HAMLET (O EL JARDÍN DE LAS SUSPICACIAS)
Para quienes quieren ver una escalofriante y sórdida versión de la máxima obra de Shakespeare.
HAMLET (O EL JARDÍN DE LAS SUSPICACIAS)
“Anoche soñé con mi padre. Es raro porque en esta familia él siempre ha estado ausente.”Ser o no ser. La gran frase escrita por William Shakespeare para su obra cumbre, “Hamlet”, ha sido escuchada, en algún momento de su vida, por toda persona con un mínimo de cultura. Podríamos incluso llegar a decir que cuando uno escucha tan popularizada frase, de inmediato se vienen a la mente imágenes y escenas que se han llegado a asociar con la misma. Es por ello que cuando uno se encuentra con una reinterpretación de tan clásica obra, uno espera ver el cómo la universalidad de las situaciones se mantiene constante, aunque las circunstancias sean otras.
“Cuántos recuerdos viejos… hacen más triste mi soledad.”¿Acaso nunca dejaremos de escribir sobre el bardo inglés? La historia del príncipe de Dinamarca, quien finge locura para poder vengar la muerte de su padre al desenmascarar a su tío Claudio, el ahora rey, y a su madre Gertrudis como los asesinos, logra entrelazar temas que jamás perderán vigencia: locura, incertidumbre, adulterio, traición, sexo, pasión, asesinato y confabulación. Claro que cuando dejamos la realeza europea detrás y nos encontramos con el hijo de un jefe de un cartel, quien ha sido sicario porque así le tocó ser, la historia inmortal cobra nuevas dimensiones y alcanza a tocar fibras muy dolorosas en un público mexicano por encontrarse tan cerca de la realidad.
“Era a quién yo adoraba, y sin embargo me abandonó.”“Hamlet (o el Jardín de las Suspicacias)”, venturosa adaptación de Carlos Valencia, se origina a partir de la ya muy conocida anécdota, para imprimirle nuevos tintes de crudeza al mostrar la podredumbre humana tanto en las relaciones familiares como en uno de los mayores problemas que aqueja a este país.
La acción se lleva a cabo en una pasarela situada en medio de los espectadores. De cada extremo penden retratos, un hombre y una mujer, y debajo de ellos asientos, tronos, desde donde los únicos dos actores de la obra nos llevan a seguir el desarrollo de tan fascinante historia: la relación amor-odio que Hamlet tiene con Ofelia, su amante, para posteriormente centrarnos en la tortuosa y muchas veces desgarradora confrontación entre madre e hijo.
“Esta no es una obra que todo mundo pueda entender.”Aún cuando Shakespeare escribió una tragedia con más de una docena de personajes; Valencia ha escogido centrarse en tan sólo tres: Hamlet, Gertrudis y Ofelia, el amor de Hamlet. Muy al estilo de la tragedia griega “Edipo”, la catarsis de “Hamlet (o el Jardín de las Suspicacias)” recae en la relación entre madre e hijo, Gertrudis y Hamlet.
“Les pido ver, oír y callar; sobre todo callar si no tienen nada digno qué decir.”El público es testigo de una lucha de la que pocas veces se sale victorioso: la lucha del deber ser por encima del querer. Tratar de entender el por qué de las decisiones y acciones de quien se supone está para protegernos contra cualquier situación, procurándonos cariño, amor y ternura. Esa lucha entre madre e hijo, donde las frases de odio por la muerte arrebatada del padre, las dudas, el querer entender para disminuir el tormento que Hamlet padece y no hay manera de esconder.
“Al fin que en este mundo nada es eterno.”Los recursos escenográficos parecieran básicos, más el montaje a cargo de Ignacio Escárcega nos va cautivando, para darle redondez al espectáculo con una visión de una realidad tan mexicana como lo más actual y de moda, pero a su vez aterradora, cruda y real. Trampas ubicadas a lo largo de la pasarela, sirven para ocultar elementos que nos envuelven en la historia, literalmente se abren compuertas de donde sale la locura, se instalan las sospechas y se esconde el desenlace.
El doble papel que Margarita Lozano interpreta nos brinda a una Ofelia sensual, voluptuosa que embriaga los sentidos de Hamlet, y a una Gertrudis herida, angustiada por las humillaciones y situaciones que ha tenido que vivir como los abusos y usos sexuales por parte del padre de Hamlet, a quien su hijo lo tiene en un altar de veneración completa. ¡La lucha eterna entre el bien y el mal, entre la razón y la locura!
Por su parte, Carlos Valencia impone físicamente en el escenario e histriónicamente nos lleva de la mano por sus angustias y dudas como Hamlet, quien se debate entre creer las palabras de su madre adúltera o vengar la muerte de un padre glorificado.
“Hamlet (o el Jardín de las Suspicacias)” resulta una excelente adaptación, por lo arriesgado y delirante en su versión libre sobre una obra escrita en otro tiempo y haciendo referencia a un distinto pais.
“Prometo hacer todos los esfuerzos para no matarte como te lo mereces.»“Hamlet (o el jardín de las suspicacias)” es un grito a un México desgarrado, podrido y corrupto, donde la venganza no distingue entre madres e hijos. Una adaptación arriesgada y delirante que podría no ser una historia inventada, sino tomada de las noticias, por lo que aterra pensar que cualquier persona puede llegar a las mismas circunstancias que estos personajes. Esta es precisamente la magia de la universalidad de las obras de Shakespeare.
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