Para quienes quieren compartir la mesa con tres heroínas que, según ellas, no hicieron nada.

LAS TOUZA

Por Juan Carlos Araujo (@jcaraujob)

“Digamos que es 1942.”

Bienvenidos sean todos. La merienda está servida. Pasen, tomen un poco de té y un delicioso melindre bañado en miel o, si lo prefieren, una copa de vino. Aquí, lo poco que hay, es para compartirlo. A fin de cuentas, la mayoría de las personas que visitan esta casa no se quedan por mucho tiempo, sólo están de paso, escapando de los horrores que están sucediendo por toda Europa. Les pedimos por favor que si escuchan los pasos de los militares nazis acercándose se escondan debajo de la mesa en lo que se alejan. No hay nada que agradecer, lo único que se pide a cambio de la ayuda recibida es su silencio sobre lo que ocurre en esta casa.

“Somos el polvo de todos los días.”

Las hermanas Touza, Julia, Amparo y Lola, de Rivarabia, Galicia, fueron responsables de ayudar a más de quinientos judíos a escapar de la persecución y posible aniquilamiento durante la Segunda Guerra Mundial al darles asilo en su casa y conseguirles pasaje seguro hacia Portugal de donde podían conseguir pasaje hacia América o África. Su historia, que quedara en el anonimato durante muchos años debido a un pacto de silencio que ellas mismas pactaron con todos los involucrados, sale ahora a la luz bajo la pluma del dramaturgo Alfonso Cárcamo con su pieza de teatro documental intitulada “Las Touza”, un bello y poderoso recuento de los hechos acontecidos durante 1941 y 1942 en el interior de estas valerosas mujeres que pasaron de ser las administradoras de un casino clandestino y traficantes de café, para convertirse en verdaderas heroínas.

“Lo peor pasa una vez por semana.”

Un hecho que podría resultar muy lejano para un público mexicano se convierte en un acontecimiento teatral no sólo relevante, sino contundente gracias a la habilidad con la que Cárcamo hilvana la historia de estas tres mujeres con las acciones que llevaron a cabo en un diestro ejercicio de narraturgia que atrapa desde un principio y que logra mostrar a tres seres humanos verdaderos, de carne y hueso, con virtudes y defectos, que no busca su glorificación, sino simplemente la exposición de hechos que permiten que el público llegue a sus propias conclusiones sin haber sido manipulados. “Las Touza” es igualmente un preciso trabajo de investigación documentqal al entretejer con pericia la labor dramatúrgica con documentos reales tanto de la época como actuales que se unen a la narración en una simbiosis maravillosa, consiguiendo así un mayor interés e involucramiento emocional y mental de parte de cada uno de los espectadores.

“No estábamos listas para nada, pero igual lo hicimos.”

Rompiendo por completo la cuarta pared, al convertir a los espectadores en parte integral y activa de la escena, al crear un ambiente hiperrealista donde los alimentos son preparados y consumidos en escena por todos los presentes, y al llevar el escenario hacia un espacio más allá de lo íntimo, la directora Carla Soto lleva a “Las Touza” de una mera puesta en escena a una experiencia teatral confrontacional y atrevida que forza a los espectadores a sentir tanto la hospitalidad de estas hermanas como a sentir una minúscula fracción del posible terror que vivieron los judíos durante El Holocausto. Estos elementos, aunados a un ritmo bien llevado y un clarísimo entendimiento de lo que se quiere provocar durante la obra, hacen de este montaje un verdadero deleite sensorial que trasciende y provoca, que altera y divierte, apostando por la inteligencia y sensibilidad de un público que se deleita con el delicioso sabor de un melindre o que se esconde debajo de una mesa al sentirse en peligro por los nazis.

“Ante el miedo lo único que queda es seguir.”

Para conseguir todos los efectos deseados tanto por el texto como por la propuesta escénica, “Las Touza” demanda un elenco femenino que sea capaz de transmitir confianza y bienestar al público al mismo tiempo que logran dar a conocer todos los hechos históricos con fluidez, libres de todo aleccionamiento. De igual manera, se necesita que sean capaces de conectar con el momento histórico de manera veraz pero sin perder la noción de teatralidad presente en la propuesta de dirección. El trabajo realizado por Laura Aréchiga, Adriana Focke y Sandra Garibaldi es exitoso en cada uno de estos aspectos, mientras que logran brillar individualmente gracias a la entrega que cada una de ellas demuestra tanto al proyecto como a su labor escénica. Sin la necesidad de destacar a ninguna de las tres actrices, puedo decir con toda certeza que “Las Touza” es un gran reto actoral que se consigue en todos los sentidos, resultando en un aplauso honesto y vigoroso de todos los asistentes.

“La historia no registra a los pequeños.”

La Segunda Guerra Mundial, el infame Holocausto, es una de las manchas más negras en la historia de la humanidad. Sin embargo, al mismo tiempo que durante ese periodo se cometieron las peores atrocidades imaginables, también se llevaron a cabo actos de magnánima humanidad que deben servir como ejemplo en el marco de un futuro incierto que amenaza con más guerras por todo el planeta. Si de verdad aprendemos a ser un poco más generosos con quienes necesitan ayuda, más caritativos con aquellos menos afortunados, si pudiéramos de corazón ser mucho más humanos con todos a nuestro alrededor, entonces el mundo no necesitaría tan desesperadamente de la ayuda de tres hermanas que, según ellas, no hicieron nada.

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DATOS GENERALES

(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)

OBRA: “Las Touza”

DRAMATURGIA: Alfonso Cárcamo

DIRECCIÓN: Carla Soto

ACTÚAN: Laura Aréchiga, Adriana Focke y Sandra Garibaldi.

DÓNDE: Espacio Urgente 1 dentro de Foro Shakespeare

DIRECCIÓN: Zamora 7, Colonia Condesa. A dos cuadras del Metro Chapultepec.

CUANDO: Martes 20:30 horas.

COSTO: $200 entrada general. Boletos en taquilla y ticketmaster.

DURACIÓN: 50 minutos sin intermedio.

DATOS DEL TEATRO: El Foro Shakespeare no cuenta con valet parking, pero hay un estacionamiento a lado.