LOCO AMOR

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Para quienes entienden que, aun cuando el deseo puede ser indomable, del pasado es imposible escapar.

LOCO AMOR

Por Juan Carlos Araujo
Fotografías: Ricardo Castillo Cuevas

“Ya estoy aquí, May, no me voy a ir.”

En medio del desierto Mojave, California, en un cuarto de hotel donde la decadencia ha encontrado su morada, Eddie por fin ha encontrado a May. Entre golpes y abrazos, reclamos y deseo, el reencuentro desborda la pasión y repulsión que uno siente por el otro. Los pétalos en la cama ya no significan nada, el hombre que está a punto de llegar es tan irrelevante como la mujer en un Mercedes negro y largo esperando afuera, lo único que queda en este infierno desértico son ellos dos, el pacto que los mantiene unidos, y una voz en sus mentes que les habla por detrás de las rejas de su propia historia.

“¿Extrañabas mi cuello?”

Considerado como uno de los más grandes dramaturgos norteamericanos de la segunda mitad del siglo XX, Sam Shepard ha sido ampliamente reconocido por su capacidad de retratar las dinámicas disfuncionales que residen en las familias, de crear personajes fragmentados y rotos, en busca de una identidad, así como de un muy particular y oscuro sentido del humor. Esto lo consiguió entremezclando el realismo con el surrealismo, todo dentro del marco de una punzante crítica a la sociedad estadounidense, a la vez hipócrita y conservadora. Estas características se pueden percibir con claridad en “Loco Amor”, obra escrita en 1983 y finalista para el premio Pulitzer.




“No entiendo cómo puedo odiarte tanto.”

El reencuentro entre May y Eddie va revelando poco a poco la naturaleza de su relación. Hubo una traición, una infidelidad, ambos se conocieron en la preparatoria, pero su vínculo va mucho más allá, es más profundo, han tenido encuentros y desencuentros a lo largo de los años, pareciera que no pueden estar demasiado lejos el uno del otro, aun cuando lo intenten, y ambos escuchan la voz del mismo hombre en sus mentes, recordándoles el pasado, determinando sus presentes. La presencia de la condesa y de un hombre busca separarlos, pero la unión entre ambos es demasiado fuerte, su identidad está ligada al del otro, son los únicos capaces de entender una historia que es mejor que cualquier película.

“No hay película más interesante que lo que estoy contando.”

Más allá de una anécdota que contar, “Loco Amor” basa su estructura en el desarrollo de sus dos protagonistas, la búsqueda de identidad que comparten, y la compleja relación que los ata. Con cada nueva revelación, compartida por ellos o por la figura masculina que existe en sus psiques, el espectador va atando cabos, resolviendo dudas, hasta descubrir su muy oscura naturaleza. Es en los ágiles diálogos, en la tridimensionalidad de los personajes, que se revela la genialidad de la pluma de Sam Shepard. La traducción a cargo de Miguel Septién es libre de tropicalización, mantiene la acción en los Estados Unidos, bajo un ecosistema muy específico de la cultura del país del norte, decisión que crea un distanciamiento en el que uno se cuestiona qué quiere decirle esta obra a la audiencia mexicana de 2025, más cuando el heteropatriarcado y la violencia de género son focos rojos que no se pueden pasar por alto.




“Nunca vamos a estar a mano.”

El cuarto donde vive May es parte de un Motel que pareciera estarse cayendo a pedazos. El papel tapiz se está despegando, la alfombra está raída, todo el exterior está iluminado en rojo a consecuencia del gran letrero neón que brilla desde la cima. Todo este espacio está encerrado en barrotes de luz, creando la ilusión de una prisión en la que habitan los protagonistas. En una esquina del escenario, afuera del marco del cuarto de motel, se encuentra Dano Coutiño, encargado de musicalizar en vivo la puesta en escena con composiciones originales que de inmediato trasladan al espectador a un territorio digno del hombre Marlboro. Del otro extremo, el hombre que existe en la mente de May y Eddie está sentado en una mecedora, su bebida a un lado.

“Lo más cabrón es que ninguno de ustedes me resulta familiar.”

Estéticamente, “Loco Amor” es una puesta en escena cuidadosamente diseñada, capaz de recrear esta podredumbre, real y simbólica, en la que la narrativa se desarrolla. El trabajo de escenografía e iluminación a cargo de Félix Arroyo diseña un cuarto de motel que tiene vida propia, se percibe como un personaje más en la obra, de cuán meticuloso es en su manufactura. A esto se suma el vestuario de Giselle Sandiel, quien ubica a los personajes con precisión en un mundo cowboy contemporáneo, y la música de Dano Coutiño la cual a momentos es más decorativa o incidental que parte del discurso de la historia.




“Entonces nos vamos a poner sucios y agresivos, ¿cierto?”

Al inicio de la obra, el encuentro entre Eddie y May es violento, tanto en golpes como en besos y abrazos, la pasión entre ellos está a la par de los rencores, lo que queda más que claro en los primeros minutos de la puesta en escena es que entre ambos hay una codependencia que va más allá de una relación afectiva entre un hombre y una mujer. A medida que se calman las aguas, se van revelando las  cicatrices en ambos, sus dolores y traumas, sus vulnerabilidades ocultas bajo el manto de un recalcitrante machismo o de un deseo de supuesta independencia emocional. Cuando May mueve una colcha, se revela una cama llena de pétalos de rosa, elemento que Eddie descubre, pero del que no hace la más mínima referencia. En preparación para la llegada de un hombre interesado en May, Eddie se pone unas espuelas, mismas que se quita después sin que hayan servido de algo.

“Quiero oír el lado masculino de todo esto.”

Bajo la dirección de Gabriela Pérez Negrete, “Loco Amor” se enfoca en la relación violenta entre los personajes, misma que se exacerba en un inicio, lo cual diluye la generación de tensión dramática al punto que cuando se dan las grandes revelaciones o giros de tuerca en la narrativa, su impacto es menor. Desde Eddie lazando a May con una soga como si de una vaquilla se tratara, o llevando a May a abrazarle la pierna a Eddie para que no se vaya, el texto de Shepard se presenta, sucede, más no hay una clara postura crítica ante las múltiples formas en que la agresión aparece, salvo con el personaje del hombre que existe en la periferia. Actoralmente, Rafaela Covas, Rodrigo Virago, Alejandro Morales y Alberto Lomnitz realizan trabajos solventes. En el papel de Eddie, Virago habita un personaje que le es familiar y con el cual resalta, una variación de otros roles similares que ha interpretado en montajes pasados. Como May, Covas opera a momentos con entrega veraz, en otros desde la pretensión de emociones, como cuando debe tirarse al suelo por que su vida peligra, en la que sus reacciones provienen de la garganta, no de la entraña.

“Era el mismo amor, sólo se separó en dos.”

“Loco Amor” de Sam Shepard, traducción de Miguel Septién y bajo la dirección de Gabriela Pérez Negrete se presenta los miércoles y jueves en el Foro Lucerna a las 20:30 horas. El elenco lo conforman Rafaela Covas, Rodrigo Virago, Alejandro Morales y Alberto Lomnitz y es musicalizado en vivo por Dano Coutiño. Su temporada será hasta el 21 de enero de 2026.

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DATOS GENERALES

(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)

OBRA: Loco Amor

DRAMATURGIA: Sam Shepard

TRADUCCIÓN: Miguel Septién

DIRECCIÓN: Gabriela Pérez Negrete

ELENCO: Rafaela Covas, Rodrigo Virago, Alejandro Morales y Alberto Lomnitz

MÚSICO EN ESCENA: Dano Coutiño

DÓNDE: Foro Lucerna

DIRECCIÓN: Lucerna 64 esquina con Milán, Colonia Juárez.

CUÁNDO: Miércoles y jueves 20:30 horas Hasta el 21 de Enero 2026.

COSTO: $350. Boletos en taquilla y en Boletos para Personas, Lugares y Cosas | Detalle de fechas para Más Teatro y Culturales | Ticketmaster MX

DURACIÓN: 80 minutos sin intermedio.

DATOS DEL TEATRO: Cuenta con valet parking.

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Licenciado en Literatura Dramática y Teatro con experiencia de más de veinte años en crítica teatral. Miembro de la Muestra Crítica de la Muestra Nacional de Teatro y Miembro de la Agrupación de Críticos y Periodistas de México.

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