La 44 Muestra Nacional de Teatro, entre azules y destellos

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Abigail Sánchez Cué*

Dejarse habitar por el espacio insular que supone La Paz, Baja California Sur, es atreverse a detener el tiempo, más aún si lo que convoca viajar a ese territorio es la Muestra Nacional de Teatro 2024.

Gracias al esfuerzo titánico realizado por la Coordinación Nacional de Teatro y el Gobierno del Estado de Baja California Sur, a través del Instituto Sudcaliforniano de Cultura, del 7 al 16 de noviembre fuimos testigos de un mirar la escena con ojos marinos y desérticos. Y es que la geografía que nos convocó a esta Muestra Nacional sorprendió a creadores y asistentes con una magia del paisaje que abrazó cada uno de los días del encuentro.

Si pienso en una palabra para describir estos últimos 10 días de Teatro es diversidad,  que  hallamos no sólo en las propuestas de los múltiples creadores y creadoras del país, sino también en la de los ojos que las miraron. Hubo un especial énfasis en escuchar a los jóvenes con sus alegatos de TRANSformación y TRANSdisciplinariedad. Somos diversidad y el Teatro es el foro perfecto para recordarlo.

La Muestra Nacional de Teatro de este año, fue algo mucho más que la exposición de los distintos trabajos seleccionados de todo México. Gracias a los ojos de una Dirección Artística que minuciosamente escogió las obras para proponer una curaduría que desde el punto de vista de varias y varios, parecía particularmente interesada en reflexionar sobre lo que nos atraviesa, lo que nos mueve y lo que nos duele. ¿Pero qué más fue la Muestra? Como lo planteaba anteriormente, me atrevo a responder que la Muestra fue un detonador creativo de relaciones, intercambios y mucho baile. Una oportunidad para mirar la fuerza del quehacer teatral para conocer y reconocerse en las y los otros.

La Paz, en honor a su nombre, fungió como  un espacio de descanso frente a un mundo agitado, violento y apresurado, que nos permitió asistir a una convivencia de profunda sensibilización y conexión con el entorno. El grupo conformado por los Jóvenes a la Muestra, los creadores invitados y el equipo a cargo de la organización, tanto de Ciudad de México como de casa, hicieron de la Muestra un espacio grato, atípico y lleno de magia, al que todas y todes quisiéramos volver una y otra vez. Acompañó también este creativo mirar el grupo conformado por la Muestra Crítica, cuyos textos esperábamos ansiosamente al terminar cada jornada.

Los lenguajes teatrales, en su basta complejidad, se hicieron presentes con obras que exploraban diferentes formatos, espacios y temas. Hubo teatro en la playa, en una alberca, en el malecón y en los parques; se re habitaron teatros de la ciudad y también se adaptaron diversos espacios no teatrales, lo cual fue un reto tanto para creadores como organizadores pero a la vez fue una provocación para la acción.

Además del traslado a distintos espacios para constatar la creación escénica nacional, la Muestra nos regaló  de lugares de intercambio, reflexión y generación de conocimiento como el ERI (Encuentro de Reflexión e Intercambio) y la Feria del Libro Teatral que se sumó a las actividades de la Feria del Libro de La Paz, 2024.

Y es que así, sin más, entre azules y destellos la 44 Muestra Nacional de Teatro en La Paz, Baja California Sur, nos regaló postales inolvidables que nos hicieron revivir la pasión y el amor por el teatro y la familia en que nos convierte. Nos obligó a mirar y agradecer con el mar de fondo la oportunidad invaluable de compartir ese territorio creativo y plantar semillas teatrales que buscan seguir abonando a reforestar un mundo, que al grito de los jóvenes, busca liberarse y volverse más crítico. Pensar con el corazón y permitir que los sentidos se vuelvan puro teatro.

*Co-directora de la obra seleccionada Ahí nos vemos

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