HAMBRE VIEJA
Para quienes desean escuchar una lectura dramatizada donde la edad no está peleada con la pasión.
HAMBRE VIEJA
“Nuestra cama está vacía.”
Él, un hombre un que en sus tiempos de juventud fuera un héroe capaz de enfrentar la tiranía de Felipe II, hoy lo que más anhela es un poco de paz y tranquilidad en el invierno de su existencia. Ella, su esposa, a pesar de ya contar más de 70 vueltas al sol en su haber, no está de ninguna manera lista para entregarse a la vejez, aún anhela la pasión adolescente que alguna vez los quemaba y devoraba. El enemigo ha vuelto, clama justicia y busca recuperar sus glorias perdidas. Este tercero en discordia será el inicio de una agridulce tragedia.
“¡Compórtate como setentona!”
La vejez, vista desde la óptica de tres personajes histórico-ficticios provenientes del medioevo flamenco, es la base sobre la que el dramaturgo y poeta holandés Peer Wittenbols desarrolla “Hambre Vieja”. Esta entrañable, conmovedora, incluso humorística, pero a la vez trágica obra aborda tópicos tan complejos como el deseo y la pasión, la necesidad de redención, la búsqueda de la tranquilidad y el cansancio de vivir desde la perspectiva de la senectud. El resultado es una potente conversación entre tres ancianos, entre escenario y espectador, que cuestiona el por qué llegada cierta edad pareciera que la única alternativa de vida es sentarse plácidamente a esperar la muerte cuando se podría seguir viviendo con toda plenitud, con el deseo más vivo que nunca, con las mismas emociones exacerbadas de la juventud.
“Tienes 18, pero en mi recuerdo.”
Felipe II, tras haber sido vencido años atrás por el ahora muy anciano Ulenspiegel, ha regresado para retar a duelo a su contrincante de antaño. Tras la negativa de pelear de este último, Felipe II regresa a su palacio, más no con las manos vacías, vuelve con Nele quien ha decidido abandonar a su esposo por el más vigoroso combatiente. Resulta fascinante la manera en que “Hambre Vieja”, con la pertinente traducción de Ronald Brouwer, aborda el tema de la edad desde varias aristas. Wittenbols no busca ser aleccionador o discursivo, sus planteamientos son realizados con mayor fineza y con verdaderos cuestionamientos. De tal forma, el deseo de Nele no se termina de dilucidar si es realmente carnal o más bien una necesidad de recapturar una juventud perdida, si la insistencia por luchar de Felipe proviene de un rendir cuentas o de cerrar círculos antes de perecer, si el deseo de paz de Ulenspiegel necesariamente anula el amor que siente.
“El hombre llega sin dientes y se va sin dientes.”
La Compañía Nacional de Teatro, encabezada por Enrique Singer, decide aprovechar a parte de su elenco más experimentado, uno con más de 60 y 70 años de experiencia escénica, para el montaje de “Hambre Vieja”. La decisión de esto da como resultado que se realice una lectura dramatizada en favor de un montaje tradicional. Dado que Farnesio de Bernal, quien da vida a Ulenspiegel, tiene en este momento 92 años de edad, por poner un ejemplo del elenco que conforma la puesta, la decisión de la lectura es correcta y pertinente. Gracias a la dirección de Ricardo Rodríguez, el espectador es invitado a escuchar, imaginar y deleitarse con los resultados. Un piano donde el coro, interpretado por Cecilia Ramírez Romo, musicaliza ciertas escenas, una maquina de viento que realmente no aporta lo suficiente en equilibrio con el peso de su presencia sobre el escenario, una guitarra y un pañuelo rojo que logra uno de los momentos más memorables del montaje son algunos de los pocos elementos que Rodríguez utiliza para vestir la experiencia escénica, una que realmente sólo necesita de las muy experimentadas voces que la conforman.
“Un héroe hermoso se merece un hermoso rival.”
Nele está indignada pues a sus más de setenta años su marido ya no la encuentra atractiva. Él, con cierto cinismo, declara sin el menor empacho que no está obligado a ver belleza en su esposa. Más adelante, ante las lisonjas que recibe del galante Felipe II, la joven de espíritu Nele decide prestar oídos al enemigo y seguirlo en su camino. La más poderosa e indiscutible razón para acudir a ver «Hambre Vieja» se encuentra en el sólido elenco que conforma la puesta, uno con décadas y décadas de experiencia sobre el escenario. Farnesio de Bernal, Ana Ofelia Murguía y Gastón Melo demuestran con creces que la experiencia que sólo se puede adquirir con la edad es uno de los factores más importantes para imprimir verdad y peso sobre un personaje. Un deleite sin duda digno de ovacionar.
“Una sola cosa puedes hacer por mí: respirar.”
Mi madre tiene 75 años. Muy lejos están los estereotipos de lo que debería estar haciendo a su edad. Trabaja aún, más por gusto que por necesidad pues hace años ya que se podría haber retirado. Igualmente no se dedica en cuerpo y alma a ser abuela, le interesa aún aprender muchas cosas y siempre está en una constante lucha por no ceder ante los achaques propios de su edad.. El concepto de vejez ha cambiado, mutado con los avances en la medicina, con nuestra percepción de lo que implica la tercera edad. Yo espero con todas mis ansias que cuando llegue a la edad de mi amada Goya, si es que llego, tenga la mitad de la vitalidad que ella goza todos los días.
DATOS GENERALES
(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)
OBRA: “Hambre Vieja”
DRAMATURGIA: Peer Wittenbols
DIRECCIÓN: Ricardo Rodríguez
ACTUAN: Farnesio de Bernal, Ana Ofelia Murguía, Gastón Melo y Cecilia Ramírez Romo.
DÓNDE: Sala Héctor Mendoza
DIRECCIÓN: Francisco Sosa 159, Colonia Barrio de Santa Catarina, Coyoacán.
CUÁNDO: Martes 20:00.
COSTO: Entrada libre. Boletos bajo reservación al correo públicos.cnteatro@inba.gob.mx
DURACIÓN: 90 minutos sin intermedio.
DATOS DEL TEATRO: No cuenta con estacionamiento o valet parking.