Para quienes buscan ver el mejor re-estreno de este año.

LA INAUGURACIÓN

El silencio es sepulcral. Las caras de incomodidad absolutas. No hay nada que decirse. ¿Para qué? Están solos. Estando solos no hay razón para nada. Apenas si vale la pena respirar. 

La alegría es palpable. Las sonrisas contagiosas. El invitado ha llegado y, con él, la vida es digna de ser vivida. Todo lo que se ha hecho es para él a fin de cuentas. 

“La Inauguración” del dramaturgo y expresidente de la República Checa, Václav Havel, regresa a los escenarios después de una exitosa temporada hace dos años en el Foro Sor Juana Inés de la Cruz con el mismo elenco. Estamos todos invitados a la “Re-Inauguración”.

¿Acaso hay alguna duda de que MI vida es mejor que la TUYA? ¡Obvio no! Michael y Vera han preparado todo para que Ferdinand, su invitado a la inauguración del departamento redecorado, se sienta bienvenido, pero sobre todo impresionado. ¡Claro que impresionado! Solo basta ver las maravillosas piezas de arte que decoran el lugar, la Virgen ante todo; solo hay que probar los exquisitos clams que preparó Vera o escuchar la música que Michael trajo de Europa; solo basta hablar de que tanto mejor es nuestra decoración, nuestra comida, nuestro hijo, nuestro sexo, nuestra vida. Todo lo nuestro es mejor. Tú estás mal. Nosotros estamos bien. No es una discusión, es un absoluto. 

La dirección es el secreto detrás del horror y divertimento que es “La Inauguración”. David Psalmon logra crear una montaña y ruleta rusa en el departamento de Michael y Vera, donde Ferdinand no tiene más opción que la de dejarse llevar hasta la “Naranja Mecánica” en la cual será, esperamos, reprogramado, para ser como debería ser. El secuestro ideológico al que es sometido es total y no habrá opción de escape hasta que viva y, sobre todo, piense como ellos.

Este trabajo de Psalmon consigue un ritmo vertiginoso que casi marea, donde los anfitriones no pueden distraerse un solo segundo pues cada movimiento está cuidadosamente medido y cada palabra lleva la pauta para la siguiente. Se crea una maquinaria precisa donde los tres actores pareciera tienen que, incluso, medir sus respiraciones para que el ritmo de la obra no se altere. 

Las actuaciones son controladas y sorprendentes. Nailea Norvind y Hernán Mendoza son sencillamente deliciosos en su artificialidad televisiva, y medidos en su contención de emociones, aun cuando el sudor esté rodando por sus frentes. No muestran más allá de lo que se les permite pues eso los volvería reales y humanos y no hay cabida en el departamento para ello. De ser así, caerían dentro de la actuación que consigue Sergio Ramos que es realista, humana y que no sirve para nada dentro de los cánones de lo que busca nuestra sociedad absurda. Este contraste de actuaciones entre Norvind y Mendoza contra Ramos es una lección en lo que un director teatral como Psalmon puede alcanzar cuando tiene actores de su talla. 

Hace dos años tuve la fortuna de ver “La Inauguración” y me devolvió la fe en el teatro que se veía en la UNAM en esos días. Ahora encuentro que lo que pensaba excelente, ha mejorado con el tiempo y, aun cuando el montaje es exactamente el mismo, el producto es mejor. La dirección más sólida, las actuaciones más poderosas y la resonancia de la obra más profunda. 

“La Inauguración” es teatro inteligente, maduro, culto y demandante. No es una obra fácil ya que nos confronta con nuestra necesidad de mantener las bellas imágenes públicas ante el mundo, pero para quien se atreve a verla, atestiguará uno de los productos de mayor calidad en la oferta teatral actual. Los reto a que vean “La Inauguración” y después inviten a alguien a cenar a su casa. A ver qué tal les va. 

DATOS GENERALES

(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)