver reflejado cuando una artista abre su alma ante un espectador sobre un escenario.

“¿Qué de todo lo que me ha contado mi papá es verdad?”

El vestíbulo del Teatro Casa de la Paz de la UAM se ha convertido en la sala de un velatorio. El olor a flores se entremezcla con el café que se ofrece a los invitados, junto con algunas galletas. Al centro hay un féretro, último lugar de reposo de papá, mismo que se halla flanqueado por dos pantallas donde la Universidad Autónoma Metropolitana expresa su pésame por la pérdida de un hombre que jamás estudió ahí. El ambiente solemne inmediatamente impacta sobre los asistentes quienes hablan en voz baja, casi susurrando. Luego de ofrecer unas palabras, Emma les pide a los presentes que le den un fuerte aplauso al padre muerto. Esta solemnidad se contrasta con la euforia con la que lanzará aros a un avión de juguete, como si de una feria se tratara. La escenificación de Los funerales de papá está a cargo de Micaela Gramajo quien, de entrada, logra recrear el ambiente mortuorio de un velorio. Esta decisión consigue que cuando los momentos surreales o absurdos de la obra suceden, un programa de concurso en farsa o la aparición de un muñeco de trapo en representación del difunto, el espectador sea confrontado de manera más contundente con la escena, con las palabras de la autora, con los planteamientos que tan duramente presentan. De ahí que la caricia de una mano de trapo se convierte en una situación aberrante, la presentación en pantalla de unos videos de tiktok dan escalofríos, y un llanto desparpajado podría ser motivo de risa. Es en estos contrastes que la mano de Micaela lleva la dramaturgia a mejor puerto.




“Pensé en tu muerte, pero no pensé en que te murieras.”

Emma llora tumbada sobre el féretro de su padre. En un instante se voltea al público como si nada, para hacer un comentario al respecto de su sufrir, y se vuelve a tirar al drama. Este desquiciante ir y venir entre el dolor de su duelo y el hablar con los presentes de manera casual es una constante en la obra. Sin embargo, cuando interactúa con el monstruo, con un muñeco de trapo que hace las veces del padre, Emma se muestra verdaderamente vulnerable o fúrica, temerosa o frágil como una niña pequeña, o sedienta de una venganza contra un hombre que le lleno la mente de mentiras. Actoralmente, la labor de Emma Malacara en Los funerales de papá parte de un espacio real en las entrañas de la intérprete, mismas que son contenidas a momentos, desbordadas en otro, dependiendo de la escena o funeral que está desarrollando. Aun cuando se debe profundizar en la variedad de matices en las distintas emociones para no caer en la repetición de estímulos, y así imprimir una mayor

“Si ya te maté tantas veces, ¿sigues vivo?”

Pocas situaciones pueden llegar a ser más surreales que un funeral. Entre la solemnidad de los susurros mientras se bebe café, las carcajadas de algún doliente que está liberando estrés a través de la risa, los llantos desquiciados de alguna viuda o hijo huérfano, y la tía que acaba de sacar el rosario para rezar, el resultado es una congregación que se antoja entre dantesca, macabra e irrisoria. Lamentablemente, he atendido muchos funerales en mi vida, muchos más de los que quisiera, para despedir a mi propio padre, a mis abuelas, amigos que se fueron demasiado pronto, gente que ha dejado su huella en mi existencia. A cada uno de ellos les extiendo mi amor a donde se encuentren, sus funerales me hicieron llorar, reír, enojarme y querer azotar un muñeco de trapo contra el suelo.

 

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DATOS GENERALES

(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)

OBRA: Los Funerales de Papá

DRAMATURGIA Y ACTÚA: Emma Malacara

DIRECCIÓN: Micaela Gramajo

ACTÚA EN VIDEO: Alejandro Rojas

DÓNDE: Teatro Casa de la Paz

DURACIÓN: 60 minutos sin intermedio

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Licenciado en Literatura Dramática y Teatro con experiencia de más de veinte años en crítica teatral. Miembro de la Muestra Crítica de la Muestra Nacional de Teatro y Miembro de la Agrupación de Críticos y Periodistas de México.

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