Para quienes desean degustar el exquisito, perverso e intoxicante sabor de la venganza.

ÉXTASIS MEDEA

“Vienes a destruirme.”

La que ayer fue reina, hoy lleva su legado en la maleta. Desterrada, dejando a sus hijos detrás, pero con la mirada encendida por una ira que le consume, Medea habrá de hacer una última visita antes de partir. Frente a frente con quien ocupará su lugar en el lecho real, portando un regalo en las manos, y con una sonrisa congelada que deja entrever la ferocidad de su ser, la mujer a quien la historia injustamente tachó de filicida seducirá a su enemiga, la hará entrar en una falsa sororidad, antes de envolverla en la flamígera capa de su venganza.

“Tú y yo estamos en el mismo hilo.”

La deconstrucción de las tragedias griegas en busca de desmitificarlas, específicamente de la figura de cuatro heroínas, es una de las bases sobre las que la dramaturga y directora Ximena Escalante construye su proyecto Éxtasis, del cual se desprende la primera obra “Éxtasis Medea”. A partir de la premisa de que Medea no mató a sus hijos antes de su destierro, pero sí es culpable de asesinatos en busca de la incomparable satisfacción que trae la venganza, la autora plantea un encuentro final entre el personaje titular y la futura reina Creúsa, la nueva amante de Jason. En esta reunión ambas mujeres tendrán oportunidad de exponer sus realidades desde lo profundamente femenino, lo feral en cada una de ellas, lo erótico y fúrico, dando paso a una ilusoria unión entre enemigas, una que no podría terminar de otra manera más que con sangre.

“Lo que me da inseguridad es tu hambre de venganza.”

Medea llega a la morada de Creúsa con una maleta en la mano y un regalo en la otra. La futura monarca desconfía profundamente de quien antes fuera la esposa de Jason, y se niega a recibir el tan bellamente envuelto presente. La platica comienza. Medea provoca, juega con su presa, pero al mismo tiempo abre su corazón sobre la maternidad, sobre el hecho de ser dos mujeres unidas por la misma cama, iniciando así una seducción que la llevará a literalmente hincarle el diente a su contrincante. Creúsa no es una mera víctima. Ella también revela sus propias debilidades y anhelos, encuentra paralelismos entre princesa y demonio, siendo en esta historia ella quien cae en el error trágico al no poder evitar en la tentación de enredarse con la capa de Hécuba y así ser acercarse a lo que es ser una diosa. A partir de un evidente entendimiento y precisa creación de personajes, Ximena Escalante entrega en “Éxtasis Medea” un perverso juego de seducción en el que las dos protagonistas se seducen, revelan, y hermanan, jamás olvidando sus objetivos primarios, ni contra quién se enfrentan. El resultado es una revisión completa a los planteamientos establecidos en la tragedia inmortalizada por Eurípides, manteniendo el misticismo de Medea, y su insaciable necesidad de venganza, e igualmente volviendo a Creúsa en un personaje tridimensional con sus propias complejidades, dolencias y anhelos.

“El mal necesita tiempo para ejecutarse.”

El espacio de encuentro es onírico. El piso del lugar refleja el mundo encima de él, en la pared una proyección de humo se transforma en olas, sugiere un espacio donde habitan las mentes de estas dos mujeres. Medea, vestida con un vestido de piel carmín oscuro, y con un maquillaje oscura que le endurece por completo sus facciones, tiene las manos enrojecidas y sus dedos negros, otras partes ocultas en ellas comparten el mismo color. Creúsa porta un vestido casi transparente que a momentos descubre accidentalmente partes de ella, y se presenta como una criatura casi etérea capaz de obtener placer mientras pone un cuchillo contra la piel de quien la odia. Durante un enfrentamiento entre ambas, se inicia una coreografía en la que la hechicería y el erotismo se hacen presentes, mientras que el sonido de las ánimas que Medea conjura se escucha por todo el espacio. La escenificación de “Éxtasis Medea” se beneficia, en parte, por un equipo creativo capaz de llevar la visión de Escalante a buen puerto. El movimiento coreográfico a cargo de Itzhel Razo crea imágenes sugerentes y potentes, el diseño sonoro a cargo de Mauricio García Lozano, Benny Ibarra y Nadia Cuevas adentran al espectador en la atmósfera mística de la obra, y el maquillaje que presenta Maricela Estrada acentúa con precisión el estado que habitan emocionalmente las mujeres. Sin embargo, el visualmente hermoso y estéticamente potente vestuario a cargo de Eloise Jazan debe ser más cuidadoso para proteger específicamente al cuerpo de la actriz a cargo de Creúsa para que en el momento en que el personaje decide despojarse de todo para entregarse a Hécuba sea el primer instante en que el público tenga un atisbo de lo que su vestido cubre. Por otro lado, el espacio escénico y el video a cargo de Víctor Zapatero es sugerente, sin duda, crea un universo contenido, pero la omnipresencia en la proyección se percibe como invasiva a lo que es realmente una propuesta íntima que no se beneficia de parafernalia escénica.

“Esto no es una encrucijada, es una capa.”

Desde el primer momento en que las dos mujeres se ven a los ojos se revela el estado mental de cada una de ellas. Medea, desencajada por sus circunstancias, está al borde de sus emociones, una locura llena de odio se revela en su mirada y en una sonrisa congelada que bien podría pertenecer a la más violenta de las fieras revelando sus mortales fauces. Por su parte, Creúsa se muestra altiva como la princesa que es, pero en sus manos se deja entrever el miedo que le tiene a su rival, sentimiento que irá siendo controlado mientras que ella se permite tomar las armas en sus propias manos para aniquilar a la hechicera. A medida que las mujeres hablan, se seducen, se odian, e incluso se asoman al interior de sus mentes, ambas dejarán más que en claro sus verdaderas intenciones contra la otra. El cerebro y alma de “Éxtasis Medea” se encuentran en texto y puesta en escena. Sin embargo, sus vísceras se hallan en las actuaciones de Carolina Politi y Ximena González Rubio en los papeles de Medea y Creúsa, respectivamente. Por un lado, Politi construye a una mujer al límite, desencajada en todo su cuerpo, pero buscando mantenerse bajo control y así poder ganarse la confianza de Creúsa para llevar a cabo su violenta venganza. Por el otro, González Rubio presenta a una aparentemente temerosa y frágil mujer que en el interior guarda una rabia que podría compararse con la de la recién desterrada. En este duelo actoral entre ambas, uno en el que se retarán con la mirada, se abrazarán con cariño mientras que planean su siguiente paso para acabar la otra, en el que comparten un inocente pastel, que las dos actrices demuestran sus capacidades histriónicas a manos llenas.

“Quiero sentir las manos de una diosa en mi piel.”

Una mujer orillada por el mundo entero al más atroz de los crímenes, el asesinato de sus propios hijos, es salvada por los dioses en el mito creado por Eurípides. Bajo la pluma de Ximena Escalante, Medea ahora es redimida, no de derramar sangre, sólo de cometer filicidio, más aún siendo perfectamente capaz de la más atroz de las venganzas. La dramaturga ha prometido tres entregas más de su proyecto Éxtasis. Basándome en su Medea, la expectativa que se crea es alta, esperando así en un futuro escenario una nueva visión de Antígona, Clitemnestra, o la figura mitológica griega femenina que Escalante decida ser digna recipiente de una nueva leyenda.

DATOS GENERALES

(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)

OBRA: Éxtasis Medea

DRAMATURGIA Y DIRECCIÓN: Ximena Escalante

ELENCO: Carolina Politi y Ximena González Rubio.

DÓNDE: Foro Lucerna

DIRECCIÓN: Lucerna 64, Colonia Juárez.

CUÁNDO: Viernes 20:30, Sábado 19:00, Domingo 18:00 horas. Hasta el 10 de Septiembre 2023.

COSTO: $250. Disponibles en taquilla y Boletos para Éxtasis Medea | Detalle de fechas para Más Teatro y Culturales | Ticketmaster MX

DURACIÓN: 85minutos sin intermedio.

DATOS DEL TEATRO: Cuenta con valet parking.