LA PERFECTA CASADA
Para quienes quieren reír en un espectáculo de cabaret feminista desde otra diversidad.
LA PERFECTA CASADA
“Las mujeres siempre llegan tarde, sobre todo en cuestiones del orgasmo.”Desde muy chica, Doris entendió la importancia de guardar su “tesorito” intacto hasta que llegara el hombre ideal a su vida. Cuando por fin llegó, se entregó completamente a él, perdidamente enamorada, y se dedicó a crear un matrimonio perfecto, con la cena lista todos los días en la mesa, manejando adecuadamente el gasto que se le entregaba cada quincena y entendiendo que su rol era el de callar y nunca hacer preguntas. Claro que el amor no fue para siempre y la pasión todavía menos. Ahora, esta pobre ama de casa se encuentra dejada por el marido, muy despechada, un tanto enojada y, además de todo, infectada. Bajo estas circunstancias, ¿qué podría hacer la pobre Doris? Por supuesto, compartir sus dolores y aprendizajes en el mejor espacio que se le pudo ocurrir: ¡el cabaret!
“La gente no ejerce su derecho a la putería.”Desde que “Los Monólogos de la Vagina” se convirtiera en un fenómeno teatral, además de un gran éxito en taquilla, la problemática de ser mujer ha sido discutida, diseccionada, revisitada y reciclada hasta el cansancio, más aún si a esto le sumamos una buena dosis de ataques contra los hombres. Ya sea en comedia, melodrama o a forma de monólogos, la increíble dificultad de ser mujer en un mundo dominado por cavernícolas masculinos ha llegado a un punto que me parece choteado y de verdad superado, todavía peor si se trata de dramatizar la abnegación de la mujer casada. Es por eso que cuando Alfonso Castañeda declaró al inicio de “La Perfecta Casada”, completamente caracterizado como la muy abandonada ama de casa Doris, que su show no era feminista sino hembrista, decidí relajarme por completo y prepararme para reír a pierna suelta.
Escrita, dirigida y actuada por Castañeda, “La Perfecta Casada” es un muy ligero espectáculo de cabaret que toma tintes ácidos, sarcásticos y a momentos hilarantes gracias al gran ingenio, sentido del humor y capacidad de improvisación de su creador. Su frescura e irreverencia al interactuar con el público consigue desde el inicio una atmósfera relajada donde uno puede disfrutar de un buen trago mientras escucha y ríe con todas las aventuras que ha tenido que pasar Doris en su proceso de aceptación como una mujer que ha sido olvidada por su marido en favor de una amante. Una enfermedad de transmisión sexual, su obsesión con “la otra”, los cursos de autoayuda que ha tomado y la masturbación, son sólo algunos de los temas que se tocan durante una hora y media que se pasa volando gracias a un texto inteligente que es interpretado con absoluta seriedad, aumentando con ello el nivel de la comedia.
Un espectáculo de cabaret, por definición, cuenta con dos elementos esenciales: la comedia política y la música. Algunos chistes sobre el jefe de gobierno y el presidente actuales, entre algunas otras figuras públicas, se hacen presentes a lo largo de la obra, pero realmente no son eje en esta ocasión. Sin embargo, la música resulta esencial para el éxito de “La Perfecta Casada”, con canciones originales, escritas por el mismo Castañeda, o con clásicos del cabaret como “Mala” de Liliana Felipe o “El Punto G” de Astrid Hadad. Una canción infantil sobre infecciones de transmisión sexual hicieron que soltara carcajada tras carcajada y el tango “Milonga por un Abandono” resulta deliciosa no sólo por lo chistoso de la letra sino también por la gran interpretación de Doris, quien transmite todo su dolor en un tono casi fársico que queda perfectamente con el resto de la obra.
“Yo escurría y no era el sudor.”Para ser un hombre, Alfonso Castañeda sabe muy bien cómo interpretar a una mujer. Lejos de parecer un travesti o una drag queen, Castañeda se posesiona de Doris sin ninguna exageración y con absoluta seriedad, lo cual consigue que todo sea mucho más gracioso y efectivo. Los momentos fársicos de la noche, como cuando juega “El Rival Más Débil” comparándose con la amante, son logrados por texto y dirección y no por sobre-exageraciones gestuales como tantos y tantos actores hoy día creen que debe de hacerse la comedia. Incluso la interacción con el público, la cual puede llegar a caer en lo agresivo, es bienvenida por todos ya que el carisma de Alfonso y la simpatía de Doris se imponen a cualquier mordacidad a la que uno pueda ser víctima.
“A las mujeres les cercenan el placer, a los hombres los sentimientos.”“La Perfecta Casada” no tiene grandes pretensiones, no busca cambiar la manera de pensar de ninguno de los dos géneros, ni intenta la equidad entre nadie. Lo que Alfonso Castañeda busca es que nos divirtamos, que riamos mucho por noventa minutos y lo consigue. Como lo dije en un inicio, estoy cansado de ver obras donde un grupo de mujeres se juntan para discutir todo lo que sufren y todo lo malo que son los hombres. ¿Quién hubiera dicho que sería un hombre, pero disfrazado de mujer, quien me devolvería el interés por este tipo de teatro?
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