LA CARROZA FÚNEBRE QUE LLAMAMOS MATRIMONIO
Para quienes quieren reírse de la sagrada institución que une a las parejas hasta que la muerte los separe.
LA CARROZA FÚNEBRE QUE LLAMAMOS MATRIMONIO
Por Juan Carlos Araujo (@jcaraujob)
“Las bodas son como pornografía para mujeres.”
La ceremonia fue hermosa, la fiesta todo un éxito. Ella cachó el ramo, él la liga; ella se ilusionó, él lo tomó todo a broma. Ahora, ya en casa y con muchas copas de más, una pareja que ha vivido durante casi tres años juntos en absoluta felicidad se tambalea y está al borde del precipicio por la terquedad de uno, por las ilusiones infantiles de la otra, las férreas convicciones de él, ella con su miedo a perderlo todo. Ambos están mal, los dos tienen absoluta razón.
“¿Hablar de bodas te enfrió?”
El matrimonio tiene diversas definiciones, dependiendo del punto de vista con que se quiera ver. Ya sea como un contrato legal celebrado entre dos personas, una ceremonia religiosa de profundo significado místico, una fiesta enorme donde amigos y familiares se reúnen para festejar el amor que se tienen un par de enamorados o una póliza de seguro para el futuro, el dramaturgo Matt Morrillo explora todas y cada una de ellas en “La Carroza Fúnebre que Llamamos Matrimonio”. Esta ligera y divertida comedia, lejos de criticar esta unión, la explora con lujo de detalle para deleite del espectador quien no para de reír al mismo tiempo que se ve obligado a cuestionar su propia postura con respecto a tan delicado asunto.
“¡Sólo es un cambio de etiquetas!”
Ella desesperadamente se quiere casar y él sencillamente no. Esta premisa de enorme sencillez y de mínimas pretensiones en “La Carroza Fúnebre que Llamamos Matrimonio” consigue una estupenda mancuerna con un sentido del humor fresco e inteligente que permite al espectador sencillamente relajarse y reírse con toda la sarta de ataques y contraataques que lanzan cada una de las partes de esta relación para defender su punto de vista sin que nadie realmente tenga la razón. Aunado a esto, la buena traducción a cargo de Bruno Carrera y Melissa Hallivis consigue transpolar todo el humor presente en la obra a la realidad de nuestra ciudad con éxito, aun cuando se podría prescindir de ciertos chistes tropicalizados que inmediatamente saltan por pertenecer más al mundo del sketch que al de una comedia inteligente como la que están presentando.
“¿Estás comparando el amor con darte de alta en Hacienda?”
Con un claro sentido de lo que se requiere para que una comedia funcione tanto en tono como en ritmo, el director Bruno Carrera consigue mantener las risas en el público de manera sólida y constante durante la mayor parte del primer acto de “La Carroza Fúnebre que Llamamos Matrimonio”. Ya en el segundo, cuando la situación se torna mucha más seria, el montaje lleva una buena transición hacia el terreno melodramático, pero ofreciendo constantes guiños al espectador que le recuerdan que hay que reír. Con esta nueva propuesta, el joven director demuestra tener talento y capacidad para poder llevar un montaje a buen puerto.
“¿Por qué no nos casamos y pretendemos que nunca pasó?”
Para que una comedia de situación funcione, sobre todo en el espinoso terreno del amor y la pareja, se requiere que la dupla sea no sólo graciosa, sino que además tenga una buena química sobre el escenario. Melissa Hallivis y Javier Oliván convencen al público de que son una pareja muy enamorada pero igualmente disfuncional a tan sólo unos cuantos minutos de comenzada “La Carroza Fúnebre que Llamamos Matrimonio”. Una vez que logran eso, los dos actores se adentran en el corazón de todos los asistentes, volviéndose entrañables y desesperantes al mismo tiempo en la medida en que son inflexibles con sus posturas sobre el matrimonio. Ya sea viendo a Melissa negociando los pormenores de una boda, aventando un zapato por el lugar o arrancando con ira un teléfono, o a Oliván desesperadamente tratando de impedir un intempestivo viaje a Las Vegas o haciendo gala de su verborrea, estos dos encantadores actores le entregan al espectador el maravilloso regalo de la risa antes de invitarlo a reflexionar sobre su propia postura con respecto a tan delicado tema.
“¿Si algún día dejas de amarme, prometes dejarme ir?”
Estoy a unos cuantos meses de casarme y confieso que esta obra me cayó como anillo al dedo. Envuelto en el caos que implica tan magno evento, algo que debería de ser por demás sencillo y romántico y no tan elaborado, sonrío con gusto absolutamente convencido del paso que voy a dar con la persona que amo. Eso sí, sin ningún tipo de connotación religiosa, porque así lo decido yo, pero con paquetitos para la cruda porque así lo quiere él. A la hora de casarse, siempre habrá negociaciones y concesiones que aceptar. El matrimonio es un contrato, un acuerdo legal, una convención social, todo lo que quieran decir y criticar. Lo cierto es que también es uno de los rituales más poderosos que el ser humano ha creado para celebrar el sentimiento más puro y bello que el universo nos ha regalado: el amor.
Búscanos en Facebook, Swarm e Instagram como Entretenia
[AFG_gallery id=’143′]
DATOS GENERALES
(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)
OBRA: “La Carroza Fúnebre que Llamamos Matrimonio”
DRAMATURGIA: Matt Morrillo
DIRECCIÓN: Bruno Carrera
ACTÚAN: Melissa Hallivis y Javier Oliván.
DÓNDE: Sala Marlowe
DIRECCIÓN: Juan Escutia 126, Colonia Condesa.
CUANDO: Jueves 20:30 hrs. Hasta el 30 de Julio.
COSTO: $150 entrada general. Boletos en taquilla.
DURACIÓN: 70 minutos con un breve intermedio.
DATOS DEL TEATRO: No cuenta con estacionamiento o valet parking.