LA INSOPORTABLE LEVEDAD DEL GUY
Para quienes quieren conocer una divertida teoría del amor moderno en los tiempos del humaneco y Grindr.
LA INSOPORTABLE LEVEDAD DEL GUY
Por Juan Carlos Araujo (@jcaraujob)
“Si me invitaste aquí, no es para ser sensual y sutil.”
Después de su tan traumático rompimiento con Germán, por razones que por más que lo intenta no recuerda, Israel ha dejado de creer en el amor. Tanto así, que ha decidido por elección propia refugiarse en su soledad y satisfacer sus necesidades de placer en los brazos del más reciente modelo de Humaneco. Claro que muchas veces estos robots de la era moderna tienen algunos problemas técnicos con pueden complicar mucho las cosas, más aún cuando el verdadero amor está a punto de tocar a la puerta.
“¿Tú para qué existes?”
Con gran humor, una fuerte dosis de sarcasmo, e imprimiéndole unos cuantos toques de existencialismo, el dramaturgo Iván Tula se adentra en la psique del homosexual del siglo XXI con “La Insoportable Levedad del Guy”, una ingeniosa farsa de tintes melodramáticos que busca retratar la búsqueda del amor en una comunidad que ha encontrado mucha mayor intimidad con las aplicaciones de sus teléfonos o con la interminable galería de fotos de posibles galanes con quien pasar una noche de sexo casual.
“El chiste es que se vea lo más humano posible.”
Robots programados para satisfacer todas las necesidades de sus dueños sin importar que tan bizarras o perversas puedan ser, el clásico amigo afeminado que nos recuerda al siempre egocéntrico Jack de la serie televisiva “Will & Grace”, ecos al afamado escritor Milán Kundera y un chacal muy servicial son algunos de los múltiples elementos que utiliza Tula en “La Insoportable Levedad del Guy” tanto como para entretener y provocar la risa como para presentar una muy real tesis sobre las relaciones humanas en una época que se caracteriza por su deshumanización. A pesar de una evidente sobreexposición narrativa presente en la forma de pensar del personaje protagonista, el resultado final en el trabajo de dramaturgia es positivo, sobre todo gracias a un final que consigue que todo el público se entregue por completo al personaje más inesperado de toda la obra.
“Seré puto, pero bien macho.”
“La Insoportable Levedad del Guy” es un producto que resulta divertido y estimulante en sus letras pero que lamentablemente se banaliza en su escenificación debido a las decisiones de dirección de Abel Ignacio Hernández, quien se enfoca por completo en satisfacer al público target al que está siendo vendida la obra. Un par de desnudos momentáneos, aunque absolutamente injustificados, una fuerte dosis de humor que perpetua los estereotipos homosexuales y una constante pero engañosa promesa creada para alimentar el morbo del espectador son parte de una propuesta que se vería mucho más beneficiada por un ritmo sólido y mayor verdad escénica que en buscar la fácil complacencia de un espectador no demandante. Una vez dicho esto, se aprecia el buen trabajo de iluminación realizado, así como momentos que llegan a ser memorables como cuando se menciona el nombre de Amy Winehouse o cuando un robot plancha su esmoquin para atender a una fiesta a la que no ha sido invitado.
“Cuando teorizamos nos volvemos de plástico.”
Un primer beso, promesa de placeres a punto de suceder, se convierte en un zafarrancho cuando un robot irrumpe la escena vestido en látex y blandiendo un látigo; un encargado técnico muy curioso poco a poco ve sus apetitos reprimidos salir a flote víctima del lujurioso y sumamente extrovertido amigo del protagonista; una discusión sobre el amor moderno bajo la lupa de Kundera. “La Insoportable Levedad del Guy” presenta toda una gama de posibilidades para abordar cada uno de los personajes desde su forma más superficial hasta la más seria, pasando por lo divertido, lo melodramático o lo meramente banal. El elenco alternante conformado por Paco Vela, Jonathan Persan, Chacho Rangel, Pako Morales, Víctor Jup e Ignacio Aragón cumple con estas características en un trabajo irregular que posiblemente logre crecer con el paso de la temporada si se enfoca en conseguir un trabajo basado en la verdad escénica y no en conseguir la carcajada. Sin embargo, se destaca el trabajo de Ignacio Aragón en el papel de un Humaneco de lo más humano, quien con el mero acto de planchar una camisa y un pantalón logra convertirse en el verdadero centro de la puesta en escena.
“A mí me gusta estar a la moda gay, pero esto ya es demasiado.”
Yo confieso que, antes de conocer al que ahora es mi esposo, fui parte activa de la incansable búsqueda del amor en todos los lugares equivocados, uniéndome al agotador desfile de fotografías que aparecen dentro de una muy dañina aplicación telefónica. La comunidad gay es feroz, ciertamente, pero está conformada por personas que muy en el fondo están tratando de encontrar una verdadera conexión humana con esa persona que les permita compartir un cepillo de dientes. Quizás es hora de que nos alejemos un poco de los robots cibernéticos y nos enfoquemos de nuevo en encontrar almas y corazones en busca del verdadero amor.
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DATOS GENERALES
(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)
OBRA: “La Insoportable Levedad del Guy”
DRAMATURGIA: Iván Tula
DIRECCIÓN: Abel Ignacio Hernández
ACTÚAN: Jonathan Persan, Chacho Rangel, Pako Morales e Ignacio Aragón.
DÓNDE: Teatro Emillieré
DIRECCIÓN: Unión Postal 171, Colonia Postal.
CUÁNDO: Viernes y Sábado 20:30 hrs.
COSTO: $300 y $250. Boletos en taquilla, en el teléfono 5527577305 o en www.redticket.com
DURACIÓN: 75 minutos con un intermedio.
DATOS DEL TEATRO: No cuenta con valet parking o estacionamiento.