EQUUS

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Para quienes quieren aplaudir el drama psicológico cumbre de Peter Schaffer donde lo ritual ciega la mirada.

EQUUS

Por Juan Carlos Araujo
Fotografías: Cortesía de la Producción

“Dentro de todo este sinsentido, no dejo de pensar en el caballo.”

Alan Strang, un muchacho de apenas 17 años, tomó una noche un gancho de metal y cegó a seis caballos. La explicación a este aberrante acto de violencia contra tan nobles animales se encierra en una mente neblinosa plagada de canciones para comerciales, atormentada por un calvario de imágenes religiosas, seducida por el aroma a sudor equino luego de haber sobrevivido a la ley del heno. Será misión del atormentado Dr. Martin Dysart encontrar la verdad, aun si el costo de salvar a Alan sea el de arrebatarle la pasión a un joven para que, sin una sonrisa, pueda volver a ser normal.

“Es el caso más espantoso que me ha tocado.”

Inspirado por hechos reales, el reconocido dramaturgo inglés Peter Shaffer escribió en 1973 “Equus”. Este drama psicológico, ganador del premio Tony a mejor obra en 1975 y profundamente actual a más de 50 años de haber sido escrita, está construido a partir de un bestial acto de violencia a manos de un joven, pero causado por toda una serie de elementos que involucran la disfunción familiar, el despertar sexual y la deformación de perceptos religiosos para crear toda una nueva teología en una mente frágil. A esta potente premisa se le suma la compleja psicología del doctor asignado al caso, un hombre con una crisis de identidad profesional que lo llevará a relacionarse con su paciente de una manera mucho más profunda. El resultado es una obra maestra que ha sido montada con éxito por todo el mundo, incluyendo varias puestas en México desde que se estrenó en 1976 estelarizada por Jaime Garza (QEPD) en un rol que hasta la fecha se recuerda por su potencia.




“¿Cuál es tu primer recuerdo de un caballo?”

Luego de mucha resistencia, Alan comienza a comunicarse con el Dr. Dysart. A través de una grabadora, de hipnosis e incluso un supuesto suero de la verdad, el joven va bajando sus defensas y revela toda una gama de secretos, incluyendo la primera vez que montó a un caballo y lo que ello despertó en su interior, un desafortunado encuentro con su padre durante una primera cita, y hasta la ideación de toda una teología equina que culminó en el surgimiento de un nuevo dios omnipresente que habita en los establos. Todas estas revelaciones van generando en el psicólogo tratante una crisis que lo llevará a reevaluar tanto su infeliz presente como su futuro profesional.

“El demonio no se crea por lo que dice mami y papi.”

Más allá de una anécdota que se podría calificar como un thriller hábilmente construido a partir de toda una serie de revelaciones cada vez más sorprendentes, “Equus” es una verdadera clase maestra en la creación tanto de personajes como de tensión dramática a partir de un entendimiento de la psique humana. Es en complejizar no sólo al paciente, sino al doctor mismo, que Shaffer abre una conversación en torno a la perenne insatisfacción que pareciera agobiar a personas que en apariencia se presentan como normales. Asimismo, la obra abre discusiones en torno a la sexualidad y la religión, a la sensualidad que se esconde en lo sagrado, mientras que ofrece una dura mirada al daño que el fervor religioso puede causar. Todos estos elementos se suman en un texto que era y sigue siendo pertinente, más en un 2025 en el que el conservadurismo pareciera estar recobrando nuevos bríos.




“Dijiste que en la playa el caballo te habló.”

El escenario está dominado por una máscara de madera que representa la cabeza de un caballo, una deidad ante la que Alan Strang se hinca dando la espalda al público mientras que esta se ilumina como si estuviera en un altar. Seis velas negras representan los seis animales mutilados, sus llamas se apaga a medida que el joven ataca. Ante la mirada sorprendida del Dr. Dysart, Alan recrea en su mente su primera experiencia equina, el joven y un jinete sobre una mesa imitando el ir y venir del cabalgar mientras que en vivo se toca una música que remite a lo ritual y recrea el galopar del animal. Cada una de estas escenas, realistas u oníricas, en una oficina de un hospital o en una pradera donde un chico confundido y desnudo anda a caballo a la mitad de la noche se realizan con sobriedad, entre sombras que evocan la gravedad del asunto o cuán sagradas son, todo con vestuarios que remiten al mundo de las caballerizas.

“¿Puedes pensar en algo peor que quitarle a alguien su adoración?”

La dirección de Miguel Septién sobre “Equus” consigue acentuar el aura ritualista inherente en el texto a través de una semiótica que combina lo equino con lo ecuestre, lo sacro con lo místico, lo cerebral con lo anímico. La escenografía e iluminación de Félix Arroyo apuesta por la oscuridad, decisión que fortalece el estado anímico sobre la que operan los personajes, mientras que el diseño de vestuario de Giselle Sandiel remite constantemente al mundo de los caballos que tanto fascina a Alan. Sin embargo, los dos aspectos que destacan dentro de la estética establecida por Septién se encuentran en la composición de Dano Coutiño interpretada en vivo, y que convierte la puesta en escena en un rito que le demanda sacrificios a un chico que ha ideado su propio misticismo, así como la presencia de la gran mascara de caballo a cargo de Ruth Hernández y que es operada con precisión para darle vida, convertirla en una figura amenazante y bella, en un Dios de mirada penetrante. Sin duda, Septién apuesta por un montaje fino, elegante y potente que acentúa la dramaturgia de la mejor manera.




“Por lo menos yo cabalgué, ¿tú cuándo lo has hecho?”

La ira que expresa Alan Strang se contrapone con la mesura con que trata de hablarle el Dr. Dysart, una máscara que esconde en el profesional de la salud a sus propios demonios. Bajo hipnosis o los efectos de un supuesto suero de la verdad, Alan se deja llevar por completo por sus recuerdos, se entrega al éxtasis religioso y erótico que descubrió sobre el lomo de un caballo, es capaz de desnudarse en cuerpo y alma para revelar a un ser roto por sus propias pasiones. Avejentado, agotado y al borde del colapso profesional, el psicólogo no puede evitar el hacer suyo el dolor de Alan, hecho que se enfatiza cuando se entrevista con su supervisora.

“Un médico puede destruir la pasión, pero no puede crearla.”

La demanda actoral que se requiere para dar vida al personaje de Alan en “Equus” es un reto monumental imposible de realizar si no se opera desde una fractura y una vulnerabilidad que provenga desde la entraña misma. Emilio Schoning presenta las múltiples facetas de Strang con palpable realismo, desde su enojo adolescente, hasta su entrega carnal a su malentendida sexualidad y religión, pasando por la fragilidad de un niño que pide ayuda a gritos silenciosos, o el franco terror que le produce la mirada omnipresente de su cruel Dios. A su lado, José María de Tavira consigue encarnar a Martin Dysart en toda su crisis tanto de edad como existencial, con sus frustraciones personales y sus cuestionamientos profesionales. Ambos roles se realizan con el debido tono preciso para estar insertados en un realismo libre de melodrama. Igualmente loables en sus interpretaciones se encuentran Héctor Berzunza y Luz Olvera quienes, entre varios roles, dan vida con precisión al padre de Alan y al interés romántico del chico respectivamente. El elenco se completa con Flor Benitez y Humberto Mont.

“Los dioses no mueren.”

La niñez y la religión, la ciencia y la fe, la sexualidad y la culpa. He tenido la oportunidad de ver “Equus” en múltiples ocasiones en mi vida. Sin embargo, hoy, a mis 51 años, la obra cobra una nueva dimensión, me levanta nuevos cuestionamientos, posiblemente producto del momento en que me encuentro en mi vida, y del pulso social en torno a temas tan escabrosos como es la iglesia católica. El adoctrinamiento de las infancias, la imposición de una ideología para lo cual un niñe no tiene las herramientas de discernimiento para adoptar o rechazar, el enseñarle a un infante historias de sacrificio, sangre y crucifixión, ¿qué impacto pueden tener en una psique impresionable? Muchas preguntas tengo ahora y, de lo que estoy seguro, es que las respuesta no las tiene ninguna religión inventada por el hombre.

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DATOS GENERALES

(Toda la información contenida a continuación proviene de la producción)

OBRA: Equus

DRAMATURGIA: Peter Shaffer

TRADUCCIÓN Y DIRECCIÓN: Miguel Septién

ELENCO: José María de Tavira, Emilio Schoning, Flor Benítez, Héctor Berzunza, Humberto Mont y Luz Olvera

DÓNDE: Teatro Milán

DIRECCIÓN: Lucerna 64 esquina con Milán, Colonia Juárez.

CUÁNDO: Viernes 20:00, Sábado 19:00 y Domingo 17:00 horas. Hasta el 28 de Septiembre 2025.

COSTO: $800 y $600. Boletos en taquilla y Boletos para Equus | Detalle de fechas para Obras de teatro | Ticketmaster MX

DURACIÓN: 160 minutos con un intermedio.

DATOS DEL TEATRO: Cuenta con valet parking.

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Licenciado en Literatura Dramática y Teatro con experiencia de más de veinte años en crítica teatral. Miembro de la Muestra Crítica de la Muestra Nacional de Teatro y Miembro de la Agrupación de Críticos y Periodistas de México.

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