AUNQUE PENSÁNDOLO BIEN, LA CULPA ES DE CRISTÓBAL COLÓN

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Para quienes desean ser testigos de una vorágine femenina atrapada en un mundo que la ignora.

AUNQUE PENSÁNDOLO BIEN, LA CULPA ES DE CRISTÓBAL COLÓN

Por Juan Carlos Araujo (@jcaraujob)

“Los sueños deberían quemarse después de los 30.”

En medio de la plaza más importante de Madrid, una mujer está sentada en el suelo, ya no camina, optando mejor por contemplar la muy real posibilidad de quitarse la vida. La gente no para su andar, ni siquiera voltea a verla. Todos están demasiado ocupados con sus compras, con su falsa felicidad, más interesados en una cena de Navidad que en una vida humana. Por la mente de la mujer los recuerdos y pensamientos se aglutinan. Abandono, violencia, pérdida y Mickey Mouse ocupan su reflexión mientras es consciente de que su juventud se ha acabado. Es momento de tomar acción, de dejar este plano terrenal, aun cuando su ascensión será más cercana a la de una virgen que a la de una suicida.

“¡Para que sepas lo que es tener que cagar y no tener papel de baño!”

La desesperación ante una vida que pareciera carecer de sentido, la respuesta a un mundo violento, a una historia familiar plagada de abandonos y pérdidas, a una sociedad más interesada en el consumismo que en la persona que se encuentra a lado, a una juventud perdida y desperdiciada, a toda una serie de factores sociales corruptos, degradados y agresivos llevan a la creadora escénica Ana Lucía Ramírez a volcar todo su sentir dentro de la obra “Aunque Pensándolo Bien, la Culpa es de Cristóbal Colón”. Esta pieza de arte performático y multidisciplinario, que atraviesa y trasgrede distintos lenguajes escénicos desde lo femenino, se enfoca en descargar toda una serie de estímulos sensoriales en una dramaturgia que, aun cuando carece de una línea narrativa lineal, claramente tiene un arco dramático poderoso, contundente y claro, en una historia que podrá estar fragmentada, pero que habla desde una fragilidad honesta con la que todo espectador podrá comulgar ya que accede a lo humanamente universal.




“No sé porque siempre tengo que aclarar mis adopciones.”

Una mujer, abandonada de niña y más adelante adoptada, reflexiona sobre toda su existencia en medio de la Puerta del Sol en Madrid el día de Navidad. Llegó a este país vanamente en busca de una vida mejor, abandonando todo lo que en su país natal le hirió. Desde una bolsa Zara robada hasta violencias en manos de masculinidades tóxicas, ya sea lidiando, y curiosamente admirando, la muerte de un familiar querido o tratando de entender la indiferencia consumista que devora a este lado del mundo, pensamientos múltiples la asaltan hasta llegar a la iluminación, hasta ser una fuerza femenina digna de veneración, producto de cada aspecto que ha construido su existencia. Lejos de victimizarse o de desarrollar toda una perorata de quejas y denuncias a través de viñetas, recurso por demás utilizado en la escena mexicana contemporánea, el logro que se percibe en la dramaturgia y concepción escénica que Ana Lucía Ramírez construye en “Aunque Pensándolo Bien, la Culpa es de Cristóbal Colón” radica en la meticulosa trayectoria dramática que la artista ensambla hasta culminar en una escena final que inspira, confronta y vulnera desde la espiritualidad. Es en este delicado ensamblaje que Ramírez demuestra su cabal entendimiento de cómo manipular y balancear una multiplicidad de lenguajes performáticos para llevar a cabo su denuncia, sin olvidar en ningún momento al espectador que se ha convertido en testigo de un exorcismo emocional.

“Tuve un orgasmo con un extraño que se tomó la molestia de verme a los ojos.”

Al centro del espacio se encuentra un andamio desde donde Ana Lucía Ramírez expresa sus pensamientos parada en la parte más alta. Sobre una manta blanca se proyecta la portada de una revista, misma que es intervenida en tiempo real para crear un collage con flores, una pistola y arroz, entre otros elementos. Del lado derecho, sentada en un trono y usando una máscara de luchadora, Gabriela Moncayo toca la guitarra eléctrica para reflejar la ira, dolor o fuerza de los personajes en escena. Durante una escena, el escenario se convierte en una faena taurina donde el toro es un carrito de supermercado con una actriz portando cuernos encima. Hacia el final del montaje, el andamio que ha permanecido vacío se empieza a llenar de elementos, unas escaleras se ponen al frente y se les cubre con una alfombra roja, se van colocando elementos como pelucas, máscaras, muñecas, posters y cortinas de papel metálico para resignificar por completo el andamio y volverlo un espacio sacro de veneración. “Aunque Pensándolo Bien, la Culpa es de Cristóbal Colón” es una maquinaria que de primera instancia se podría percibir como caótica, una provocación sobre el espectador de quien se le demanda su atención en todo momento para que sea capaz de llegar a un lugar donde los símbolos sean asequibles. Esto es cierto sin duda, más esto se debe percibir como una fortaleza dado que el equipo de creativos construye un aparato escénico visualmente arrebatador, que intensifica y da mayor sentido a la dramaturgia, ya sea desde el mero uso de proyecciones, hasta crear un concierto de rock al son de la Mariachi Loca, o de la presencia de una botarga de Mickey Mouse bailando por el espacio. Se destaca el trabajo de iluminación y escenografía de Sergio López Vigueras, así como el de vestuario, maquillaje y peinados por parte de Lissete Barrios para solidificar la visión de la obra.




“Soy la loba que sobrevivió la matanza de su estirpe.”

Ana Lucía Ramírez saca una serie de muñecas de una bolsa negra de plástico. A cada una de ellas le arranca la cabeza y las avienta al suelo. Esas mismas cabezas serán pelotas con las que se practique golf más adelante. La rabia con que Ramírez descabeza juguetes cimentados en el heteropatriarcado es igual de real que la desesperanza con que se confiesa invisible ante la indiferencia de los demás. Su reacción ante una perturbadora noticia, recibida más con alegría que con tristeza, da paso a un estado de contemplación que la elevan hasta el estatus de santidad, todo esto con igual veracidad. Actoralmente, “Aunque Pensándolo Bien, la Culpa es de Cristóbal Colón” es implacable en su nivel de veracidad, una que igualmente construye un personaje y ficción desde lo real y no la pretensión emocional. Esto es gracias a la entrega absoluta de Ramírez a la cabeza de un elenco completado por Karina Meneses, Mariel Triana, Nahomy Rodríguez, Leonora Juárez y Gabriela Moncayo, todes elles comprometidas cabalmente al proyecto, hecho que se detecta en la evidente pasión que inyectan a cada una de sus participaciones.

“¿Cuántas semanas pasarán sin que nadie me mire?”

La guerra de las mujeres en contra de un sistema que las ha violentado, invisibilizado, acallado y, lamentablemente, matado, ha encontrado una fuerte trinchera y campo de batalla en el teatro. Sobre los escenarios las artistas han denunciado, cuestionado y confrontado a una sociedad que durante siglos ha permitido tal cantidad de vejaciones. En los últimos años he sido testigo de muchas de estas puestas en escena de mujeres más que dispuestas a alzar la voz y cambiar el discurso, muchas de ellas con grandes resultados, otras cayendo en lo aleccionador, panfletario y discursivo. Me atrevo a decir, sin temor a equivocarme, que dentro de esta línea creativa “Aunque Pensándolo Bien, la Culpa es de Cristóbal Colón” es uno de los trabajo más honestos y contundentes del cual he tenido el honor de presenciar y aplaudir. Esta pieza performática es un asalto sensorial con propuesta, que busca abrir debates, cambiar paradigmas y, al final, llevarnos al entendimiento de que esa persona a quien ignoramos tiene una historia, un dolor, es un ser humano.

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DATOS GENERALES

(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)

OBRA: Aunque Pensándolo Bien, la Culpa es de Cristóbal Colón

DRAMATURGIA Y DIRECCIÓN: Ana Lucía Ramírez

ELENCO: Karina Meneses, Mariel Triana, Nahomi Rodríguez Roldán, Leonora Juárez y Ana Lucía Ramírez.

MÚSICA EN VIVO: Gabriela Moncayo

DÓNDE: Teatro El Galeón Abraham Oceransky, dentro del Centro Cultural del Bosque

DIRECCIÓN: Reforma y Campo Marte, detrás del Auditorio Nacional, Chapultepec.

CUANDO: Jueves y Viernes 20:00, Sábado 19:00 y Domingo 18:00 horas. Hasta el 11 de Agosto 2024.

CUANTO: $150. Aplican descuentos. Boletos en taquilla y en Boletos | AUNQUE PENSÁNDOLO BIEN LA CULPA ES DE CRISTÓBAL COLÓN | Centro Cultural del Bosque (sistemadeboletos.com)

DURACIÓN: 75 minutos sin intermedio.

DATOS DEL TEATRO: Cuenta con estacionamiento.

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Licenciado en Literatura Dramática y Teatro con experiencia de más de veinte años en crítica teatral. Miembro de la Muestra Crítica de la Muestra Nacional de Teatro y Miembro de la Agrupación de Críticos y Periodistas de México.

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